16341.Boletin Iesus Caritas 159

con él, lo comprende, y actúa ofreciéndole su perdón y plenitud. Dios es
agápe “No sólo porque se da del todo gratuitamente, sin ningún mérito
anterior, sino también porque es amor que perdona” (nº 10). Los profetas
Oseas y Ezequiel, sobre todo, han descrito esta pasión de Dios por su pueblo
con imágenes eróticas audaces. La relación de Dios con Israel es ilustrada
con la metáfora del noviazgo y del matrimonio; por consiguiente, la
idolatría es adulterio y prostitución... La historia de amor de Dios con
Israel consiste, en el fondo, en que Él le da la Torah, es decir, abre los ojos
de Israel sobre la verdadera naturaleza del hombre y le indica el camino del
verdadero humanismo. Esta historia consiste en que el hombre, viviendo en
fidelidad al único Dios, se experimenta a sí mismo como quien es amado
por Dios y descubre la alegría en la verdad y en la justicia; la alegría en
Dios que se convierte en su felicidad esencial: «¿No te tengo a ti en el
cielo?; y contigo, ¿qué me importa la tierra?... Para mí lo bueno es estar
junto a Dios» (Sal 73 [72], 25. 28) (nº 9).
En este contexto, el Papa, inspirándose en el Pseudodionisio7 habla del
éros de Dios: Él ama, y este amor suyo puede ser calificado sin duda como
éros que, no obstante, es también totalmente agápe (nº 9)...Un amor tan
grande que pone a Dios contra sí mismo, su amor contra su justicia. El cristiano
ve perfilarse ya en esto, veladamente, el misterio de la Cruz: Dios
ama tanto al hombre que, haciéndose hombre él mismo, lo acompaña incluso
en la muerte y, de este modo, reconcilia la justicia y el amor (nº 10).
El aspecto filosófico e histórico-religioso que se ha de subrayar en esta
visión de la Biblia es que, por un lado, nos encontramos ante una imagen
estrictamente metafísica de Dios: Dios es en absoluto la fuente originaria
de cada ser; pero este principio creativo de todas las cosas –el Logos, la
razón primordial– es al mismo tiempo un amante con toda la pasión de un
verdadero amor. Así, el éros es sumamente ennoblecido, pero también tan
purificado que se funde con el agápe. (nº 10). Realmente Dios ad intra y ad
extra es amor que ama y quiere ser amado. Ad intra es amor: el Padre es el
amor. Es, en presente de indicativo, expresa un estado permanente, pleno,
infinito. La esencia del Padre es ser paternidad permanentemente; es
Padre significa que eternamente está engendrando al Hijo. El Padre es el
7. Cf. Los Nombres de Dios, IV, 12-14. Se trata de un autor sirio de finales del
siglo V que emplea el pseudónimo de Dionisio, nombre de un ateniense convertido
por Pablo cf. Hch 17,14.
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