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406 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES<br />

<strong>de</strong>struir, sino para salvar. Su justicia iba d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> él y la<br />

gloria d<strong>el</strong> Señor era su retaguardia. Don<strong>de</strong>quiera que<br />

fuera, le precedían <strong>las</strong> nuevas <strong>de</strong> su misericordia. Don<strong>de</strong><br />

había pasado, los objetos <strong>de</strong> su compasión se regocijaban<br />

en su salud y en <strong>el</strong> ejercicio <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s recobradas.<br />

Se congregaban muchedumbres en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong> <strong>el</strong>los, para<br />

oír <strong>de</strong> sus labios <strong>las</strong> obras que <strong>el</strong> Señor había hecho. Su<br />

voz era <strong>el</strong> primer sonido que muchos habían oído, su<br />

nombre la primera palabra que hubiesen pronunciado, su<br />

rostro <strong>el</strong> primero que hubiesen mirado. ¿Por qué no<br />

habrían <strong>de</strong> amar a Jesús y cantar sus alabanzas? Mientras<br />

él pasaba por los pueblos y ciuda<strong>de</strong>s, era como una<br />

corriente vital que difundía vida y gozo por don<strong>de</strong>quiera<br />

que fuera.<br />

Los seguidores <strong>de</strong> Cristo han <strong>de</strong> trabajar como él obró.<br />

Hemos <strong>de</strong> alimentar a los hambrientos, vestir a los<br />

<strong>de</strong>snudos y consolar a los dolientes y afligidos. Hemos <strong>de</strong><br />

ministrar a los que <strong>de</strong>sesperan e inspirar esperanza a los<br />

<strong>de</strong>scorazonados. Y [317] para nosotros se cumplirá<br />

también la promesa: "Irá tu justicia d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> ti, y la gloria<br />

<strong>de</strong> Jehová será tu retaguardia.” (Isaías 58: 8) El amor <strong>de</strong><br />

Cristo, manifestado en un ministerio abnegado, será más<br />

eficaz para reformar al que yerra que la espada o <strong>el</strong><br />

tribunal. Estas cosas son necesarias para infundir terror al<br />

violador <strong>de</strong> la ley, pero <strong>el</strong> amante misionero pue<strong>de</strong> hacer<br />

más que esto. Con frecuencia, <strong>el</strong> corazón se endurecerá<br />

bajo la reprensión; pero se enternecerá bajo <strong>el</strong> amor <strong>de</strong><br />

Cristo. El misionero pue<strong>de</strong> no sólo aliviar <strong>las</strong> enfermeda<strong>de</strong>s<br />

físicas, sino que pue<strong>de</strong> conducir al pecador al gran Médico,<br />

quien es capaz <strong>de</strong> limpiar <strong>el</strong> alma <strong>de</strong> la lepra d<strong>el</strong> pecado.<br />

Por medio <strong>de</strong> sus siervos, Dios quiere que los enfermos,<br />

los infortunados, los poseídos <strong>de</strong> espíritus malos, oigan su<br />

voz. Mediante sus agentes humanos, <strong>de</strong>sea ser un

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