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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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sajero empieza a convertirse en el contenido<br />

del mensaje.<br />

Analicemos el problema de la pobreza<br />

seguramente el más grande de los que existen<br />

desde la terminación de la guerra fría.<br />

Veamos cómo es tratado por las grandes<br />

redes de la televisión. La primera manipulación<br />

llevada a cabo consiste en presentar<br />

la pobreza como sinónimo del drama del<br />

hambre. Sabemos que dos terceras partes de<br />

la humanidad viven en la miseria, provocada<br />

por una división injusta del mundo en<br />

ricos y pobres. Mientras tanto, el drama<br />

del hambre aparece sólo de vez en cuando<br />

y en territorios aislados, porque suele ser un<br />

drama de dimensión local. Además, sus<br />

fuentes están, con frecuencia, en cataclismos<br />

naturales como la sequía o las inundaciones.<br />

En otras ocasiones la causa son las<br />

guerras. Además, los mecanismos de liquidación<br />

del hambre, en tanto que plaga aparecida<br />

de manera repentina, son bastante<br />

eficaces. Para combatirla son aprovechados<br />

los excedentes de alimentos de que disponen<br />

los países ricos, enviados a los lugares<br />

de carencia de manera masiva y en operaciones<br />

de gran envergadura. Y esas operaciones<br />

de liquidación del hambre, por<br />

ejemplo en Sudán o Somalia, es lo que suele<br />

mostrar la televisión. Mientras tanto, no<br />

se dice ni una sola palabra sobre la necesidad<br />

de liquidar la miseria global.<br />

El segundo truco aplicado por quienes<br />

manipulan el tema de la miseria es su presentación<br />

en los programas de carácter<br />

geográfico, etnográfico y turístico, que<br />

muestran rincones exóticos del mundo. De<br />

esa manera la miseria se identifica con el<br />

exotismo y se transmite el mensaje de que<br />

su lugar idóneo son los sitios exóticos. La<br />

miseria, así mostrada, tiene el valor de algo<br />

curioso, casi de una atracción turística. Particularmente<br />

abundantes son las imágenes<br />

dedicadas a esa cuestión en los canales de<br />

televisión especializados en temas turísticos<br />

como Travel, Discovery, etcétera.<br />

El tercer gran truco de los manipuladores<br />

es la presentación de la miseria como<br />

un fenómeno estadístico, es decir, como<br />

un elemento normal del mundo real. La<br />

miseria vista así es algo imposible de erradicar<br />

y, por consiguiente, el hombre no<br />

puede entenderla como un reto para su civilización,<br />

ya que es algo con lo que hay<br />

que aprender a convivir.<br />

Seamos objetivos y justos<br />

Volvamos al punto de partida: ¿Cómo reflejan<br />

los medios el mundo? Desafortunadamente<br />

lo hacen de manera muy superficial<br />

y fragmentaria. Se centran en las visitas<br />

de los presidentes y en los atentados terro-<br />

Nº 92 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

ristas, pero incluso a esos temas se dedican<br />

cada vez menos. Según Le Monde Diplomatique<br />

de agosto de 1998, en los últimos<br />

cuatro años la audiencia de los telediarios<br />

de las tres principales redes de la televisión<br />

norteamericana disminuyó de un 60% a<br />

un 38% del total de los telespectadores. En<br />

los tres telediarios indicados, el 72% de las<br />

noticias de primera plana son de carácter<br />

local y se relacionan con la violencia, las<br />

drogas, los atracos y las violaciones. Las<br />

noticias del extranjero ocupan no más del<br />

5% del tiempo de los telediarios, pero son<br />

muchas las ediciones en las que no se transmite<br />

ni una sola. En 1987 el semanario Time<br />

(su edición norteamericana) dedicó 11<br />

