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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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EL ‘ COMUNISMO’ DE L. WITTGENSTEIN<br />

dentro del volumen Recuerdos<br />

de Wittgenstein 11 .<br />

Consiste en describir las impresiones<br />

del filósofo a propósito<br />

de Rusia y las estimaciones<br />

de Wittgenstein sobre el pensamiento<br />

marxista en su relación<br />

con Rhees.<br />

Nos transmite este albacea<br />

que, en realidad, en Wittgenstein,<br />

cuando llega a hablar del<br />

marxismo, existen en cierto<br />

modo consideraciones críticas<br />

del carácter ideológico-cultural<br />

respecto a términos como “progreso”,<br />

“ciencia” o “historia”,<br />

una vez planteados por el típico<br />

lenguaje de la intelligentsia soviética.<br />

Con todo, también<br />

Rhees nos transmite que cuando<br />

Wittgenstein establece un<br />

parangón entre Hitler y dirigentes<br />

comunistas, el vienés subraya<br />

que, para él, cuando<br />

“Lenin hablaba tenía algo que<br />

decir y quizá haya pensado que<br />

lo mismo era cierto en cuanto a<br />

Stalin” 12 . Cuestión francamente<br />

opuesta a lo dicho por el positivista<br />

lógico de Oxford Alfred<br />

Ayer, quien en el libro<br />

Wittgenstein estima que es precisamente<br />

“la creciente tiranía<br />

de Stalin” la que impide que<br />

nuestro filósofo se establezca de<br />

forma permanente en Rusia 13 .<br />

En todo caso, Rhees contribuye<br />

diciendo que las posibles simpatías<br />

de Wittgenstein por<br />

Rusia podrían estar dadas por<br />

lo importante que era en la<br />

URSS que toda la gente tuviera<br />

trabajo (la importancia del trabajo,<br />

y de modo singular el trabajo<br />

manual, es algo típico en<br />

las reivindicaciones humanas<br />

formuladas por Wittgenstein);<br />

además, porque el régimen<br />

buscaba abolir las distinciones<br />

de clases.<br />

Subraya también Rhees el<br />

carácter pasional –más que teorético–<br />

que Wittgenstein parece<br />

observar en la entrega de los<br />

rusos por la construcción del<br />

socialismo en la URSS indican-<br />

11 Recuerdos de Wittgenstein (R. Rhees<br />

ed.), págs. 271-326, FCE, México, 1989.<br />

12 R. Rhees, pág. 316.<br />

13 A. Ayer: Wittgenstein. Crítica, pág.<br />

22, Bacelona, 1986.<br />

do, a raíz de comentarios de<br />

Schlick de 1931, que “la pasión<br />

promete algo, mientras que<br />

nuestra cháchara no tiene el<br />

vigor para transformar nada” 14 .<br />

Lo dice en relación con el<br />

mundo cultural norteamericano<br />

y nuestra “semidecadente”<br />

civilización europea. Mencionemos<br />

que Wittgenstein tiene<br />

posibilidad de conocer EE UU<br />

muchos años después, en 1949,<br />

gracias a una invitación personal<br />

de su discípulo Norman<br />

Malcolm. Rhees, por otra<br />

parte, comenta –en conversaciones<br />

con nuestro filósofo en<br />

1945– qué opina sobre su propia<br />

intención de militar en el<br />

PCR (trotskista), ante lo cual<br />

Wittgenstein responde y explica<br />

las dificultades en el orden<br />

del pensamiento entre filosofar<br />

y asimilar una afiliación doctrinal<br />

determinada 15 .<br />

Respecto a las consideraciones<br />

de Wittgenstein sobre<br />

Rusia después de su viaje de<br />

1935, gracias a Rhees podemos<br />

deducir que existe silencio en<br />

el vienés por la nación soviética.<br />

Cuando conversan en 1936<br />

y 1937, Rhees declara que<br />

Wittgenstein no habló “de<br />

Rusia y nada en la conversación<br />

hubiera dado pie para<br />

ello”. En su lugar, comenta la<br />

necesidad que tiene Wittgenstein<br />

por concluir un primer<br />

borrador de Investigaciones filosóficas,<br />

cuyo contenido se avanza<br />

en Noruega (donde el filósofo<br />

tiene una cabaña en Skjolden)<br />

en lugar de la URSS,<br />

pues, como bien dice Rhees,<br />

“no puedo imaginarme que<br />

haya pensado en irse allá y trabajar<br />

en su libro” 16 .<br />

3. Con todo, las palabras más<br />

nítidas de Wittgenstein acerca<br />

del porqué de su viaje a la<br />

URSS las tenemos en tres cartas<br />

suyas de junio y julio de 1935<br />

dirigidas al famoso economista<br />

J. M. Keynes, donde se menciona<br />

a Iván Mijáilovich Maisky,<br />

14 R. Rhees, pág. 319.<br />

15 R. Rhees, pág. 322.<br />

16 R. Rhees, pág. 324.<br />

embajador soviético en el Reino<br />

