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836 EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES<br />

era un asunto <strong>de</strong>masiado importante para confiarlo a<br />

subordinados; así que los astutos sacerdotes y ancianos<br />

se habían unido a [646] la policía d<strong>el</strong> templo y a la turba<br />

para seguir a Judas hasta Getsemaní. ¡Qué compañía<br />

para estos dignatarios: una turba ávida <strong>de</strong> excitación y<br />

armada con toda c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> instrumentos como para<br />

perseguir a una fiera!<br />

Volviéndose a los sacerdotes y ancianos, Jesús fijó<br />

sobre <strong>el</strong>los su mirada escrutadora. Mientras viviesen, no se<br />

olvidarían <strong>de</strong> <strong>las</strong> palabras que pronunciara. Eran como<br />

agudas saetas d<strong>el</strong> Todopo<strong>de</strong>roso. Con dignidad dijo:<br />

Salisteis contra mí con espadas y palos como contra un<br />

ladrón. Día tras día estaba sentado enseñando en <strong>el</strong><br />

templo. Tuvisteis toda oportunidad <strong>de</strong> echarme mano, y<br />

nada hicisteis. La noche se adapta mejor para vuestra<br />

obra. "Esta es vuestra hora, y la potestad <strong>de</strong> <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong>."<br />

Los discípulos quedaron aterrorizados al ver que Jesús<br />

permitía que se le prendiese y atase. Se ofendieron<br />

porque sufría esta humillación para si y para <strong>el</strong>los. No<br />

podían compren<strong>de</strong>r su conducta, y le inculpaban por<br />

someterse a la turba. En su indignación y temor, Pedro<br />

propuso que se salvasen a si mismos. Siguiendo esta<br />

sugestión, "todos los discípulos huyeron, <strong>de</strong>jándole." Pero<br />

Cristo había predicho esta <strong>de</strong>serción. "He aquí había<br />

dicho, la hora viene, y ha venido, que seréis esparcidos<br />

cada uno por su parte, y me <strong>de</strong>jaréis solo: mas no estoy<br />

solo, porque <strong>el</strong> Padre está conmigo." (Juan 16: 32) [647]

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