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fondo desea que vivan como solitarios; de ahí el nombre de Eremitas del<br />
Sagrado Corazón con que les llamó algún tiempo: «Se consideran como<br />
solitarios, aun viviendo varios juntos, a causa del gran recogimiento en el<br />
que transcurre su vida» 2<br />
Más tarde, en Beni-Abbés y en Tamanrasset, cuando el hermano Carlos<br />
de Jesús tenga a la vista realizar la vida de Nazaret viviendo en íntimo<br />
contacto con las gentes del país, buscará la soledad con intervalos, bien sea<br />
en sus ermitas, bien sea en el curso de sus viajes a través del desierto.<br />
También los hermanos están llamados, a causa precisamente de su<br />
vocación para la vida de Nazaret, a vivir periódicamente en el desierto,<br />
especialmente en ciertas ocasiones; por ejemplo, en el transcurso de su<br />
formación, o a intervalos regulares durante su vida entre los hombres, y<br />
también en la época de estancias más o menos prolongadas, sobre todo<br />
para aquellos hermanos que se sintieran interiormente llamados por Dios,<br />
con miras a una oración de intercesión más urgente dentro de la línea<br />
misma de su vocación, que les destina a ser redentores con Jesús.<br />
Las fraternidades en el desierto parecen responder, por tanto, a una<br />
doble necesidad de los hermanos: la de una iniciación progresiva a la oración<br />
contemplativa dentro del marco de una vida de Nazaret más solitaria,<br />
iniciación que se efectúa principalmente en las fraternidades de noviciado; y<br />
la de una vida de adoración y de intercesión, cuya intensidad requiere como<br />
de sí misma lo absoluto del desierto. Es a esta última necesidad a lo que responden,<br />
sobre todo las fraternidades de desierto propiamente dichas.<br />
Es con la intención de mantener este ritmo de oración solitaria por lo<br />
que las fraternidades, y especialmente las establecidas en aglomeraciones<br />
urbanas y dedicadas al trabajo, deben establecer en los alrededores inmediatos<br />
una ermita que ofrezca las condiciones de aislamiento y de silencio<br />
que permitan efectuar periódicamente verdaderas estancias en el desierto.<br />
Estas breves estancias en una ermita serán ya para los hermanos ocasión<br />
de entregarse a una oración de intercesión más apremiante. Pero otras fraternidades<br />
deben ser capaces de procurar a los hermanos unas condiciones<br />
que hagan posible estancias prolongadas en la soledad, añadiéndoles<br />
el ambiente de recogimiento de una comunidad fraternal, del que muchos<br />
2. C. FOUCAULD, Reglamento de los Hermanos del Sagrado Corazón, 1899.<br />
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