EL QUIJOTE - Universidad de Castilla-La Mancha

ÁNGEL G. CANO VELA
recóndita escuela rural, bien merece la apertura de nuevos cauces de
información, investigación y trasposición didáctica de los saberes para
proporcionar a los profesores herramientas eficaces con las que llevar a
buen término la difícil a la par que apasionante tarea de educar.
Tras cinco años de gestiones diversas e infructuosas en busca de algún
patrocinador o socio que nos ayudase a sacar adelante nuestro proyecto
hoy ofrecemos a la comunidad educativa este primer número que recoge
las conferencias invitadas que hicieron grande el I Congreso Nacional de
reflexión pedagógica: Don Quijote en el aula celebrado en la E.U. de
Magisterio de Ciudad Real el año pasado y que anticipa así el magnífico
conjunto de las aportaciones que se dieron en dicho congreso y que
próximamente serán publicadas. Como puede verse, nuestro propósito no
puede ser más desinteresado que el que guió la inagotable aventura del
más valiente hidalgo manchego. Un punto de locura sí que hace falta para
embarcarse en una publicación como ésta. Seguimos pensando que es
necesaria una revista de orientación didáctica como instrumento para
publicar trabajos con la colaboración de profesores de esta universidad
ante la falta de departamentos de didácticas especiales. Asimismo estamos
abiertos a colaboraciones de expertos que nos envíen sus artículos
provengan de donde provengan. Las nuevas competencias de los maestros
y profesorado en general derivadas del EEES nos obligan a una profunda
reflexión sobre la educación, su evaluación actual y la apuesta por la
calidad en el futuro más inmediato.
Cuando pensamos en una publicación sobre Didáctica estamos
presuponiendo unos destinatarios: maestros, profesores de enseñanza
secundaria y sus respectivos alumnos. Como mucho contamos con
alumnos universitarios que aspiran a ser docentes. Pero rara vez
pensamos en “Didáctica universitaria”, en trabajos de investigación
destinados a mejorar la docencia en las aulas de la universidad. Y es que
en esta ámbito el individualismo, amparado por la “libertad de cátedra”, el
excesivo peso de la tradición, cierta desidia institucional y no pocas rutinas
y vicios en el modo de actuar dificultan en extremo las propuestas de
cambio. Sin embargo, ¿cómo vamos a lanzar propuestas de cambio desde
la universidad si en ella misma se perpetúan “certezas” que parecen
inamovibles? Citemos sólo algunas: a enseñar se aprende enseñando;
para ser un buen profesor basta con ser un buen investigador; aprender es
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