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En Inglaterra la experimentación artística siempre se mira con recelo, mientras que<br />
en Francia forma <strong>parte</strong> natural de la vida artística, y yo sabía que en Paris me<br />
volverían a acoger con los brazos abiertos si tomaba la decisión de vivir allí. Paris<br />
tiene una larga tradición de crisol para artistas procedentes de todo el mundo y<br />
aunque nunca me gusta pensar en mí mismo como artista, un largo hilo que se<br />
remontaba hasta mis pimeras y agradables aventuras en el teatro de bulevar me daba<br />
suficientes relaciones como para estar razonablemente seguro de poder encontrar allí<br />
un área en la que ganarme la vida.<br />
Así en 1970 formulé un programa para poner en marcha un centro internacional<br />
en el que se practicase la investigación teatral.<br />
Ahora había que aprender un juego nuevo: la obtención de fondos. Aquello<br />
condujo a experiencias peculiares, como verme sentado en una cena en Nueva York<br />
esperando el café antes de pedir los dólares y observando cómo los sonrientes<br />
invitados jugaba a ratón y el gato mientras iban alargando sádicamente la cena.<br />
Así la vida social dio paso a escribir innumerables páginas de propuestas e<br />
informes y a aceptar almuerzos en comedores de mamparas como si estuviera otra<br />
vez en un colegio de Oxford, discutiendo la naturaleza de la tragedia griega con<br />
mentes entusiastas, eruditas.<br />
Para que se acepte una petición, tiene que ser no sólo infalible en el momento, sino<br />
irrebatible después La Fundación Ford tenía un representante, Mac Neil Lowry, con<br />
cuy perspicacia y dedicación tiene la cultura americana una deuda permanente.<br />
Él me arregló una cita con una fundación basada en cosas del petróleo, regida<br />
personalmente por Mr. Anderson, de Texas.<br />
Cuando llegué al despacho de Nuevs York, aquello era simplemente un espacio<br />
vacío japonés puntuado por unas cuantas mesas y sillas cubistas. Yo estaba listo para<br />
una larga espera cuando apareció Mr. Anderson, que me dio<br />
cordialmente la mano, para disculparse por no tener tiempo. Salió a relucir la agenda:<br />
no, mañana no, ni al día siguiente tampoco, pero el martes, ¿puede el martes al<br />
mediodía?. Por supuesto, dije yo. Luego añadió como idea adicional:<br />
–Aquí no. Me voy de Nueva York. Hagámoslo en Aspen.<br />
–Por supuesto, tienes que ir –me dijo Nicolás–.<br />
Aspen en Colorado, estaba a medio día de vuelo de Nueva York. Nicolás se ofreció<br />
para ir conmigo.<br />
En Denver transbordamos a una avioneta de seis pasajeros. El vuelo nos llevó hasta<br />
la estación de esquí llamada Aspen. Por la noche, estuvimos en casa de un profesor<br />
residente donde estaba un buen amigo de Nicolás, Joe Slater quien llevaba el Aspen<br />
Institute y era absolutamente partidario de nuestro proyecto, con aspecto<br />
extremadamente preocupado, nos llevó a<strong>parte</strong>. “Las acciones de Anderson se han<br />
hundido esta tarde. Ha habido una caída espectacular en Wall Street. No me lo puedo<br />
imaginar haciendo una donación en momentos como éste”.<br />
Al dìa siguiente, el avión privado lo traería a Anderson, justo antes de nuestra cita<br />
de medio día.<br />
Después de desayunar nos acercamos a ver a Joe. Estaba aún más pesimista. “Las<br />
acciones siguen cayendo… Y de todos modos no veo cómo pueda aterrizar<br />
por el mal tiempo…”<br />
Nicolás y yo estuvimos paseando por allí desconsoladamente esperando algo<br />
milagroso.<br />
A las doce en punto exactamente, no obstante, vino Joe a toda prisa hacia nosotros.<br />
–Todo está ajustado. Se ha resuelto.<br />
–¿El qué? –por un momento no éramos capaces de entender.<br />
–Mr. Anderson estaba dando vueltas con el reactor a causa de la niebla, mientras<br />
me hablaba por la radio. Estaba consternado por la idea de haberles dicho hacer un<br />
camino tan largo para nada. Me ha encargado que les pida disculpas por<br />
circunstancias que están totalmente fuera de su control; estaba muy azorado por esta<br />
falta de hospitalidad de modo que me ha pedido que ponga en marcha la donación<br />
máxima.<br />
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Teatro