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de Witkacy han sido subordinados a los de la sesión. En los bancos de Una clase muerta<br />
se ubican: la Prostituta Lunática, la Mujer de la Cuna Mecánica, la Mujer-de-Detrásde-la-Ventana,<br />
el Viejo de la Bicicleta de Niño, el Viejo de los<br />
Baños, los Paralíticos, el Redoblante-Pegador de Participaciones<br />
fúnebres. Son el Celador en Pretérito y la Mujer de la limpieza-<br />
Muerte quienes ejercen la vigilancia espiritual sobre los<br />
revoltosos ya nombrados. Todos los personajes de la sesión<br />
tienen las características de sus homólogos de la obra de<br />
Witkacy y de vez en cuando se sirven de su texto. El Viejo de los<br />
Baños es Tumor Cerebral, la Mujer de la Cuna Mecánica es<br />
Rozhulantyna, etc.<br />
K.M.: Dos personajes, el Celador y la Mujer de la Limpieza, completan ese círculo que<br />
tiene antecedentes en los caracteres de Witkacy.<br />
T.K.: Vale la pena que nos detengamos en la Mujer de la Limpieza. Al encarnar el tipo<br />
de Putzfrau (Limpiadora), maneja todo un equipo: escobas, trapos, plumeros, palas,<br />
baldes. Lleva una gran escoba en forma de hoz. Su cara es perfectamente impersonal,<br />
sus movimientos tienen una seguridad y exactitud propias de una máquina de<br />
funciones repetitivas. Empieza por limpiar los objetos, pero termina haciendo lo mismo<br />
con los personajes. Esa acción de limpieza comporta un elemento ritual: el lavado de<br />
los actores hace pensar en los últimos servicios que se prestan a los muertos. Eso se hace<br />
cada vez más evidente, a medida que crece el papel de la Mujer de la Limpieza.<br />
Termina por asimilarse a la Muerte, y los viejos - a una Clase Muerta.<br />
K.M.: Otro personaje que Ud. evoca durante la sesión es Bruno Schulz. Esto resulta<br />
tanto más interesante cuanto que es la <strong>primera</strong> vez que el autor del Sanatorio de la<br />
Participación Fúnebre (Sanatorium pod Klepsydra) aparece en su teatro.<br />
T.K.: Toda nuestra generación había madurado de hecho a la sombra de Schulz, pero<br />
luego muchos lo olvidaron, o más bien, nunca lo recordaron. Fue sólo en los años<br />
sesenta cuando se evocaron los descubrimientos de la prosa de Schulz, pero ese<br />
redescubrimiento estaba esencialmente ligado a las investigaciones de los autores de<br />
esa época. Las afinidades con Schulz, la continuación de su tradición, no se nos<br />
impusieron hasta la década actual. Es el camino que lleva de lo informal al manifiesto<br />
de los “embalajes” lo que me condujo a la “realidad degradada” -categoría que, en el<br />
plano polaco, tiene a Bruno Schulz como uno de sus creadores.<br />
K.M.: Me resultó sumamente interesante -hasta fascinante- el cuadro-estudio del<br />
comienzo: desde la entrada, el público percibe en el fondo de la clase los bancos<br />
escolares ocupados, gestos fijos que traducen la aspiración de cada uno de los<br />
revoltosos para recitar la lección. Una mano se levanta tímidamente, la sigue otra, luego<br />
es un bosque de manos que surgen, y todos, a quien más y mejor, quieren decir la<br />
lección. Esto forma una monumental pirámide de manos y torsos que domina la sala.<br />
Es una especie de “juego del vacío”...<br />
T.K.: ...y para ser más exactos, una continuación de mi experiencia del “teatro cero”.<br />
En virtud de un principio análogo aparecerá el “problema de lo invisible” que me<br />
preocupa. Ya ve usted que son problemas que desde hace mucho son el objeto de mis<br />
preocupaciones, y que se relacionan, como ya he dicho en 1963, con la tendencia<br />
“hacia abajo”, tendencia que tiene posibilidades de acercarnos a la realidad.<br />
K.M.: Al crear y descubrir a su alrededor la “realidad degradada’’, Bruno SchuIz<br />
escribía: “Si se pudiera... llegar por medio de un atajo a revivir la infancia, a gozar de<br />
su plenitud sin límites, sería realizar una época genial. Mi ideal es llegar a la infancia. Eso<br />
sería la verdadera madurez”. El regreso de usted a la realidad de la infancia participa<br />
del espíritu de Schulz.<br />
TK.: El problema es análogo, aunque en mí toma una orientacion diferente: son las<br />
experiencias de los años sesenta, toda una serie de descubrimientos relativos a la<br />
noción de la muerte, las que me han conducido a la “realidad degradada”. Permítame<br />
que traduzca esta idea en una imagen, tal como la desarrolla mi sesión dramática. Se<br />
ven entrar criaturas humanas -individuos en estado de senilidad- y unirse a cadáveres<br />
de niños. Estos evocan excrecencias parásitas hipertrofiadas que parecen estar en<br />
simbiosis con esos viejos de torpe vestiduras fúnebres y que no son otra cosa que esos<br />
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Teatro