Unido 17 .<br />

En la primera carta Wittgenstein<br />

señala que está decidido<br />

a ir a Rusia para ver si puede<br />

“conseguir allí un empleo adecuado”.<br />

Pero cree que todo esto<br />

se puede facilitar con una determinada<br />

acreditación. Por esto,<br />

en esta carta, Wittgenstein pide<br />

a Keynes si puede crear un contacto<br />

para una conversación<br />

entre él y el embajador con el<br />

fin de obtener “una carta de<br />

presentación para algunos funcionarios<br />

en Rusia”.<br />

En la segunda se retira este<br />

asunto, diciendo Wittgenstein a<br />

Keynes que espera que Maisky<br />

conozca:<br />

“a algún funcionario de Leningrado<br />

o Moscú al cual pueda presentarme.<br />

Quiero hablar con funcionarios de dos<br />

instituciones: una de ellas es el Instituto<br />

del Norte, de Leningrado, y la otra<br />

el Instituto de las Minorías Nacionales,<br />

de Moscú. Estos institutos, según me<br />

han dicho, se ocupan de las personas<br />

que quieren ir a las colonias, las partes<br />

recientemente colonizadas de la periferia<br />

de la URSS. Quiero obtener información<br />

y, de ser posible, ayuda de la<br />

gente de esos institutos”.<br />

En esta misma carta, Wittgenstein<br />

añade a Keynes lo siguiente:<br />

“Estoy seguro de que usted comprende<br />

en parte mis razones para ir a<br />

Rusia, y admito que en parte son razones<br />

malas y hasta infantiles, pero también<br />

es verdad que detrás de todo esto<br />

hay razones profundas y hasta buenas”.<br />

En la tercera carta confiesa a<br />

Keynes que su “entrevista con<br />

Maisky se desarrolló bien”.<br />

Añade que el embajador “prometió<br />

enviarme algunas direcciones<br />

de personas en Rusia”.<br />

Pero antes de esta correspondencia<br />

con Keynes ya existe en<br />

Wittgenstein interés por Rusia<br />

a propósito de un libro del<br />

mismo economista, titulado A<br />

Short View of Russia, que ha enviado<br />

a nuestro filósofo. En<br />

17 Las cartas de Wittgenstein, en L.<br />

Wittgenstein, Cartas a Rusell, Moore y<br />

Keynes, págs. 122-126. Taurus, Madrid,<br />

1979.<br />

una carta a Keynes agradece el<br />

envío de la obra y, al parecer,<br />

Wittgenstein se identifica con<br />

determinadas características del<br />

estudio. Sobre todo, Keynes<br />

pone de relieve el fervor religioso<br />

que acompaña el ideario comunista,<br />

cuya mística parece<br />

renovar de forma laica los postulados<br />

del cristianismo. Ray<br />

Monk examina esta combinación<br />

del libro de Keynes con la<br />

naturaleza del interés de Wittgenstein<br />

por Rusia. Monk declara:<br />

“Aunque Keynes se proclama no<br />

creyente, al presentar al marxismo soviético<br />

como una fe en que se muestran actitudes<br />

fervientemente religiosas (hacia,<br />

por ejemplo, el valor del hombre corriente<br />

y la maldad del amor al dinero),<br />

pero no creencias sobrenaturales, constituye,<br />

en mi opinión, un importante indicio<br />

de lo que Wittgenstein esperaba<br />

encontrar en la Rusia soviética” 18 .<br />

Por datos de Fania Pascal,<br />

sabemos que Wittgenstein visita<br />

en la URSS a la profesora<br />

Yanovska, de la Facultad de<br />

Matemáticas de la Universidad<br />

de Moscú, y en Kazán, lugar<br />

donde Tolstói había estudiado,<br />

ofrecen a Wittgenstein una<br />

plaza de Filosofía. Según<br />

Drury, parece que la idea era<br />

que en algún momento F.<br />

Skinner acompañara a Wittgenstein<br />

a Rusia.<br />

Los institutos soviéticos de<br />

los que habla Wittgenstein a<br />

Keynes consisten en proporcionar<br />

alfabetización a las minorías<br />

étnicas de Rusia; y en este<br />

sentido la reiteración de Wittgenstein<br />

por instalarse en esos<br />

centros vendría dada por finalidades<br />

de carácter didáctico-pedagógicas.<br />

No olvidemos que<br />

una de las pocas cosas que se<br />

publican de Wittgenstein en<br />

vida es, además del Tractatus,<br />

el Vocabulario para escuelas primarias<br />

(Wörtebuch für Volksschulen),<br />

en 1926, resultado de<br />

su práctica laboral como maestro<br />

en Austria. Monk, sin embargo,<br />

insiste en que el interés<br />

18 R. Monk: L. Wittgenstein. El deber<br />

de un genio, pág. 237. Anagrama, Barcelona,<br />

1994.<br />

70 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 92

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