Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui
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En los televisores se aborda tímida y falsamente el levantamiento<br />
cívico-militar. Entre las series de rin ti tin, el llanero solitario, el cisco<br />
kid y popeye, muestran boletines informativos referidos al hecho,<br />
pero mostrando imágenes de Cumaná y Maturín, para hacer creer<br />
que todo se desenvuelve normalmente en Barcelona. El engaño es<br />
gasolina que se añade a la can<strong>del</strong>a, que es el ánimo de la ciudad<br />
toda.<br />
A las 9 de la mañana revienta el tiroteo. Disparos de fusil, unos tras<br />
otros; ráfagas de ametralladoras, granadas que detonan estruendosamente.<br />
Una cuadrilla de aviones de guerra sobrevuela la ciudad. Los insurrectos<br />
levantan las banderas, apuntando con su dignidad. Las naves<br />
giran en un círculo cuyo eje es el cuartel Freites. Esta vez el levantamiento<br />
hablará con plomo grueso. Desde la radio, el Movimiento<br />
24 de Junio, con el Capitán Tesalio Morillo y el comandante Vivas, al<br />
frente, requieren que las personas que residen en los alrededores<br />
<strong>del</strong> cuartel, desalojen sus viviendas. El enfrentamiento se prevé<br />
frontal e intenso. Sobre los viejos tejados de la Barcelona colonial<br />
esgrime su brava casta, su resuelta estirpe, amolando la punta de<br />
las astas donde pende y flamea otra criatura, no menos heroica: El<br />
Tricolor Gran Colombiano, como afilados dardos que aspirasen a<br />
hacer blanco en las arteras aeronaves.<br />
Ignacio, hijo de Pedro López, acude angustiado a la casa materna<br />
de Cipriano porque su papá salió, rayando el sol, de pesca hacia<br />
Garroni, a lo que el enfermo responde: “Ojalá y no se venga por el<br />
camino de la Cruz de los Coléricos”, justo el rumbo que siempre<br />
traza el sonriente, en su faena.<br />
En la casa materna deciden que Cipriano no se entere y optan por<br />
bajar el interruptor de la electricidad para que tampoco escuche lo<br />
que a cada momento la radio anuncia. También le ocultan que Luis<br />
Germán concurrió, en solicitud de él, a su hogar. No duró mucho el<br />
empeño, pues, las caravanas, esta vez más extensas y numerosas,<br />
denunciaban ante sus oídos el levantamiento militar. Golpes sobre<br />
la cabina de los camiones, un huracán de voces amenazantes. Como<br />
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