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BOY SCOUTS ALLENDE LOS MARES “MI TOUR ... - The Dump

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La desaparición de una ciudad<br />

Con la excepción de mi vieja amiga Río de Janeiro, en Brasil, San Francisco es la<br />

ciudad mas bellamente ubicada que haya visto. Se sitúa sobre un montón de colinas que<br />

forman un brazo de tierra el cual cierra una gran bahía del Océano Pacífico.<br />

Existe un estrecho canal entre los cabos que conecta la bahía con el mar, pero desde el<br />

mar este canal no se percibe en absoluto. La costa parece una sólida línea de<br />

acantilados, de modo que esta entrada, a la cual se conoce como “El Golden Gate”,<br />

escapó incluso a la adiestrada vista del gran scout marino Sir Francis Drake, cuando<br />

llegó navegando por esta ruta.<br />

Había navegado toda esa inmensa distancia desde Inglaterra hasta Sudamérica, rodeado<br />

el extremo sur, a través del Estrecho de Magallanes, y luego miles de millas hacia el<br />

norte pasado Valparaíso y Panamá hasta California. Justo al lado del Golden Gate hay<br />

una pequeña bahía abrigada, y aquí tomó tierra Drake, y, como un buen scout, dio<br />

gracias a Dios nada más pisar tierra por haberle llevado a salvo tan lejos.<br />

Se ha erigido un monumento para señalar el lugar donde se llevó a cabo este primer<br />

servicio cristiano en esta parte del mundo.<br />

El espléndido puerto proporcionado por la bahía pronto llegó a ser el gran puerto del<br />

oeste americano para que los barcos partieran hacia las Islas del los Mares del Sur y<br />

hacia Japón, y hacia lo que nosotros llamamos el Este (aunque para América es el<br />

oeste). De este modo la ciudad de San Francisco ha crecido hasta llegar a ser una<br />

enorme ciudad y puerto de mar.<br />

Era aquí donde Robert Louis Stevenson, el autor de “Secuestrado” y muchos otros<br />

buenos libros de aventura, solía reunirse con viejos marineros de los Mares del Sur y<br />

aprender de sus experiencias.<br />

En la ciudad, cerca de los muelles, hay un pequeño jardín verde e inclinado donde<br />

Stevenson solía sentarse y conversar con los marinos, y allí le han erigido un<br />

monumento los americanos, ya que ellos admiran su obra tanto como nosotros.<br />

En Abril de 1.906, hace justo siete años, esta bella ciudad se despertaba para su día de<br />

trabajo, los hombres se preparaban para ir a sus negocios y los chicos y chicas a la<br />

escuela, cuando de repente, como me lo describió uno de los habitantes, llegó un sonido<br />

rugiente como de un trueno lejano, el suelo de su habitación parecía levantarse bajo sus<br />

pies, y se sintió retorcerse violentamente media vuelta y luego de regreso otra vez, lo<br />

cual le hizo sentirse mareada.<br />

Luego el repicar de los ladrillos al caer y el crujido de la madera le hizo darse cuenta de<br />

que era un terremoto, así que corrió hacia la puerta y la abrió de un tirón para que no se<br />

atascara y se quedó de pie en el hueco de la puerta donde el arco sobre su cabeza podría<br />

servir de protección y sería menos probable que cayera sobre ella que el techo.<br />

Un hombre me contó que en el momento del terremoto estaba montado en un tranvía, y<br />

aunque escuchó el rugido no le pareció mucho mayor que el de las sacudidas ordinarias<br />

y los giros bruscos del mismo.<br />

Pero repentinamente se dio cuenta de que la gente salía corriendo de sus casas hacia la<br />

calle.<br />

La persona que llamó más su atención fue una mujer en pijama, con el pelo sobre su<br />

espalda, seguida de cerca por un hombre a medio vestir y llevando una navaja de afeitar<br />

abierta en su mano.<br />

La primera idea que le vino a mi amigo fue que este hombre trataba de asesinar a la<br />

mujer y que el resto de personas se abalanzaban para disuadirle, pero el derrumbe de las<br />

chimeneas y muros de las casas pronto le demostraron que estaba teniendo lugar un<br />

terremoto.<br />

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