09.05.2013 Views

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

el_deseado_de_todas_las_gentes1.pdf (3 MB) - Webnode

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ANTE ANNÁS Y CAIFÁS 845<br />

judíos, los fariseos y los saduceos; porque todos tenían<br />

gran veneración por <strong>el</strong> templo. Acerca <strong>de</strong> este punto, se<br />

encontraron dos testigos cuyo testimonio no era tan<br />

contradictorio como <strong>el</strong> <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los, que<br />

había sido comprado para acusar a Jesús, <strong>de</strong>claró: "Este<br />

dijo: Puedo <strong>de</strong>rribar <strong>el</strong> templo <strong>de</strong> Dios, y en tres días<br />

reedificarlo." Así fueron torcidas <strong>las</strong> palabras <strong>de</strong> Cristo. Si<br />

hubiesen sido repetidas exactamente como él <strong>las</strong> dijo, no<br />

habrían servido para obtener su con<strong>de</strong>na ni siquiera <strong>de</strong><br />

parte d<strong>el</strong> Sanedrín. Si Jesús hubiese sido un hombre<br />

como los <strong>de</strong>más, según aseveraban los judíos, su<br />

<strong>de</strong>claración habría indicado tan sólo un espíritu irracional y<br />

jactancioso, pero no podría haberse <strong>de</strong>clarado b<strong>las</strong>femia.<br />

Aun en la forma en que <strong>las</strong> repetían los falsos, testigos,<br />

nada contenían sus palabras que los romanos pudiesen<br />

consi<strong>de</strong>rar como crimen digno <strong>de</strong> muerte.<br />

Pacientemente Jesús escuchaba los testimonios<br />

contradictorios. Ni una sola palabra pronunció en su<br />

<strong>de</strong>fensa. Al fin, sus acusadores quedaron enredados,<br />

confundidos y enfurecidos. El proceso no ad<strong>el</strong>antaba;<br />

parecía que <strong>las</strong> maquinaciones iban a fracasar. Caifás se<br />

<strong>de</strong>sesperaba. Quedaba un último recurso; había que<br />

obligar a Cristo a con<strong>de</strong>narse a sí mismo. El sumo<br />

sacerdote se levantó d<strong>el</strong> sitial d<strong>el</strong> juez, con <strong>el</strong> rostro<br />

<strong>de</strong>scompuesto por la pasión, e indicando claramente por<br />

su voz y su porte que, si estuviese en su po<strong>de</strong>r, heriría al<br />

preso que estaba d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> él. "¿No respon<strong>de</strong>s nada? —<br />

exclamó,— ¿qué testifican éstos contra ti?"<br />

Jesús guardó silencio. "Angustiado él, y afligido, no<br />

abrió su boca: como cor<strong>de</strong>ro fue llevado al mata<strong>de</strong>ro; y<br />

como oveja d<strong>el</strong>ante <strong>de</strong> sus trasquiladores, enmu<strong>de</strong>ció, y no<br />

abrió su boca ." (Isaías 53: 7)<br />

Por fin, Caifás, alzando la diestra hacia <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!