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330 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES<br />

mente <strong>de</strong> <strong>el</strong>los los sagrados inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong> día<br />

quedaron para siempre vinculados con la b<strong>el</strong>leza <strong>de</strong> la<br />

montaña, d<strong>el</strong> valle y d<strong>el</strong> mar.<br />

Jesús había llamado a sus discípulos para enviarlos<br />

como testigos suyos, para que <strong>de</strong>clararan al mundo lo que<br />

habían visto y oído <strong>de</strong> él. Su cargo era <strong>el</strong> más importante<br />

al cual hubiesen sido llamados alguna vez los seres<br />

humanos, y únicamente <strong>el</strong> <strong>de</strong> Cristo lo superaba. Habían<br />

<strong>de</strong> ser colaboradores con Dios para la salvación d<strong>el</strong><br />

mundo. Como en <strong>el</strong> Antiguo Testamento los doce<br />

patriarcas se <strong>de</strong>stacan como representantes <strong>de</strong> Isra<strong>el</strong>, así<br />

los doce apóstoles habían <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarse como<br />

representantes <strong>de</strong> la iglesia evangélica.<br />

El Salvador conocía <strong>el</strong> carácter <strong>de</strong> los hombres a<br />

quienes había <strong>el</strong>egido; <strong>todas</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y errores<br />

estaban abiertos d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> él; conocía los p<strong>el</strong>igros que<br />

tendrían que arrostrar, la responsabilidad que recaería<br />

sobre <strong>el</strong>los; y su corazón amaba tiernamente a estos<br />

<strong>el</strong>egidos. A so<strong>las</strong> sobre una montaña, cerca d<strong>el</strong> mar <strong>de</strong><br />

Galilea, pasó toda la noche en oración por <strong>el</strong>los, mientras<br />

<strong>el</strong>los dormían al pie <strong>de</strong> la montaña. Al amanecer, los llamó<br />

a sí porque tenía algo importante que comunicarles. [259]<br />

Estos discípulos habían estado durante algún tiempo<br />

asociados con Jesús en su labor activa. Juan y Santiago,<br />

Andrés y Pedro, con F<strong>el</strong>ipe, Natana<strong>el</strong> y Mateo, habían<br />

estado más íntimamente r<strong>el</strong>acionados con él que los<br />

<strong>de</strong>más, y habían presenciado mayor número <strong>de</strong> sus<br />

milagros. Pedro, Santiago y Juan tenían una r<strong>el</strong>ación más<br />

estrecha con él. Estaban casi constantemente con él,<br />

presenciando sus milagros y oyendo sus palabras. Juan<br />

había penetrado en una intimidad aun mayor con Jesús, <strong>de</strong><br />

tal manera que se le distingue como aqu<strong>el</strong> a quien Jesús<br />

amaba. El Salvador los amaba a todos, pero Juan era <strong>el</strong>

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