1925-1927: del Diccionario Usual y del Diccionario - Departamento ...
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hace referencia a los trabajos de impresión 18 . En estos primeros años tampoco se halla<br />
ninguna alusión al <strong>Diccionario</strong> histórico. Solo a partir de 1926 el BRAE se refiere<br />
esporádicamente a las voces aprobadas para la “futura edición <strong>del</strong> «<strong>Diccionario</strong>»” 19 .<br />
- Aspectos relacionados con la gestión de la Academia. Sin duda, lo más destacado es el<br />
fallecimiento de Maura y la presidencia interina de Menéndez Pidal (XII/<strong>1925</strong>: 694),<br />
que luego se convierte en definitiva (XIII/1926: 655).<br />
- Noticias de la relación de la Academia con otras academias correspondientes. Es un<br />
aspecto especialmente frecuente en este apartado. Es importante observar cómo van<br />
apareciendo noticias de la constitución de diversas academias: de la Filipina (VI/1919:<br />
288), de la Uruguaya (X/1923: 113), de la Panameña (XIII/1926: 379; 541), de la<br />
Cubana (Ibíd), de la Paraguaya (XIV/<strong>1927</strong>: 438), de la Boliviana (XIV/<strong>1927</strong>: 692).<br />
Según noticia de la propia Academia (Ibíd.) en ese momento solo quedaban por<br />
constituirse la Nicaragüense y la Dominicana. El objetivo también se expresaba con<br />
claridad en el BRAE (VI/1919: 288): la colaboración en los trabajos <strong>del</strong> <strong>Diccionario</strong> 20 .<br />
1.2. LA CUESTIÓN DEL LÉXICO CIENTÍFICO Y TÉCNICO<br />
El debate sobre la presencia de voces técnicas en el diccionario se remonta, cuando menos, al<br />
<strong>Diccionario</strong> de Autoridades (RAE 1726-1739), cuando la Academia se compromete a<br />
elaborar un diccionario de voces de ciencias y artes que nunca se publicó. Ese cometido fue<br />
satisfecho parcialmente por Terreros (1786-1793), pero a lo largo <strong>del</strong> siglo XIX se trata de<br />
uno de los temas recurrentes 21 , como demuestran, por ejemplo, algunos de los debates<br />
celebrados con objeto <strong>del</strong> Congreso literario hispanoamericano de 1892 22 .<br />
En efecto, Clavería (2003: 293-296) muestra cómo el léxico especializado fue un tema<br />
esencial en la 13ª ed. (RAE 1899). Por los estudios parciales realizados sobre determinados<br />
18 El epígrafe dice así: “Voces nuevas para el <strong>Diccionario</strong>” .-En diversas juntas de los meses de enero y febrero<br />
la Academia acordó que se admitiesen en la futura edición XVI de su <strong>Diccionario</strong> y desde luego en el<br />
<strong>Diccionario</strong> manual que actualmente se está acabando de imprimir, los neologismos siguientes: (...)”. Se trata de<br />
esquí, amarar y amaraje, y locutor y locutora.<br />
19 Las voces tratadas son (se respetan las mayúsculas como en el original): Agresor, ra; Agrafia; Carel;<br />
Acracia; Algabeño, ña; Anarquizar; Anticlerical; Encartar; Estribo; Lanificio; Asesoramiento; Carrocero, ra;<br />
Avilesino, na; Catalanista, Milord y Miladi; Conventillo; Alcaldesa; Báquira; Banderín y Cucar (XIII/1926:<br />
251); Vicealmirante; borreguero, caballar, brodequín, capitalidad, capitalista, cazoletear, cumbrera, chauche,<br />
estribera, mochar, morreo, olma, obstetriz, tropo, pavo, heliograma (XIII/1926: 380); escultista, escultismo<br />
(XIV/<strong>1927</strong>: 693).<br />
20 Se dice en el BRAE: “La Academia Española está en frecuente y no interrumpida comunicación con ellas (las<br />
academias americanas); les envía sus obras y recibe las americanas; contesta a todas las preguntas y<br />
observaciones que tienen a bien dirigirle y las excita para que envíen toda clase de noticias útiles para los<br />
trabajos comunes de unas y otras Academias, en especial las conducentes a enriquecer el <strong>Diccionario</strong>”. El<br />
proceso de creación de las Academias correspondientes se conoce mucho mejor en la actualidad gracias a<br />
Zamora Vicente (1999: 345-367).<br />
21 En Alvar Ezquerra (1993: 229) se puede seguir la evolución <strong>del</strong> tema en los prólogos de los diccionarios<br />
académicos. La bibliografía sobre tecnicismos en los diccionarios <strong>del</strong> s. XIX es muy amplia. Un estudio clásico<br />
es el de Seco (1988b). También hay se describe la importancia de los diccionarios no académicos <strong>del</strong> siglo XIX<br />
en Martínez Marín (2000), Azorín (2002) sobre el léxico técnico en Salvá, e Iglesia (2004) sobre este léxico en<br />
Domínguez. Sobre Terreros, véase Alvar Ezquerra (1987a), Álvarez de Miranda (1992) y Azorín / Santamaría<br />
(2004), quienes buscan el contrapunto respecto a Autoridades.<br />
22 Se pone de manifiesto en Gutiérrez Cuadrado / Pascual (1992: XXV), quienes muestran el interés que suscita<br />
el léxico técnico y la necesidad de elaborar diccionarios de tecnicismos, con intervenciones de destacados<br />
científicos y académicos, entre los que destaca Rodríguez Carracido.