13.05.2013 Views

EL QUIJOTE - Universidad de Castilla-La Mancha

EL QUIJOTE - Universidad de Castilla-La Mancha

EL QUIJOTE - Universidad de Castilla-La Mancha

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ANTONIO REY HAZAS<br />

Siempre a sabiendas, claro está, <strong>de</strong> que en última instancia, todo remite<br />

a un interlocutor real, <strong>de</strong> carne y hueso, que es el lector, como hace<br />

magistralmente Cervantes al acabar el episodio <strong>de</strong> la cueva <strong>de</strong> Montesinos<br />

(II, 23). Episodio que, por cierto, nos ofrece una muestra excelente <strong>de</strong>l<br />

complejo y rico realismo lingüístico quijotesco, ya que, como dice Ángel<br />

Rosenblat, «<strong>de</strong> pronto, en el habla <strong>de</strong>l caballero, o <strong>de</strong>l escu<strong>de</strong>ro, o en mitad<br />

<strong>de</strong> los discursos, aparece una expresión <strong>de</strong>l hampa, o una fórmula notarial<br />

o mercantil, o varios versos, o una frase <strong>de</strong> nivel social y expresivo<br />

discordante, en una especie <strong>de</strong> extraña promiscuidad lingüística» [1971].<br />

<strong>La</strong> cueva <strong>de</strong> Montesinos es el relato <strong>de</strong> un sueño <strong>de</strong>smitificador <strong>de</strong>l<br />

mundo caballeresco que tiene don Quijote, y para expresarlo Cervantes se<br />

sirve <strong>de</strong> numerosos <strong>de</strong>talles grotescos, <strong>de</strong>sintegradores <strong>de</strong> lo poético.<br />

Montesinos, que es un caballero, aparece vestido <strong>de</strong> estudiante clerical y<br />

sin armas, lo que no encaja en absoluto: «un venerable anciano, vestido<br />

con un capuz <strong>de</strong> bayeta morada, que por el suelo le arrastraba; ceñíale los<br />

hombros y los pechos una beca <strong>de</strong> colegial, <strong>de</strong> raso ver<strong>de</strong>; cubríale la<br />

cabeza una gorra milanesa negra». También aparece <strong>de</strong>finido como un<br />

hipócrita, dado el tamaño <strong>de</strong>smesurado <strong>de</strong> su rosario: «no traia arma<br />

ninguna, sino un rosario <strong>de</strong> cuentas en la mano, mayores que medianas<br />

nueces, y los dieces asimismo como huevos medianos <strong>de</strong> avestruz». En<br />

vez <strong>de</strong> usar un puñal o una daga caballerescas, saca el corazón <strong>de</strong> su<br />

amigo Durandarte con un cuchillo propio <strong>de</strong> rufianes y <strong>de</strong>lincuentes: «un<br />

puñal buido, más agudo que una lezna». Y, para colmo <strong>de</strong> burla<br />

<strong>de</strong>smitificadora <strong>de</strong> lo caballeresco, echa en el corazón un poco <strong>de</strong> sal, para<br />

que no oliese mal y llegase “amojamado” a las manos <strong>de</strong> su amada<br />

Belerma. En fin, cuando Montesinos le anuncia a Durandarte que ha<br />

llegado don Quijote, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quinientos años, para <strong>de</strong>sencantarlos a<br />

todos, él lo pone en duda y usa una expresión <strong>de</strong>l juego <strong>de</strong> naipes,<br />

completamente impropio <strong>de</strong> un caballero <strong>de</strong> Carlomagno: «−Y cuando así<br />

no sea −respondió el lastimado Durandarte con voz <strong>de</strong>smayada y baja−,<br />

cuando así no sea, ¡oh primo!, digo, paciencia y barajar». De inmediato,<br />

tras compara a Belerma con Dulcinea, le interrumpe don Quijote, diciendo:<br />

«¡Cepos quedos!, señor don Montesinos: cuente vuestra merced su historia<br />

como <strong>de</strong>be». ¡Cepos quedos!, es una expresión <strong>de</strong>l lenguaje carcelario.<br />

Por último, don Quijote insiste en que ha estado en la cueva durante<br />

tres días con sus noches, aunque en realidad todo ha sido un sueño.<br />

Sancho, que le ha bajado a la sima con una cuerda, y sabe muy bien<br />

cuánto tiempo has permanecido en ella, dice que ha estado media hora o<br />

una hora como mucho. El caballero insiste en los tres días. El escu<strong>de</strong>ro<br />

repite que media o una hora. Y Cervantes, para implicar inexcusablemente<br />

al interlocutor, que es el lector, en la lectura e interpretación individual, libre<br />

y personal <strong>de</strong> su obra, para hacerle participar y para que no tenga otro<br />

remedio que interpretarla, para que el Quijote, en fin, sólo exista en la<br />

lectura <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> sus lectores, dice:<br />

116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!