Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff
Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff
Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
216<br />
<strong>Gloria</strong> <strong>Gitaroff</strong><br />
Encendí la radio: Do you know where you’re going to? Claro que no sé<br />
dón<strong>de</strong> voy. La última vez que escuché ese tema, estábamos juntos.<br />
Basta, quería pensar en otra cosa. Me concentré en el manejo, pero<br />
no fue suficiente. Subí la radio, cambié el dial, busqué noticias, pero no<br />
las escuché. Venía a mí su voz: hola, que linda sos; te quiero Inés.<br />
Llegué a la agencia. Como era lunes, todavía no había llegado nadie.<br />
Todos se retrasaban los lunes, era humano. Todos menos yo, que<br />
ese día me había más <strong>de</strong>spertado más temprano que el <strong>de</strong>spertador,<br />
me había <strong>de</strong>spertado pensando en Guido y no en que esa no era más<br />
<strong>mi</strong> oficina, ni esos <strong>mi</strong>s compañeros.<br />
Hacía frío, o tal vez era yo la que tenía frío. Pasé al lado <strong>de</strong>l teléfono<br />
y me dije que no. Las rosas, esas que Guido me había regalado, estaban<br />
marchitas por haber estado solas el fin <strong>de</strong> semana, daban pena,<br />
pobres. Habían estado tan solas como yo. Las tiré al canasto y se <strong>de</strong>shicieron<br />
en pétalos antes <strong>de</strong> caer.<br />
Dejé la carta bajo la máquina <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong> Andrés, y me fui con<br />
<strong>mi</strong> florero, <strong>mi</strong>s lapiceras y <strong>mi</strong>s fotos al piso <strong>de</strong> Fornari.<br />
Querido Andrés:<br />
En tantas y tantas cartas como te he escrito, te he dicho todo<br />
lo que significa para mí haberte conocido. Ahora quiero <strong>de</strong>cirte<br />
que presentarme al editor, a modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida, es <strong>de</strong>jarme<br />
tu protección antes <strong>de</strong> irte tan lejos, <strong>de</strong> e<strong>mi</strong>grar para<br />
buscar, por fin, tu ca<strong>mi</strong>no, periodista <strong>de</strong> <strong>mi</strong> alma metido<br />
a publicitario.<br />
<strong>Te</strong> quiero, Andrés, y te quiero bien. Este momento, no lo siento<br />
como una <strong>de</strong>spedida, sino apenas como una circunstancia.<br />
Aunque no tiene explicación, como no tienen los senti<strong>mi</strong>entos,<br />
sé que volveremos a encontrarnos en un cruce <strong>de</strong><br />
ca<strong>mi</strong>nos y, qué cosa, no me imagino que estaré haciendo yo<br />
para ese entonces. Tampoco creo que <strong>mi</strong> ca<strong>mi</strong>no sea éste, el<br />
<strong>de</strong> la publicidad.<br />
¿<strong>Te</strong> fijaste que volvemos a empezar? Sólo que nuestras cartas<br />
ahora tendrán estampillas. ¿<strong>Te</strong> acordás? ¿Andrés Maldonado,<br />
el <strong>de</strong>l diario? ¿Qué hacés aquí, tan famoso?