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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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EL DISLATE COMO MÉTODO<br />

Usar la ciencia en vano<br />

En su aclaración posterior a la<br />

publicación del artículo en Social<br />

Text, Sokal afirma que sus<br />

motivos fueron intelectuales y<br />

políticos. No respondió su iniciativa<br />

a una defensa de la<br />

ciencia dura; por el contrario,<br />

a lo largo de ella, y después a<br />

lo largo del libro, delimita una<br />

y otra vez el ámbito de aplicación<br />

de las ciencias de la naturaleza<br />

y critica precisamente<br />

que se saquen de contexto y se<br />

utilicen para apoyar las más<br />

peregrinas afirmaciones en el<br />

mundo del psicoanálisis, la<br />

lingüística o la antropología,<br />

aprovechando su potencial<br />

amedrentador y su terminología<br />

críptica para la mayoría de<br />

la gente. Ni se trataba tampoco<br />

de señalar, con puntillosa<br />

aplicación, los errores en comas,<br />

números o conceptos relacionados<br />

con las ciencias de<br />

la naturaleza cometidos por<br />

ciertos pensadores en esas disciplinas.<br />

Lo que queda meridianamente<br />

claro, por el contrario,<br />

es su intención de<br />

demostrar la farsa intelectual,<br />

que va más allá de la inclusión<br />

de errores en tal o cual fórmula,<br />

sobre la que se configuran<br />

muchos textos que contienen,<br />

sin ton ni son, nociones procedentes<br />

de las matemáticas o de<br />

las ciencias de la naturaleza.<br />

Nociones que no significan literalmente<br />

nada pero que resultan<br />

impresionantes de tan<br />

grandilocuentes y tan oscuras.<br />

Véase, por ejemplo, una muestra<br />

en la que el reverenciado<br />

Jacques Lacan justifica el papel<br />

psicoanalítico de los números<br />

complejos:<br />

“Y puesto que la batería de significantes,<br />

en cuanto a tal, es por eso<br />

mismo completa, este significante no<br />

puede ser más que un trazo que se traza<br />

desde su círculo sin que se pueda<br />

contar como parte de él. Puede simbolizarse<br />

mediante la inherencia de<br />

un (-1) en el conjunto total de los significantes.<br />

Como tal, es impronunciable,<br />

pero no así su operación, ya que<br />

ésta es la que se produce cada vez<br />

que es pronunciado un nombre propio.<br />

Su enunciado se iguala a su significado.<br />

Así, calculando ese significado<br />

según el método algebraico que utilizamos,<br />

tendremos:<br />

S (significante<br />

s (significado)<br />

siendo S =(-1), da como resultado:<br />

s = √-1”.<br />

O bien el igualmente absurdo<br />

pero más divertido:<br />

“Es así como el órgano eréctil<br />

viene a simbolizar el lugar del goce,<br />

no en sí mismo, ni siquiera en forma<br />

de imagen, sino como parte que falta<br />

en la imagen deseada; de ahí que sea<br />

equivalente al √-1 del significado obtenido<br />

más arriba, del goce que restituye,<br />

a través del coeficiente de su<br />

enunciado a la función de falta de significante:<br />

(-1)”.<br />

Como Reichenbach diría,<br />

la principal tarea del filósofo es<br />

combatir lo que Francis Bacon<br />

llamaba los ídolos del teatro, es<br />

decir, el lenguaje vagoroso y altisonante<br />

que no significa gran<br />

cosa ni es susceptible de verificación,<br />

y así contribuir a<br />

“que esta neblina se desvanezca<br />

en el aire fresco de los significados<br />

claros” 3 .<br />

Por lo visto, no todo el<br />

mundo ve esa necesidad de razonar<br />

a partir de significados<br />

claros. Es difícil, por lo demás,<br />

calcular el número de veces<br />

que, conforme al esquema sugerido<br />

por el mismo Reichenbach,<br />

un estudiante de Lacan<br />

tendría que leer el texto anterior<br />

hasta llegar a convencerse<br />

de la equivalencia entre el órgano<br />

eréctil y la raíz cuadrada<br />

de menos uno. La demostración<br />

de que la alabanza desmesurada<br />

es moneda corriente en<br />

ciertos ambientes académicos<br />

es que Althusser, a la vista de<br />

textos como el mencionado,<br />

haya escrito:<br />

“Lacan dota, finalmente, al pensamiento<br />

de Freud de los conceptos<br />

científicos que exige”.<br />

La parodia de Sokal, aceptada<br />

con entusiasmo por los<br />

editores de la revista, contiene<br />

algunos hallazgos interesantes.<br />

Así, muy en su papel de azote<br />

de científicos obtusos que creen<br />

que existe un mundo objeti-<br />

3 Ibídem.<br />

= s (enunciado)<br />

vo del que puede llegar a saberse<br />

algo, empieza ridiculizando<br />

hasta la irrisión, sin ninguna<br />

