Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui
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No escuchaba los agresivos llamados <strong>del</strong> soldado. Entre tanto, su<br />
corazón intuía proseguir buscando en la larga fila, para ver quién<br />
más había quedado en el recuerdo de su amistad. Con el ánimo<br />
abaleado y la mano temblorosa levanta otra sábana y descubre la<br />
sonrisa de Pedro López, intacta, a prueba de muerte; “se fue con la<br />
sonrisa bien puesta”, dijo Cipriano, sin palabras. Tan extraña, que<br />
en vez de invitar al llanto, convocaba a imitarla. Recordó la última<br />
parte de la décima “se estaba despidiendo”, —pensó— cuando le<br />
cantó a la Cruz de Ramón Florecido:<br />
Y si en algún momento incierto<br />
cuando mis ojos no vean<br />
Por más que estén abiertos<br />
Es la voluntad de Dios que así sea<br />
Que me canten todas las brisas<br />
No me matarán la sonrisa<br />
Aunque me maten el cuerpo.<br />
Fue ametrallado cuando caminaba, justo frente a la Cruz de los Coléricos.<br />
La prensa lo incluyó entre los “sediciosos y conspiradores…<br />
que se propusieron romper el régimen de libertades, el respeto a las<br />
leyes y el orden constitucional.” Le fueron incautadas armas suficientemente<br />
peligrosas: una mara vieja, casi deshilachada, tres róbalos,<br />
cinco lebranches, una atarraya de unos cinco kilos y una totuma<br />
sin agua, y la de más poder: ¡Su sonrisa! A prueba de fusilamiento.<br />
Mira Cipriano hacia arriba, al tiznado espacio, en busca siquiera de<br />
un astro, cuyo destello le ayude a medir y comprender la dimensión<br />
de su dolor, pero igual que el cuerpo al que arropa, lo observa<br />
a media asta. Intuyendo a los mismos astros escondidos entre el<br />
duelo cielo, voltea, en tanto que otro asombro queda salpicado de<br />
asco: Junto a dos soldados, con sombrero de cogollo y dos de sus<br />
guardaespaldas murmura al oído <strong>del</strong> sargento, Stragliotta.<br />
Repentinamente se le viene encima el soldado; saca el seguro <strong>del</strong><br />
fal y cuando se dispone a disparar, junto con su hermana, sobre<br />
cuyo hombro se apoya, desafía un griterío de mujeres sollozantes,<br />
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