Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui
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La mara<br />
Sube el ancla y Jesús Millán enciende el Jhonson fuera de borda,<br />
nuevecito, que el peñero Virgen <strong>del</strong> Valle 11 devela, a medida que<br />
se pavonea con el agua a la cintura.<br />
Huele a diciembre el peñero recién enmasillado y pintado; gira en<br />
torno a su nidal de espumas, con un motor de dos días de estreno,<br />
capaz de partir al Neverí en dos alas pardas y enormes. Una tarde<br />
Cipriano preguntó al margariteño: “viejo, ¿qué nombre le pongo al<br />
peñero?”. Y aquel le respondió: “Ponle un nombre de respeto; no le<br />
vayas a poné un nombre de musiú, como esos que les están poniendo<br />
ahora a los muchachos. Llámalo con el nombre de la Matrona<br />
de la Mar. De ella son las aguas y la vida de uno.” El largo y ancho<br />
bote cambió de nombre —“El mandinga”, se llamaba—. Lo escribió<br />
en azul a la derecha de la quilla, “Virgen <strong>del</strong> Valle 11”. Es el décimo<br />
primer peñero que compra, el más grande y único que posee.<br />
Van cuatro gaviotas sin pluma a saciarse de libertad, pues les fue conculcada<br />
hace apenas unos meses. Todo ocurrió porque las lanchas<br />
rastro-pescadoras se han venido acercando cada vez más a la costa<br />
y la pesca artesanal se ha ido diezmando; es una mano robusta que<br />
oprime el cuello de un conglomerado. Cuando arrastran mandingas<br />
a la playa —no estaba herida aún la abundancia— llegan mujeres<br />
y madres viudas pidiendo pescado en cestas grandes, para vender.<br />
Es común escuchar: “Agarre, agarre, mija, eche en la mara, que la<br />
mar da pa’ todos”.<br />
Con las rastro-pescadoras llegó el aumento <strong>del</strong> costo de todo lo<br />
que produce el mar. Se alteró el mar dentro y fuera <strong>del</strong> agua. Lo que<br />
había sido una dinámica sencilla, sana y noble, se fue convirtiendo<br />
en una maraña en donde sólo importaba la ganancia, a tal punto<br />
que, a costa de whisky, fueron dividiendo la masa de pescadores y<br />
así se fue debilitando la esencia <strong>del</strong> trabajo artesanal marino.<br />
Se reunieron muchas veces con los sicilianos que operan las lanchas<br />
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