09.05.2013 Views

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

“EL SEÑOR HA RESUCITADO” 945<br />

Al dar muerte a Cristo, los sacerdotes se habían hecho<br />

instrumentos <strong>de</strong> Satanás. Ahora estaban enteramente en<br />

su po<strong>de</strong>r. Estaban enredados en una trampa <strong>de</strong> la cual no<br />

veían otra salida que la continuación <strong>de</strong> su guerra contra<br />

Cristo. Cuando oyeron la nueva <strong>de</strong> su resurrección,<br />

temieron la ira d<strong>el</strong> pueblo. Sintieron que su propia vida<br />

estaba en p<strong>el</strong>igro. Su única esperanza consistía en probar<br />

que Cristo había sido un impostor y negar que hubiese<br />

resucitado. Sobornaron a los soldados y obtuvieron <strong>el</strong><br />

silencio <strong>de</strong> Pilato. Difundieron sus informes mentirosos<br />

lejos y cerca. Pero había testigos a quienes no podían<br />

acallar. Muchos habían oído <strong>el</strong> testimonio <strong>de</strong> los [729]<br />

soldados en cuanto a la resurrección <strong>de</strong> Cristo. Y ciertos<br />

muertos que salieron con Cristo aparecieron a muchos y<br />

<strong>de</strong>clararon que había resucitado. Fueron comunicados a<br />

los sacerdotes informes <strong>de</strong> personas que habían visto a<br />

esos resucitados y oído su testimonio. Los sacerdotes y<br />

príncipes estaban en continuo temor, no fuese que<br />

mientras andaban por <strong>las</strong> calles, o en la intimidad <strong>de</strong> sus<br />

hogares, se encontrasen frente a frente con Cristo. Sentían<br />

que no había seguridad para <strong>el</strong>los. Los cerrojos y <strong>las</strong><br />

trancas ofrecerían muy poca protección contra <strong>el</strong> Hijo <strong>de</strong><br />

Dios. De día y <strong>de</strong> noche, esta terrible escena d<strong>el</strong> tribunal<br />

en que habían clamado: "Su sangre sea sobre nosotros, y<br />

sobre nuestros hijos" (Mateo 27: 25) estaba d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong><br />

<strong>el</strong>los. Nunca más se habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>svanecer <strong>de</strong> su espíritu <strong>el</strong><br />

recuerdo <strong>de</strong> esa escena. Nunca más volvería sus<br />

almohadas <strong>el</strong> sueño apacible.<br />

Cuando la voz d<strong>el</strong> po<strong>de</strong>roso áng<strong>el</strong> fue oída junto a la<br />

tumba <strong>de</strong> Cristo, diciendo: "Tu Padre te llama," <strong>el</strong> Salvador<br />

salió <strong>de</strong> la tumba por la vida que había en él. Quedó<br />

probada la verdad <strong>de</strong> sus palabras: "Yo pongo mi vida,<br />

para volverla a tomar. ... Tengo po<strong>de</strong>r para ponerla, y<br />

tengo po<strong>de</strong>r para volverla a tomar." Entonces se cumplió la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!