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“EL SEÑOR HA RESUCITADO” 947<br />

Al resucitar Cristo, sacó <strong>de</strong> la tumba una multitud <strong>de</strong><br />

cautivos. El terremoto ocurrido en ocasión <strong>de</strong> su muerte<br />

había abierto sus tumbas, y cuando él resucitó salieron con<br />

él. Eran aqu<strong>el</strong>los que habían sido colaboradores con Dios<br />

y que, a costa <strong>de</strong> su vida, habían dado testimonio <strong>de</strong> la<br />

verdad. Ahora iban a ser testigos <strong>de</strong> Aqu<strong>el</strong> que los había<br />

resucitado.<br />

Durante su ministerio, Jesús había dado la vida a<br />

algunos muertos. Había resucitado al hijo <strong>de</strong> la viuda <strong>de</strong><br />

Naín, a la hija d<strong>el</strong> príncipe y a Lázaro. Pero éstos no fueron<br />

revestidos <strong>de</strong> inmortalidad. Después <strong>de</strong> haber sido<br />

resucitados, estaban todavía sujetos a la muerte. Pero los<br />

que salieron <strong>de</strong> la tumba en ocasión <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo fueron resucitados para vida eterna. Ascendieron<br />

con él como trofeos <strong>de</strong> su victoria sobre la muerte y <strong>el</strong><br />

sepulcro. Estos, dijo Cristo, no son ya cautivos <strong>de</strong> Satanás;<br />

los he redimido. Los he traído <strong>de</strong> la tumba como primicias<br />

<strong>de</strong> mi po<strong>de</strong>r, para que estén conmigo don<strong>de</strong> yo esté y no<br />

vean nunca más la muerte ni experimenten dolor.<br />

Estos entraron en la ciudad y aparecieron a muchos<br />

<strong>de</strong>clarando: Cristo ha resucitado <strong>de</strong> los muertos, y<br />

nosotros hemos resucitado con él. Así fue inmortalizada la<br />

sagrada verdad <strong>de</strong> la resurrección. Los santos resucitados<br />

atestiguaron la verdad <strong>de</strong> <strong>las</strong> palabras: "Tus muertos<br />

vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán." Su<br />

resurrección ilustró <strong>el</strong> cumplimiento <strong>de</strong> la profecía:<br />

"¡Despertad y cantad, moradores d<strong>el</strong> polvo! porque tu<br />

rocío, cual rocío <strong>de</strong> hortalizas; y la tierra echará los<br />

muertos." (Isaías 26: 19)<br />

Para <strong>el</strong> creyente, Cristo es la resurrección y la vida. En<br />

nuestro Salvador, la vida que se había perdido por <strong>el</strong><br />

pecado es restaurada; porque él tiene vida en sí mismo<br />

para vivificar a quienes él quiera. Está investido con <strong>el</strong>

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