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Comisión XI. Los pueblos originarios, afroamericanos, gitanos

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India, pero no es menos cierto que sus dirigentes saben que el derecho de las personas a<br />

una vida digna, está por encima de las prácticas culturales que deterioran la identidad,<br />

de hecho sus hijos estudian, no mendigan. En toda la sociedad nómade y semi nómade<br />

de América, el hombre en un alto porcentaje, vive de manera tan miserable que accede<br />

al matrimonio con la garantía de que su mujer y sus hijos serán la base del crecimiento<br />

económico que lo sacará de la indigencia. Y en el caso de haber una separación, se<br />

impone la indigencia moral: podrán dividir los hijos, pero los bienes quedaran con el<br />

hombre. Este tipo de injusticias son generadas por la cultura lesionante de los <strong>pueblos</strong><br />

marginados que deterioran con esas prácticas, su patrimonio. Vale resaltar que el lazo<br />

protector sobre los hijos se aplica, cuando la actividad de mendigar, es lisa y llanamente<br />

un trabajo realizado en familia.<br />

Cuando se rompe ese lazo, suelen darse las situaciones más desgraciadas,<br />

veamos como ejemplo a los excluidos del mundo moderno, que duermen, comen y<br />

mueren en las calles, con el agravante de que el arma homicida de estás políticas es la<br />

desnutrición. <strong>Los</strong> que tienen más suerte, están deprimidos y desperdiciados, no asisten a<br />

la escuela, venden o mendigan en los semáforos, son consumidores de paco y muchas<br />

veces ejercen la prostitución obligados por sus propios padres, que también son<br />

consumidores de drogas, o bien, con la connivencia de estos y de las Instituciones<br />

Estatales, los colocan en las redes de explotación. Además de la rotura del lazo<br />

protector, tampoco hay una acción concreta de parte de los gobiernos que tienen mucho<br />

más poder y recursos que los activistas <strong>gitanos</strong>, para terminar con ambos flagelos.<br />

Paradójicamente, en el caso de la prostitución infantil, la sociedad y el Estado saben<br />

que, un sector de la población accede carnalmente a esos chicos y aún así, se les hace<br />

difícil tomar cartas en el asunto, y no actúan hasta estar totalmente seguros. Pero sí,<br />

llegado el caso, fueran los <strong>gitanos</strong> quienes prostituyeran a sus hijos, casi con seguridad<br />

que la sociedad haría justicia por mano propia, esta reacción naturalizada, sería a todas<br />

luces un acto racista, fundamentado en la creencia etnocéntrica y superior, de estar<br />

efectuando una acto de justicia. La reacción del Estado en cambio, que también<br />

procedería de manera inmediata, se fundaría en el concepto de híperextranjería que se<br />

aplica sobre el gitano, negándole la nacionalidad, sus derechos, para expiar sus propios<br />

delitos, ante el delito y la debilidad de la otredad.<br />

Volviendo a la relación masa-activistas, podemos asegurar que la labor<br />

asociacionista es muy poca y que el número de asociaciones es muy escaso, por lo tanto<br />

la actividad es casi nula frente a la dimensión del problema. Ya metidos en el análisis de<br />

esas funciones podemos ver que la mayoría de esos dirigentes están aferrados al<br />

pequeño poder simbólico que ese lugar les otorga y se dedican a construir relaciones<br />

afuera y generalmente no cumplen ninguna función social dentro del grupo. Consumen<br />

sus energías ante posibles competencias y no ocupan los puestos de batalla para los<br />

cuales se autopostulan, lucran con el dolor de su pueblo, viajan por el mundo llevando<br />

un discurso, no siempre prolijo, en defensa de sus hermanos, que pasan a ser utilizados<br />

para satisfacer apetencias personales, a tal punto es así, que la población en general<br />

desconoce la existencia de esas representaciones, la mayoría no cuenta con un espacio<br />

físico, el teléfono puede ser el del domicilio, el del trabajo, o simplemente el número de<br />

un celular, no realizan actividades sociales dentro ni fuera de la comunidad, no ofrecen<br />

asesoramiento profesional, laboral, jurídico, cursos, ni conmemoraciones internas que<br />

hagan a la identidad gitana. No focalizan sobre las situaciones crónicas de su gente y en<br />

algunos casos, evitan meterse en ese tipo de complejidades, no hay un trabajo de campo<br />

que refleje los problemas del conjunto de la población, no hay una relación directa con<br />

el grueso de la masa, no hay ni siquiera una modesta revista donde se difundan las<br />

necesidades y las posibles soluciones para el colectivo. Si tuviésemos que ubicar los

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