BOY SCOUTS ALLENDE LOS MARES “MI TOUR ... - The Dump
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Las minas de oro<br />
Treinta millas al suroeste de Pretoria se ubica la ciudad de Johannesburgo. Es el mayor<br />
centro de minero de oro del mundo.<br />
Johannesburgo no sólo es en sí una gran ciudad, mayor que la capital de Transvaal,<br />
Pretoria, sino que es el eslabón principal de una gran cadena de pequeñas ciudades y<br />
pueblos mineros que se extienden a lo largo de unas cincuenta millas. Altas chimeneas,<br />
jefaturas mineras, grandes montones de vertidos blanquecinos que en la distancia<br />
parecen montañas nevadas, delatan la presencia de minas durante millas y millas. Y el<br />
aire esta lleno de un sordo murmullo como el de un trueno lejano proveniente de las<br />
baterías golpeando, que son los martillos neumáticos que golpean la roca lanzada por<br />
debajo y la mezclan con agua, de modo que sale como un barro líquido sobre planchas<br />
de zinc o “láminas”. Aquí los granos de oro, al ser más pesados que los otros minerales,<br />
se hunden y se quedan sobre las planchas de las que son recogidos.<br />
Al contemplar todas esta millas y millas de minas y maquinaria y los miles trabajadores,<br />
uno imaginaría que en una semana se produciría suficiente oro para abastecer a todo el<br />
mundo durante mucho tiempo, pero no es el caso. Continúan trabajando durante todo el<br />
año, y aun así el valor del oro no decrece. Un soberano siguen siendo un soberano (una<br />
libra de oro- N.d.T.), ¡y todos deseamos tener unos pocos tanto como siempre!<br />
Johannesburgo, además de su oro, produce otro artículo aún más valioso, que son los<br />
buenos y eficientes Boy Scouts. Hicieron una bonita exposición y algunas<br />
demostraciones muy buenas de su labor. También hicieron una hoguera de campamento<br />
de lo más alegre, en la cual demostraron tener una buena cantidad de talento.<br />
Un scout en particular actuó como un “hombre medicina” Zulú, e hizo una espléndida<br />
imitación del “impongo” o coro zulú, alabando las virtudes de su jefe con la ceremonia<br />
debida.<br />
Diamantes<br />
Cuando yo tenía unos diez años se descubrieron los primeros diamantes en Sudáfrica.<br />
La historia cuenta que un granjero llamado O’Reilly se había alojado durante la noche<br />
con un granjero boer que vivía en las orillas del río Vaal a unas trescientas millas al<br />
sudoeste de Pretoria. Se dio cuenta de que los hijos del boer tenían un montón de<br />
piedrecitas con las que jugaban. Estas piedrecitas eran aproximadamente del tamaño de<br />
un guisante, pero puntiagudas en lugar de redondeadas y casi transparentes. Así que les<br />
pidió una o dos, las cuales se llevó a Ciudad del Cabo, y allí las hizo examinar. Eran<br />
diamantes, costando uno sólo de ellos 500 libras.<br />
Recuerdo que un hombre me contó, no puedo recordar su nombre, que él andaba por allí<br />
en esa misma época y cerca del mismo lugar. Había hecho algo incorrecto en Transvaal<br />
y estuvo cabalgando deprisa durante toda la noche para escapar a través del río Vaal, el<br />
cual era entonces la frontera entre los territorios británico y boer. Cruzó el río temprano<br />
al amanecer por un vado o “drift”, que es como los llaman en Sudáfrica. Mientras subía<br />
montado por la orilla opuesta se percató de que algo relucía en el camino, y lo miró<br />
mientras pasaba, pero parecía sólo un trocito de cristal.<br />
Continuó hacia lo alto de la orilla, donde había una pequeña posada construida con<br />
zarzos recubiertos de barro seco. Aquí desmontó y se sentó, a salvo de sus<br />
perseguidores, para tomarse un café. Se sentó al sol, mientras esperaba el café se<br />
percató de que había otro trozo de cristal clavado en el muro de barro de la cabaña. Lo<br />
sacó con su cuchillo, y se dio cuenta de que no era cristal, sino una de aquellas<br />
piedrecillas de forma peculiar. Así que caminó de nuevo hasta el vado y pronto encontró<br />
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