argumentación pero utilizando<br />

algunos de los latiguillos más<br />

en boga,<br />

“el dogma impuesto por la larga<br />

hegemonía posilustrada en el pensamiento<br />

occidental, que se puede resumir,<br />

brevemente, de la siguiente forma:<br />

existe un mundo exterior, cuyas propiedades<br />

son independientes de cualquier<br />

ser humano individual e incluso<br />

de la humanidad en su conjunto; dichas<br />

propiedades están codificadas en<br />

leyes físicas ‘eternas’ y los seres humanos<br />

pueden obtener un conocimiento<br />

fidedigno, aunque imperfecto y tentativo,<br />

de estas leyes ateniéndose a los<br />

procedimientos ‘objetivos’ y las restricciones<br />

epistemológicas prescritos por el<br />

(así llamado) método científico”.<br />

En realidad todo el texto<br />

está compuesto a base de afirmaciones<br />

altisonantes, a veces<br />

con cierto sentido, otras completamente<br />

absurdas, y siempre<br />

llevadas más allá del límite de<br />

lo sensato. Nótese, por ejemplo,<br />

el tono rotundo e incuestionable<br />

con el que razona en<br />

una nota a pie de página:<br />

“No puedo estar de acuerdo con<br />

la conclusión de Argyros según la cual<br />

la desconstrucción derrideana es, en<br />

consecuencia, inaplicable a la hermenéutica<br />

de la cosmología del universo<br />

primitivo, ya que el argumento de<br />

Argyros se funda en un uso inadmisiblemente<br />

totalizador de la relatividad<br />

especial (en términos técnicos, las ‘coordenadas<br />

del cono de luz’) en un<br />

contexto en el que la relatividad general<br />

es inevitable”.<br />

Precisamente en relación<br />

con la relatividad, trae Sokal a<br />

colación un texto de Derrida<br />

en el que el pensador francés<br />

discurre sobre la constante G<br />

de Newton del siguiente modo:<br />

“La constante einsteiniana no es<br />

una constante, ni tampoco es un centro.<br />

Es el concepto mismo de variabilidad<br />

–es, a fin de cuentas, el concepto<br />

del juego–. Dicho en otras palabras,<br />

no es el concepto de una cosa –de un<br />

centro a partir del cual un observador<br />

podría dominar el campo–, sino el<br />

concepto mismo del juego…”.<br />

Para, a continuación, extrapolar<br />

el razonamiento espiral<br />

de Derrida, ampliarlo y lle-<br />

varlo a términos cada vez más<br />

absurdos, hasta sugerir que esa<br />

puesta en cuestión del carácter<br />

constante de la constante de<br />

Newton debe extenderse al<br />

mismísimo número π, que<br />

aparece junto con G en la<br />

ecuación de Einstein, y cuya<br />

constancia habría también que<br />

poner en cuestión.<br />

Las referencias a los autores<br />

más celebrados son siempre<br />

aduladoras, lo que responde a<br />

su propósito de poner de manifiesto<br />

los vicios de la tribu<br />

académica. Vicios que, de tan<br />

normales, pasan muchas veces<br />

desapercibidos, llegando en este<br />

tipo de literatura a cotas difícilmente<br />

superables. Y junto<br />

a la adulación, la demostración<br />

de la impostura. Así, después<br />

de una alusión especialmente<br />

lisonjera a Robert Markley, comenta<br />

Sokal uno de sus textos<br />

en el que, en medio de una<br />

confusión notable sobre términos<br />

matemáticos y físicos, enumera<br />

la acostumbrada lista de<br />

disciplinas que obligarían a<br />

abandonar la linealidad, el determinismo<br />

o la causalidad: Física<br />

Cuántica, Bootstrap hadrónico,<br />

teoría de los números<br />

complejos y teoría del caos.<br />

Pues bien, Sokal, en otra nota<br />

a pie de página, afirma:<br />

“Un pequeño detalle: no me parece<br />

evidente que la teoría de los números<br />

complejos, que constituye una<br />

rama nueva y todavía bastante especulativa<br />

de la física matemática, deba tener<br />

el mismo estatuto epistemológico<br />

que las tres ciencias sólidamente establecidas<br />

que cita Markley”.<br />

El pequeño detalle está en<br />

que los números complejos son<br />

una parte de las matemáticas<br />

desarrollada a lo largo del siglo<br />

pasado, al alcance de cualquier<br />

estudiante de COU, y no presenta<br />

ningún problema conceptual.<br />

No tendría, por tanto,<br />

sitio en esa lista propuesta por<br />

Markley, pero por razones diametralmente<br />

opuestas a las<br />

aducidas. Es imposible, por lo<br />

demás, tomarse en serio el<br />

amasijo incoherente de disciplinas<br />

que cita. La ignorancia<br />

se señala llevándola hasta el absurdo,<br />

pero en un ambiente de<br />

48 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 92

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