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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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POTSDAM, 1945: EL FRANQUISMO EN ENTREDICHO<br />

cluir totalmente la posibilidad de una<br />

acción de los generales, pero todos los<br />

informes llegados de Madrid dan la<br />

impresión de que Franco está más firmemente<br />

asentado en el poder que<br />

nunca 7 .<br />

En definitiva, a principios<br />

de julio de 1945 las autoridades<br />

británicas eran conscientes<br />

del fracaso de su objetivo de<br />

expulsar a Franco mediante<br />

“alfilerazos” retóricos. Como<br />

apuntó entonces un analista<br />

diplomático: “En estas circunstancias,<br />

lo más que podemos<br />

esperar es una modificación del<br />

presente régimen y la supresión<br />

de sus elementos más reprobables”.<br />

Ésa sería la estrategia de<br />

Franco para lograr la supervivencia<br />

política de su régimen<br />

durante aquellos meses críticos<br />

y con posterioridad.<br />

La ‘cuestión española’ y la<br />

sombra de la Unión Soviética<br />

La confirmación del fracaso<br />

de la política de presión retórica<br />

sobre Franco fue paralela<br />

a una intensificación del temor<br />

a cualquier iniciativa soviética<br />

en el tema. Durante la<br />

guerra, Stalin se había abstenido<br />

de toda acción diplomática<br />

o militar contra España,<br />

pese a la hostilidad ideológica<br />

y la existencia de la División<br />

Azul. Sin embargo, ante la<br />

cercanía de la derrota nazi,<br />

fueron apareciendo síntomas<br />

del interés soviético por el futuro<br />

español.<br />

En febrero de 1945, Londres<br />

recibió la primera noticia<br />

al respecto. Durante la visita del<br />

general De Gaulle a Moscú el<br />

diciembre anterior, los soviéticos<br />

habían manifestado su convicción<br />

de que la no intervención<br />

anglo-francesa en la guerra<br />

civil había sido “una de las<br />

principales causas de la guerra<br />

mundial”. También comunicaron<br />

su deseo de abordar la cuestión<br />

española “tan pronto como<br />

la guerra hubiera finalizado”,<br />

7 Memorándum de Garran, funcionario<br />

encargado de España en el FO,<br />

1 de julio de 1945, FO 371/49612<br />

Z8559.<br />

considerando la colaboración<br />

francesa en el tema como “piedra<br />

de toque de la alianza franco-rusa”.<br />

La reacción británica<br />

fue expresiva: “Espero que<br />

Franco se haya marchado antes<br />

de que los rusos tengan tiempo<br />

de dedicarse a él” 8 .<br />

La ansiedad británica sobre<br />

las intenciones soviéticas en<br />

España se acentuó en las semanas<br />

que siguieron a febrero de<br />

1945: “La guerra fría comenzó<br />

entre las conferencias de Yalta<br />

y Potsdam con motivo de la<br />

cuestión polaca” 9 . Tras la apariencia<br />

de acuerdo alcanzada<br />

en Yalta con la declaración, garantizando<br />

elecciones libres en<br />

todos los países ocupados, la<br />

divergencia entre el bloque<br />

occidental y la URSS fue destruyendo<br />

la Gran Alianza contra<br />

el Eje. La victoria en Europa<br />

(8 de mayo) intensificó el<br />

proceso porque eliminó al enemigo<br />

común que había aunado<br />

al imperialismo británico, al<br />

capitalismo americano y al comunismo<br />

soviético. El núcleo<br />

de divergencia radicaba en la<br />

configuración política de los<br />

Estados de Europa Oriental liberados<br />

por el avance del Ejército<br />

Rojo. Durante la guerra,<br />

Stalin había reivindicado su<br />

derecho a restablecer las fronteras<br />

perdidas en junio de<br />

1941 por el ataque alemán<br />

(que incluían Polonia Oriental<br />

y los Estados bálticos) y a garantizar<br />

la seguridad de la<br />

URSS mediante Estados fronterizos<br />

“amigos”. Los occidentales<br />

habían asumido esa demanda<br />

y, en el caso británico,<br />

habían llegado a un reparto de<br />

influencias en los Balcanes en<br />

octubre de 1944 (Rumania y<br />

Bulgaria para la URSS, Grecia<br />

para el Reino Unido, y Hungría<br />

y Yugoslavia a partes iguales)<br />

10 . En la primavera de<br />

8 Minuta de Hoyer-Millar, 10 y 13<br />

de febrero de 1945, FO 371/49610<br />

Z2003.<br />

9 A. W. DePorte: Europe Between<br />

the Superpowers. The Enduring Balance,<br />

pág. 92. New Haven, 1986.<br />

10 W. S. Churchill: The Second<br />

World War, vol. 6, pág. 252. Londres,<br />

1954.<br />

Stalin, Truman y Churchill<br />

1945, con el avance de sus tropas,<br />

Stalin aseguró su hegemonía<br />

en Polonia, Rumania y<br />

Bulgaria mediante regímenes<br />

filosoviéticos dominados por<br />

comunistas.<br />

Ese proceso y la influencia<br />

soviética en Finlandia, Hungría,<br />

Austria, Checoslovaquia y<br />

este de Alemania causaron preocupación<br />

en Londres y Washington.<br />

El caso polaco se<br />

convirtió en piedra de toque<br />

de la crisis entre los aliados<br />

contra Japón. En esencia, la<br />

voluntad soviética de garantizar<br />

su seguridad mediante un<br />

estricto reparto de esferas de<br />

influencias se oponía a la pretensión<br />

occidental de celebrar<br />

elecciones libres y mantener su<br />

presencia en la zona oriental.<br />

El problema era la imposibilidad<br />

de conciliar demandas soviéticas<br />

con objetivos occidentales:<br />

“Habida cuenta de las<br />

tradiciones, prejuicios y estructuras<br />

sociales de Europa del<br />

Este, cualquier Gobierno libremente<br />

electo sería con seguri-<br />

dad antirruso” 11 . La respuesta<br />

de Stalin a las presiones fue tajante<br />

y recordaba su respeto a<br />

los acuerdos de reparto previos.<br />

En abril de 1945 escribió a<br />

Churchill que la URSS “no<br />

puede aceptar la existencia en<br />

Polonia de un gobierno hostil”<br />

y que “tampoco reclamaba el<br />

derecho a intervenir (en Bélgica<br />

y Grecia) porque se daba<br />

cuenta de cuán importantes<br />

eran para la seguridad de Gran<br />

Bretaña” 12 .<br />

Incapaces de cambiar la situación,<br />

las potencias occidentales<br />

aceptaron en mayo la voluntad<br />

soviética en Polonia<br />

(reconociendo al Gobierno ins-<br />

11 S. E. Ambrose: Rise to Globalism.<br />

American Foreign Policy since 1938,<br />

pág. 53. Harmonsworth, 1993. Según<br />

DePorte (pág. 92): “Si pudiéramos entender<br />

por qué Estados Unidos quiso<br />

negar a los rusos en 1945 lo que había<br />

concedido a los alemanes en 1939, nos<br />

encontraríamos cerca de explicarnos el<br />

origen de la guerra fría”.<br />

12 Citado en P. de Senarclens:<br />

From Yalta to the Iron Curtain, pág. 30.<br />

56 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 92

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