HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

as recientes contribuciones
de carácter biográfico de
Kimberley Cornish en
torno a la figura de Ludwig
Wittgenstein (1889-1951) han
terminado por añadir una etiqueta
nueva a la serie de actividades
vividas por el filósofo vienés.
Además de haber desempeñado
funciones de maestro,
enfermero, jardinero, arquitecto
y catedrático en Cambridge,
durante algunos años Wittgenstein
habría cumplido el papel
de espía británico durante los
años treinta a favor de la URSS.
En un reciente libro de Cornish,
aún no traducido al castellano,
titulado The Jews of Linz
(Century, Reino Unido, 284
págs.), se ponen de relieve especulaciones
en torno a este asunto.
Dicho escritor transforma al
autor del Tractatus en un posible
colaborador de la causa comunista
a partir del regreso de
Wittgenstein al Reino Unido
en 1929, después de permanecer
entre 1920 y 1926 en los
pueblos austriacos de Puchberg,
Tratenbach y Otterthal
como maestro de escuela. Junto
con pasar revista en el libro a la
relación crítica establecida
entre el pensamiento nazi de
Hitler y la postura de Wittgenstein,
a partir del contexto
escolar de ambos vivido en el
instituto de Linz en 1903, Cornish
considera que Wittgenstein
en Cambridge pudo aglutinar
a determinados agentes a
favor de Moscú.
Sin entrar a discutir las contribuciones
de Cornish, y teniendo
in mente la divulgación
que se ha hecho de este estudio,
The Jews of Linz, tanto en
España como en el Reino
Unido1 L
, queremos presentar el
contexto biográfico-documental
de Wittgenstein y su contacto
con la URSS con el fin de
ilustrar la combinación Wittgenstein-Rusia.
En este sentido,
el tema de fondo de estas páginas
tiene la pretensión de ofrecer
un contenido mucho más
descriptivo que analítico.
1. Como primer testimonio,
partamos de Fania Pascal: es
una profesora que enseña ruso
en Inglaterra a nuestro filósofo
antes de partir hacia la URSS
en 1935. Es miembro del Comité
de Amigos de la Unión
Soviética en Cambridge, y su
Recuerdo personal 2 , escrito varios
años después del fallecimiento
de Wittgenstein, puede
facilitarnos revelar y valorar las
impresiones de Wittgenstein
con Rusia. En primer lugar,
Pascal habla de la estrecha relación
del vienés con Nicolás Bajtin,
“un exiliado de la revolución
rusa, pero un comunista
de corazón al inicio de la
II Guerra Mundial; fue un
maestro y un conferenciante
inspirado” 3 . Considera Pascal
que entre los dos se producía
una especie de “inocencia infantil”
que a ambos les caracterizaba
de forma muy singular.
Agrega que la enseñanza del
ruso la imparte a Wittgenstein y
a su amigo Francis Skinner, con
el cual pensaba viajar a Rusia
ese mismo otoño de 1935.
ENSAYO
EL ‘COMUNISMO’ DE L. WITTGENSTEIN
Antecedentes para una crítica biográfica
1 El País, págs. 14-15, 15-3-1998; The
Sunday Times Bookshop, pág. 6, 15-3-
1998.
2 F. Pascal: ‘Wittgenstein. Un recuerdo
personal’, en Recuerdos de Wittgenstein
(R. Rhees ed.), págs. 43-100, FCE, México,
1989.
3 F. Pascal, op. cit., pág. 46.
MARIO BOERO
Las impresiones personales
que saca F. Pascal de Wittgenstein
respecto a Rusia son ambivalentes
y contradictorias. Por
una parte, habla del real interés
del filósofo por la sociedad que
se está implantando en la
URSS, haciendo en cierto
modo caso omiso de las duras
condiciones políticas del momento,
aunque quizá no siendo
indiferente ante la represión
ideológica de Moscú. Fania
Pascal recuerda que 1935 es el
año de enormes esfuerzos de
industrialización soviéticas, y
fecha en que el Kremlin “comenzó
a establecer rígidas reglas
que afectaban a los científicos
que se habían establecido
en la URSS como refugiados de
la Alemania nazi” 4 . Sin embargo,
otra fuente documental
considera que cuando a Wittgenstein
se le habla de tiranía
en Rusia, el filósofo dice que
“no me hace sentir indignado”
5 . Por otro lado, Pascal
comenta que, a partir de un estudio
de John Moran titulado
Wittgenstein y Rusia (1972), fue
para ella una sorpresa saber que
“Wittgenstein había leído a
Marx”, lo cual, al parecer –gracias
a Moran– revela que la actitud
del filósofo “hacia el régimen
soviético de aquella época
era mucho más positiva de lo
que la mayoría sabía o imaginaba”
6 . Todo ello contribuye para
que Cornish comente que en
Trinity College a Wittgenstein
se le consideraba un “izquierdista”.
4 F. Pascal, pág. 95.
5 R. Rhees: ‘Post Data’, en Recuerdos
de Wittgenstein (R. Rhees ed.), pág. 318,
FCE, México, 1989.
6 F. Pascal, op. cit., pág. 93.
Con todo, Pascal considera
que si realmente J. Moran hubiese
conocido el específico carácter
humano de Wittgenstein
no habría especulado en clave
ideológico–política, pues Pascal
considera “que Wittgenstein era
una persona que, por encima de
todo, buscaba su salvación espiritual”
7 . Sospechamos que esta
formulación es especialmente
subrayada por Pascal a medida
que comenta esa información
de Moran, que ha “rebasado” la
suya, en su Recuerdo personal referido
a Wittgenstein y a Rusia,
donde al parecer Moran pondría
de relieve un talante ideológico
especial en Wittgenstein
por su opción por la URSS,
donde efectivamente viajó. Para
Fania Pascal, ese talante sería
francamente incorrecto si
Moran hubiese conocido el carácter
de Wittgenstein, que en
definitiva era una persona que,
sobre todo, “buscaba su salvación
espiritual”. Como la propia
autora no especifica el contenido
de esta “salvación” (mencionada
en el contexto de Rusia),
son muchas las conjeturas que
pueden derivarse equívocamente
de aquí, pues con esa mención
de Pascal pueden caber en
el lector sugerencias extrañas:
desde un Wittgenstein que
busca vivir como un eremita en
la URSS hasta un Wittgenstein
carismático que desea conducir
masas.
Lo que Pascal parece sugerir es
que hay una dicotomía radical
entre “salvación espiritual” y
“compromisos temporales”, y
todo aquello que vive y respira
Wittgenstein en su vida –inclui-
7 F. Pascal, pág. 93.
68 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 92