08.05.2013 Views

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Te</strong> <strong>presto</strong> <strong>mi</strong> <strong>Stradivarius</strong><br />

—¿No ves que te estoy siguiendo? Me contestó y yo me reí.<br />

Crucé la calle y apenas ca<strong>mi</strong>né media cuadra, cuando sentí que alguien<br />

ja<strong>de</strong>aba al lado mío:<br />

—¡Caramba, qué ligero ca<strong>mi</strong>nás! —Otra vez el tipo. No le contesté.<br />

—Fijate cuántas cosas que estoy haciendo por causa tuya —me dijo<br />

—Podrías ser más amable con<strong>mi</strong>go.<br />

—Yo en ningún momento <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> ser amable contigo. —me hice la<br />

tonta.<br />

–Vamos, vos entendés lo que te quiero <strong>de</strong>cir —él se dio cuenta.<br />

Llegamos al negocio y entré. Tardé bastante, porque siempre que<br />

voy a comprar alguna cosilla, ter<strong>mi</strong>no comprando un montón <strong>de</strong> otras,<br />

generalmente hasta don<strong>de</strong> me alcanza la plata que llevo.<br />

Pedí una caja para poner la compra y cuando salí, el buen hombre<br />

todavía me estaba esperando, dispuesto a cargar con la caja y todo.<br />

Me puse seria. Le dije que vivía por ahí cerca y que no quería que<br />

me acompañase. El también se puso serio; me dijo que no me quería<br />

causar problemas, pero que creía que bien podía darle una oportunidad<br />

<strong>de</strong> volver a verme, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todos los esfuerzos que había<br />

hecho por mí.<br />

Me pareció justo lo que <strong>de</strong>cía. Había hecho bastantes méritos, pero<br />

caramba, ¿cómo iba a yo a subir en el auto <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sconocido, por<br />

buen mozo que fuese? Eso venía a ser un levante, ¿no? Pero me daba<br />

no sé que mandarlo a pasear, tan amable, pobre, y a<strong>de</strong>más rubio, flaco,<br />

alto y tan prolijo.<br />

Salí <strong>de</strong>l paso como pu<strong>de</strong> y tanto como para no <strong>de</strong>fraudarlo le dije:<br />

—Todos los días tomo el colectivo a la <strong>mi</strong>sma hora.<br />

Me fui apurada. Los chicos me esperaban para comer y a<strong>de</strong>más,<br />

yo tenía hambre.<br />

Al día siguiente, cuando salí <strong>de</strong> la agencia ya me había olvidado totalmente<br />

<strong>de</strong>l tipo. Pero cuando llegué a la esquina, lo recordé <strong>de</strong> golpe.<br />

Allí estaba, esperándome. ¡Qué susto, Dios mío! Y ahora… ¿qué<br />

hago? Traté <strong>de</strong> pensar en algo y como siempre pasa, pensé en cualquier<br />

cosa, menos la que precisaba en ese momento <strong>de</strong> apuro. Me<br />

acordé <strong>de</strong> aquella vez, unos cuatro años antes cuando al cruzar la calle,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>jado a Andrea en el jardín, me había dado<br />

89

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!