portadas a los temas internacionales, mientras<br />

que 10 años más tarde, en 1997, solamente<br />

una. La selección de las informaciones<br />

se basa cada vez más en la norma de<br />

que “si contiene sangre, sirve”.<br />

Vivimos en un mundo paradójico, porque,<br />

por un lado, se dice que el desarrollo<br />

de las comunicaciones ha conectado a todos<br />

los puntos del planeta entre sí, lo ha<br />

convertido en una aldea global, mientras<br />

que, por otro, la temática internacional<br />

ocupa cada vez menos espacio en los medios,<br />

desplazada por la información local,<br />

por las noticias sensacionalistas, por los<br />

chismes y por todas las novedades utilizables.<br />

Pero seamos objetivos y justos. La revolución<br />

de los medios está en pleno desarrollo.<br />

Se trata de un fenómeno totalmente<br />

nuevo en la civilización humana, demasiado<br />

nuevo para que ésta haya podido<br />

generar ya los anticuerpos necesarios para<br />

combatir las patologías que genera: la manipulación,<br />

la corrupción, la arrogancia, la<br />

veneración de la porquería. La literatura<br />

que trata sobre los medios es muy crítica, a<br />

veces incluso apabullante. Tarde o temprano<br />

influirá, al menos de manera parcial,<br />

sobre el desarrollo de los medios. Además,<br />

tenemos que reconocer que hay mucha<br />

gente que se sienta ante el televisor porque<br />

espera ver exactamente lo que las televisiones<br />

le ofrecen. Ya en los años treinta el gran<br />

filósofo español Ortega y Gasset escribió en<br />

su libro La rebelión de las masas que la sociedad<br />

es una colectividad de personas satisfechas<br />

de sí mismas y, en particular, de<br />

sus gustos y preferencias. Por último, el<br />

mundo de los medios es muy complejo y<br />

diverso. Se trata de una realidad con muchos<br />

niveles. Por eso, junto a los que constituyen<br />

la mayor basura, junto a los que<br />

ofrecen la falsedad, hay otros estupendos:<br />

hay magníficos programas de televisión,<br />

excelentes emisoras de radio y espléndidos<br />

diarios. Y de lo bueno también hay tanto<br />

que la persona que realmente quiere llegar<br />

hasta la información honesta, hasta la reflexión<br />

profunda y hasta el saber sólido,<br />

puede encontrar de todo y en grandes cantidades.<br />

Más difícil es disponer del tiempo<br />

necesario para poder asimilar toda la oferta<br />

existente. Con frecuencia acusamos a los<br />

medios para justificar así el letargo en que<br />

se encuentran sumidas nuestras propias<br />

conciencias, nuestra falta de sensibilidad y<br />

de imaginación, nuestra pasividad.<br />

Esos aspectos positivos de los medios<br />

existen porque en el mundo entero, en las<br />

redacciones de los diarios, estudios de la<br />

radio y emisoras de televisión, hay gente extraordinaria,<br />

gente sensible y de gran talento,<br />

gente que siente que el prójimo es algo<br />

muy valioso y el planeta en que vivimos<br />

un lugar apasionante, merecedor de ser conocido,<br />

comprendido y salvado. Esa gente<br />

trabaja con frecuencia con máxima abnegación<br />

y entrega, con entusiasmo y espíritu<br />

de sacrificio, renunciando a las comodidades,<br />

al bienestar e, incluso, a la seguridad<br />

personal. Su único objetivo es dar testimonio<br />

del mundo que nos rodea y mostrar<br />

los muchos peligros y esperanzas que encierra.<br />

n<br />

[Charla dictada el 19 de noviembre de 1998 en Estocolmo,<br />

en el acto de entrega de los premios nacionales<br />

de periodismo en Suecia Stora jurnalstpriset].<br />

Traducción: Jorge Ruiz Lardizábal<br />

RYSZARD ZAPUSZINSKI ´ ´<br />

Ryszard Kapus´cin´ski es periodista. Autor de El<br />

emperador, El sha y El imperio.<br />

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