HANNAH ARENDT - Prisa Revistas
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do su viaje a Rusia– habría sido<br />
algo muy lejano a los intereses<br />
ideológicos de Wittgenstein (que<br />
parecen ser puestos en primer<br />
lugar por Moran). Por eso dice<br />
Pascal que “es necio colgarle cualquier<br />
etiqueta política” 8 por su<br />
viaje a la URSS. Pues, por muy<br />
interesado que veamos a Wittgenstein<br />
por esta nación, lo que<br />
en realidad él privilegia –según<br />
Pascal– sería un profundo deseo<br />
suyo por encontrar la moral y la<br />
mística de Tolstói y Dostoievski<br />
en el seno del pueblo ruso. Agrega<br />
Pascal que con ello Wittgenstein<br />
podría, en cierto modo, estar<br />
compartiendo “esa visión idealizada<br />
de Rusia con muchos intelectuales<br />
centroeuropeos de la<br />
época, algunos de los cuales todavía<br />
la consideraban como la<br />
Madre Rusia o la Santa Rusia” 9 .<br />
Es cierto que hay un contexto<br />
histórico europeo determinado<br />
antes de la II Guerra Mundial<br />
cargado de cuestiones políticas<br />
que inciden en muchos intelectuales<br />
(nacimiento del fascismo,<br />
frentes populares, compromiso<br />
de las izquierdas). Pero para Pascal<br />
son insuficientes para explicar<br />
esa “huida” wittgensteiniana<br />
hacia Rusia. Pues Pascal en realidad<br />
subraya las reiteradas tentativas<br />
de Wittgenstein por alejarse<br />
de la “civilización” buscando los<br />
espacios más apartados posibles<br />
para encontrarse a sí mismo.<br />
Esto parece que facilita trascender<br />
lo ideológico haciendo presente<br />
lo “espiritual” en la vida de<br />
nuestro filósofo. No olvidemos<br />
que ésta puede ser una actitud<br />
que guarda relación con la idealización<br />
ética tolstoiana asumida<br />
8 F. Pascal, pág. 92.<br />
9 F. Pascal, pág. 93.<br />
Nº 92 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />
por Wittgenstein en el sentido de<br />
retirarse y romper con todo ethos<br />
público generado en la urbe. La<br />
ciudad se transforma en corruptora<br />
moral de la comunión de<br />
comunidades populares hermanas,<br />
trastocando el genuino desarrollo<br />
de una vida interior de retorno<br />
a la naturaleza, y en este<br />
sentido la fuga mundi se constituye<br />
en una práctica del espíritu<br />
indispensable en la historia del<br />
tolstoianismo. Esta instancia humana<br />
existente en Wittgenstein<br />
adquiere un marcado carácter<br />
apolítico y, al parecer, no queda<br />
sujeta a formulaciones de naturaleza<br />
partidista. Por esto, incluso<br />
para algunos, la entrega de Wittgenstein<br />
a los niños en las escuelas<br />
de Austria parece ser fruto de<br />
la inspiración romántica referido<br />
a un encuentro con lo más noble<br />
de la vida campesina tirolesa, en<br />
L. Wittgenstein<br />
lugar de propósitos ideológicoeducacionales<br />
promovidos por la<br />
reforma escolar de Otto Glöckel<br />
de los años veinte, como piensan<br />
otros analistas.<br />
Como se ha estudiado, la figura<br />
de L. Tolstói es la destacada<br />
en ese contexto wittgensteiniano.<br />
La influencia del ruso en<br />
la biografía y en la mente de<br />
Wittgenstein es mucho más importante<br />
de lo que se ha creído,<br />
y la asimilación de determinados<br />
postulados del pensamiento<br />
de Tolstói en Wittgenstein resulta<br />
ser especialmente ilustrativa<br />
a partir de ciertas características<br />
estéticas, socio-religiosas y<br />
éticas formuladas por los dos 10 .<br />
10 A. Alonso: Tolstói y Wittgenstein.<br />
Una nueva encrucijada religiosa, págs.<br />
12-51. Euridice, III, 1993.<br />
Incluso examinando los antecedentes<br />
documentales de ambos<br />
nos permiten levantar una sospecha:<br />
en lugar de observar a un<br />
espía proestalinista en Wittgenstein<br />
con su viaje a la URSS,<br />
como sugiere Cornish, en cierto<br />
modo sería interesante (y tal vez<br />
pertinente) perfilar a nuestro filósofo<br />
como el profundo simpatizante<br />
en Cambridge por el<br />
“anarquismo tolstoiano” de comienzos<br />
de siglo, cuya permanencia<br />
en Rusia podría haber<br />
consistido –sin más– en observar<br />
y contribuir en algún sentido<br />
en los principios utópicos de<br />
Tolstói relativos a la real puesta<br />
en práctica de las propiedades<br />
en común y a la importancia del<br />
desarrollo del trabajo manual<br />
para la existencia humana (todo<br />
ello, sumado a la no violencia, al<br />
rechazo al poder estatal y sus críticas<br />
a toda Iglesia oficial, constituye<br />
referentes específicos del<br />
credo moral anarquista del maestro<br />
ruso, proclamado de forma<br />
reiterada en sus obras y a partir<br />
del testimonio que da Tolstói<br />
desde su mítica residencia de<br />
Yasnaia Poliana). ¿Por qué no?<br />
Dada la sensibilidad errabunda<br />
y el carácter antiautoritario de<br />
Wittgenstein, además del seguimiento<br />
que hizo de Tolstói, no<br />
es una intuición especialmente<br />
descabellada.<br />
2. Las siguientes consideraciones<br />
también tienen un carácter<br />
histórico-testimonial<br />
destacado porque provienen de<br />
uno de los tres albaceas de<br />
Wittgenstein, llamado Rush<br />
Rhees (los otros dos son G. E.<br />
Anscombre y G. H. von<br />
Wright). Son opiniones redactadas<br />
en 1981 en un artículo<br />
titulado ‘Post Data’ incluido<br />
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