BOY SCOUTS ALLENDE LOS MARES “MI TOUR ... - The Dump
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El vigilante a caballo de las lindes<br />
Uno de los hombres importantes en un rancho de ovejas en Australia es el vigilante de<br />
las lindes. Tiene que salir diariamente alrededor de las vallas de la granja o hacienda<br />
para comprobar que todo está en orden y que ninguna oveja se pueda escapar.<br />
En un territorio próximo una “extensión” puede consistir entre 10 y 18.000 acres,<br />
mientras que en las zonas apartadas pueden duplicar ese tamaño. Esto por supuesto<br />
significa cientos de millas de vallado. Así que el jinete tiene que recorrer largas<br />
distancias todos los días para que le permita rodearlo todo en una semana.<br />
Es una vida al aire libre muy saludable, y el jinete generalmente porta su arma y unos<br />
pocos galgos mestizos, y se divierte mucho cazando zorros, que son muy perjudiciales<br />
para las ovejas, y atrapando conejos.<br />
Los hombres del atardecer<br />
Algunas veces, también tiene que vérselas con los “hombres del atardecer”. Se trata de<br />
hombres que en Inglaterra llamaríamos vagabundos. Hace algunos años solían ir de una<br />
granja o “estación” a otra en busca de trabajo, y el granjero a menudo se alegraba de<br />
contratarle por unos pocos días, especialmente en periodos de ajetreo tales como el del<br />
esquile de las ovejas, la recogida de la fruta o la cosecha.<br />
En cualquier caso, quisiese los servicios del hombre o no, generalmente le daba comida<br />
y alojamiento durante la noche, porque las distancias son grandes y el hombre había<br />
tenido generalmente un buen día de caminata hasta llegar a la estación. De hecho, les<br />
dieron el nombre de “hombres del atardecer” porque normalmente llegaban a la granja a<br />
la puesta del sol.<br />
Tras un tiempo los haraganes comenzaron a darse cuenta que el ser un hombre del<br />
atardecer era una bonita y sencilla manera de vivir, así que la tomaban sin intención<br />
alguna de realizar ningún trabajo a cambio de su comida. Así que ahora los hombres del<br />
atardecer se han convertido en una plaga para los granjeros.<br />
Muy a menudo habrán una docena o más de estos vagabundos para ser alojados y<br />
alimentados, y nunca menos de dos o tres. Así que en la mayoría de las granjas hay un<br />
cobertizo en el que han puesto ventanas, puertas y suelo, lo que la hace una pequeña<br />
casa bastante confortable.<br />
Una tarde fue enviado a por su capataz ya que un grupo de vagabundos andaban por allí<br />
y le estaban amenazando. Cuando el propietario llegó se encontró a nueve tipos grandes<br />
y corpulentos con uno muy enfadado al frente, así que les preguntó qué pasaba.<br />
El líder decía que la ración que había recibido era de un trozo de cordero y una lata de<br />
harina y le preguntaba al propietario si no le daba vergüenza de darles a los hombres tal<br />
comida. Él y sus compañeros, dijo, esperaban que en una casa como aquella, que tenía<br />
ventanas y puertas, les ofrecerían algo mejor que simple carne y harina, y pensaban que<br />
¡debería añadirse al menos algo de café, azúcar, leche y mantequilla!<br />
Parece de risa que un vago, que no tiene la menor intención de pegar golpe a cambio,<br />
tuviese la cara de pedir eso, pero lo hizo, y consiguieron su comida porque, ya veis, si el<br />
propietario no se la da probablemente se encontraría sus vallas rotas o sus pastos<br />
quemados.<br />
Pero en este caso el propietario tuvo cuidado de quitar las ventanas y las puertas al día<br />
siguiente de la casa de descanso, de modo que los nuevos que llegaran no esperaran<br />
tanto lujo en su comida.<br />
La Gran Bahía Australiana<br />
La tormenta está aullando a través de las jarcias mientras escribo esto, y nuestro barco<br />
va revolcándose y tambaleándose mientras las plomizas aguas llegan en oleadas y caen<br />
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