primera parte pag 1-45 - NetDealer

podía.
MARTHA.- 18.50 dólares por
semana, lo que pudiste. 18.50, leche
condensada, un arreglo de zapatos
de dos dólares una vez al año,
seguro por 500 dólares, carne en
conserva. Dios, el odio que tomé a
la carne en conserva. 18.50 teniendo
miedo de todo: del casero, de la
compañía de gas, miedo de cada fin
de mes, de que fuera a tener un hijo.
¿Por qué no podía tener un hijo?
18.50, nada de hijos.
WEBSTER.- Me hubiera gustado
un bebé.
MARTHA.- Me hubiera
gustado. Nunca dijiste nada.
WEBSTER.- Es bueno tener un
hijo. Un chico es alguien con quien
se puede hablar.
MARTHA.- Al principio… creí
que algún día tendríamos un hijo.
WEBSTER.- Sí. Yo también. Me
gustaba ir los domingos al parque a
ver hombres que traían a sus chicos
a jugar.
MARTHA.- Hay tantas cosas
que no me habías dicho. ¿Por qué te
callaste?
WEBSTER.- Tenía vergüenza de
hablarte. No podía ofrecerte nada.
MARTHA.- Lo lamento.
WEBSTER.- Al principio todo
parecía que iba bien. Yo me sonreía
cuando iba contigo del brazo por la
calle y los hombres te miraban al
pasar.
MARTHA.- Eso fue hace mucho
tiempo.
WEBSTER.- Si hubiéramos
tenido un hijo.
MARTHA.- Hubiera sido peor,
no te engañes, Webster. Los Clark,
del piso de abajo tienen cuatro hijos
y es peor. El marido vuelve los
sábados borracho, les pega a los
chicos con el asentador de cuero y
le tira platos a la mujer. Los hijos no
son una ayuda para el pobre. No
son demasiados inteligentes como
para no tener hijos sucios y
enfermos ¡18.50!
WEBSTER.- Así es.
MARTHA.- Cada hogar debería
tener hijos. Pero debe ser un hogar
límpio y con una despensa llena.
¿Por qué no podía tener un hijo?
Otra gente tiene hijos. Aún hoy, con
la guerra, otra gente tiene hijos.
Ellas no sienten un temblor cada
vez que arrancan una hoja del
almanaque. Ellas van a hermosos
hospitales en cómodas ambulancias
y tienen a sus hijos con pañales de
hilo. ¿Qué es lo que Dios encuentra
en ellas que los hace tan fácil el
tener hijos?
WEBSTER.- Ellas no están
casadas con mecánicos.
MARTHA.- No, para ellas no
hay 18.50 y ahora… ahora es peor.
Veinte dólares por mes. Te contratas
para que te maten y a mi me dan
veinte dólares por mes. Estuve en
fila casi todo el día para conseguir
un pedazo de pan. He olvidado el
gusto de la mantequilla. Tengo que
esperar todo el día, en la cola bajo el
sol, hasta que la cabeza me reviente
para conseguir un poco de carne
una ves por semana, y nadie, nadie
se atreve a protestar. Por la noche
voy a casa. Nadie con quien hablar.
Suelo estar sentada mirando las
chinches, con una sóla lamparita por
que el gobierno tiene que ahorrar la
electricidad. Tuviste que irte para
dejarme con eso. ¿Qué significa la
guerra para mí que tengo que estar
sola por la noche sin nadie con
quien hablar? ¿Que significa la
guerra para tí que te fuiste?
WEBSTER.- Por eso es que nos
levantamos ahora, cuando
comprendimos que la guerra es el
final del camino de la sumisión.
MARTHA.- ¿Y por qué
esperaron tanto tiempo? ¿Por que
ahora? ¿Por qué no un mes atrás?
¿Un año atrás, diez años atrás? ¿Por
qué no se levantaron entonces?¿Por
qué tuvieron que esperar a que
estuvieron muertos? Te obligaban a
vivir con 18.50 por semana, en la
última miseria y no te atrevías a
liberarte, a decir palabra alguna y
cuando te matan te levantas. Idiota.
WEBSTER.- No me había dado
cuenta. Éramos tan esclavos que no
nos dábamos cuenta de nuestra
esclavitud.
MARTHA.- ¡Y los demás como
tú! Esperan asta que sea tarde. Hay
muchas cosas por las cuales los
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