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primera parte pag 1-45 - NetDealer

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mismos viejos en estado de larva, depósitos de recuerdos de la época infantil olvidada<br />

y rechazada por la insensibilidad y el pragmatismo que nos hacen inaptos para captar<br />

nuestra vida en plenitud. Es el pragmatismo lo que aniquila en nosotros la<br />

imaginación del pasado, Y es precisamente mi categoría fundamental, lo que<br />

constituye el eje de las reflexiones que desarrollo sobre este tema. Consciente del<br />

mensaje de mi Antiexposición de 1963, en este espectáculo intento poner en<br />

evidencia el hecho de que nuestro pasado termina por transformarse en un stock<br />

olvidado donde, junto a sentimientos clisés y retratos de los que alguna vez amamos,<br />

se mezclan sin ningún orden acontecimientos, objetos, ropas, personas. Su muerte<br />

sólo es aparente: basta con tocarlos para que comiencen a hacer vibrar nuestra memoria<br />

y a rimar con el presente. Esta imagen no es el producto de una nostalgia senil, sino que<br />

traduce la aspiración a una vida plena y total que abarque el pasado, el presente y el<br />

futuro.<br />

K.M.: En su conocida carta a Stanislaw Ignacy Witkiewicz, Schulz habla definido así<br />

la “realidad degradada” captada en Las tiendas de canela (Sklepy cynamonowe): “La<br />

sustancia de la realidad está en estado de fermentación permanente, de germinación de<br />

vida latente. No hay objetos inanimados, duros, circunscriptos a límites precisos. Todo<br />

los supera para abandonar el campo que ellos limitan.”<br />

T.K.: Para completar esa cita, me interesa agregar que la visión de Schulz ha pesado<br />

en el modo de pensar de toda mi generación. Pero al mismo tiempo, estamos en 1975,<br />

lo que nos obliga a agregar cosas nuevas. Esa corriente anticonstructivista,<br />

“destructiva’’ y “escandalosa”, debe desembocar indefectiblemente en la noción de la<br />

muerte, ya que ésta aparece en ese contexto como un objeto que escapa a la<br />

imaginación, como un “objeto encontrado”<br />

K.M.: Durante los últimos diez años de su actividad, usted presentó e inspiró muchas<br />

obras que tenían por finalidad trastornar la unidad de la obra de arte. La “realidad<br />

previa” propia del happening, la anexión de la vida y la realidad por medio de ritos,<br />

manipulaciones y decisiones artísticas - todas esas manifestaciones de su ‘’despegue’’<br />

de la realidad vivida acentuaban, en los espectáculos del “Cricot 2”, la necesidad de<br />

una evolución del arte teatral.<br />

T.K.: Como toda fascinación, también ésta ha degenerado en una convención que,<br />

practicada sin inteligencia, terminó por vulgarizarse y generalizarse. Esas<br />

manipulaciones casi rituales de la realidad, asociadas al cuestionamiento del estado del<br />

arte y el lugar que le está reservado (cosa que hicimos en Las monas y las mononas -<br />

Nadobnisie i koczkodany), comenzaron progresivamente a tomar un sentido diferente,<br />

otra significación. La presencia material, física, del objeto, y el presente en el cual se<br />

inserta la acción, se revelaron como dotados de un peso excesivo y terminaron por<br />

desembocar en un límite extremo.<br />

KM.: Al decirlo, ¿recuerda también su reciente experiencia en el “Cricot 2”?<br />

T.K.: Sí. Las monas y las mononas todavía hacían honor a la convención que había<br />

adoptado en La gallina de agua (Kurka wodna). Quiero decir que la presencia física del<br />

objeto, por ejemplo la de una bañera llena de agua caliente en La gallina de agua,<br />

constituía un elemento extremadamente importante. La presencia física implicaba el<br />

presente. Todo debía suceder “ahora” y “aquí”, entre los espectadores, en el club<br />

“Krzystofory”. Sobrepasar esos límites era despojar a esas estructuras de su validez<br />

material y funcional, de su virtud comunicativa. El objeto, por ejemplo la Silla de Oslo,<br />

se vaciaba de sentido, quedaba desprovista de expresión, de correlaciones, referencias,<br />

síntomas de comunicación, de su mensaje, en fin. Se volvía hacia la nada y se mudaba<br />

en trampa. Las escenas enigmáticas en el “teatro imposible” ofrecían el ejemplo de un<br />

fenómeno diferente: acciones y situaciones se encerraban en su propio circuito, y<br />

perdían toda comunicación con el mundo exterior. En mi manifestación llamada<br />

“Asalto”, se produjo una irrupción ¡legal en la zona en que la realidad palpable se<br />

prolongaba en su “invisible”. Frente a estas experiencias, el papel del pensamiento, la<br />

memoria y el tiempo se afirma con fuerza creciente.<br />

K.M.: De manera general, usted insiste a menudo sobre el hecho de que al pensar en el teatro<br />

piensa en el arte. Lo que me interesa es la tenacidad con la cual ha huido de la lingüística y el<br />

conceptualismo.<br />

Teatro página 57

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