EL QUIJOTE - Universidad de Castilla-La Mancha
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LOS CLÁSICOS EN LA ENSEÑANZA D<strong>EL</strong> ESPAÑOL<br />
que quiero <strong>de</strong>cir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible, porque a<br />
mi parecer en ninguna lengua está bien el afectación».<br />
De hecho, Cervantes reitera <strong>de</strong> vez en cuando su crítica contra la<br />
afectación:<br />
Llaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala (II, 26)<br />
Habla con reposo; pero no <strong>de</strong> manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que<br />
toda afectación es mala (II, 43).<br />
Des<strong>de</strong> una perspectiva geográfica, y <strong>de</strong> acuerdo con lo habitual en el<br />
siglo XVI, el i<strong>de</strong>al lingüístico <strong>de</strong> Cervantes se concreta en la norma <strong>de</strong><br />
Toledo y, más allá <strong>de</strong> localismos geográficos, en la lengua <strong>de</strong> los discretos,<br />
como <strong>de</strong>cíamos, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su lugar <strong>de</strong> origen. En el Viaje <strong>de</strong>l<br />
Parnaso (1614), por ejemplo, Apolo, a través <strong>de</strong> Mercurio, encarga a<br />
Cervantes la misión <strong>de</strong> llevar a los poetas españoles al Monte Parnaso, y<br />
una vez allí, el mismo Apolo se expresa, harto significativamente, «en<br />
propio toledano y buen romance» (VI, 253), norma castellana en la que<br />
«dio los buenos días cortésmente» a los poetas españoles que acababan<br />
<strong>de</strong> llegar. Lo mismo había hecho casi un siglo antes Juan <strong>de</strong> Valdés en su<br />
Diálogo <strong>de</strong> la lengua, que se apoyaba en la autoridad <strong>de</strong> «personas<br />
discretas, nacidas y criadas en el reino <strong>de</strong> Toledo». Y lo mismo hizo Lope<br />
<strong>de</strong> Vega, por las mismas fechas <strong>de</strong> Cervantes, en Amar sin saber a quién:<br />
Dicen que una ley dispone<br />
que si acaso se levante<br />
sobre un vocablo porfía<br />
<strong>de</strong> la lengua castellana,<br />
lo juzgue el que es <strong>de</strong> Toledo.<br />
Asimismo, para Luis Alfonso <strong>de</strong> Carballo, en El cisne <strong>de</strong> Apolo (1602,<br />
II, 137): «el hombre <strong>de</strong> Toledo ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar la duda»; y aña<strong>de</strong>, «por estar<br />
en el medio <strong>de</strong> España».<br />
En cualquier caso, como es obvio, no se trataba <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong> hablar<br />
<strong>de</strong> cualquier toledano, ni <strong>de</strong> todos los toledanos, sino, como ya había dicho<br />
Juan <strong>de</strong> Valdés, <strong>de</strong> las «personas discretas». Recor<strong>de</strong>mos ahora el<br />
Quijote (II, 19):<br />
− Fiscal has <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir; que no friscal, prevaricador <strong>de</strong>l buen lenguaje, que Dios te<br />
confunda.<br />
− No se apunte vuestra merced conmigo –respondió Sancho−, pues sabe que no<br />
me he criado en la corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito<br />
alguna letra a mis vocablos. Sí que, ¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al<br />
sayagués a que hable como el toledano, y toledanos pue<strong>de</strong> haber que no las corten en<br />
el aire en esto <strong>de</strong>l hablar polido.<br />
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