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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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vale todo esa observación parece<br />

conferir todavía más autoridad<br />

intelectual y erudición a<br />

ambos autores, comentado y<br />

comentador. Como puede deducirse<br />

de lo dicho hasta ahora,<br />

Sokal usa y abusa de las notas<br />

a pie de página, que es uno<br />

de los aditamentos eruditos<br />

más usados y que dan mayor<br />

respetabilidad a los textos académicos.<br />

La izquierda y lo ‘real’<br />

La primera razón de la escritura<br />

de la parodia, y más tarde<br />

del libro, es estrictamente intelectual:<br />

se trataba de poner de<br />

manifiesto la falta de sentido<br />

de al menos una parte de los<br />

textos supuestamente innovadores<br />

del pensamiento llamado<br />

posmoderno. Pero la principal<br />

razón es para Sokal esencialmente<br />

política. Como un autocalificado<br />

hombre de izquierdas<br />

a la antigua, siempre ha<br />

creído en la superioridad de la<br />

razón sobre la irracionalidad,<br />

del conocimiento y la claridad<br />

sobre la confusión y la oscuridad,<br />

especialmente si se quiere<br />

avanzar hacia la emancipación<br />

de los más desfavorecidos. Como<br />

un izquierdista clásico,<br />

también ha creído siempre en<br />

la existencia de un mundo<br />

material externo a nuestras<br />

mentes, que los hechos, tanto<br />

naturales como sociales, tienen<br />

causas, y que es objetivo de la<br />

ciencia y de la política desentrañar<br />

esas causas, y más si el<br />

pensamiento quiere tener un<br />

fundamento progresista. La<br />

confusión intelectual y la ocultación<br />

de las causas han ido<br />

siempre en el sentido de<br />

acrecentar el poder de los que<br />

tenían acceso al conocimiento,<br />

mientras que el esfuerzo de la<br />

gente como Sokal se ha dirigido<br />

a aclarar los hechos y procesos,<br />

intentando que fueran<br />

comprendidos por la mayoría.<br />

Un intelectual, cuya competencia<br />

académica y cuyo compromiso<br />

con los valores tradicionales<br />

de la izquierda nadie<br />

puede negar, como es Noam<br />

Chomsky, se manifiesta de un<br />

modo parecido:<br />

Nº 92 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

“Los intelectuales de izquierda<br />

participaban activamente en la vida<br />

cultural de la clase obrera. Algunos intentaban<br />

compensar el carácter clasista<br />

de las instituciones culturales mediante<br />

programas educativos dirigidos a los<br />

trabajadores o escribiendo obras divulgativas<br />

de gran éxito sobre matemáticas,<br />

ciencias y otras materias. Llama la<br />

atención que, en la actualidad, sus herederos<br />

de izquierda intenten, a menudo,<br />

privar a los trabajadores de estos<br />

instrumentos de emancipación, informándonos<br />

de que el ‘proyecto de la<br />

Ilustración’ está muerto, que debemos<br />

abandonar las ‘ilusiones’ de la ciencia<br />

y la racionalidad –un mensaje que llenará<br />

de gozo el corazón de los poderosos,<br />

que ansían monopolizar estos instrumentos<br />

para su propio uso”.<br />

Sokal se muestra especialmente<br />

beligerante en relación<br />

con el relativismo epistémico de<br />

quienes se adscriben a la escuela<br />

que, a partir de los años setenta,<br />

se ha ido conformando en lo<br />

que se llama Science Studies, o<br />

también Sociología de la Ciencia.<br />

La aportación básica de esta<br />

escuela consiste en la afirmación<br />

de que las teorías científicas no<br />

tienen nada, o muy poco, que<br />

ver con el mundo físico. Son<br />

una especie de convención, únicamente<br />

válida en relación con<br />

un grupo social o una cultura<br />

determinada, cuando no una<br />

simple narrativa que, en un momento<br />

y en un lugar dados, nadie<br />

pone en cuestión pero sin<br />

conexión alguna con la naturaleza,<br />

con la noción de experimento<br />

o con ideas tales como<br />

verdad u objetividad. El relativismo<br />

epistémico hunde sus raíces<br />

en la negación de un mundo externo<br />

cuya existencia es independiente<br />

de nuestros sentidos,<br />

o bien de la posibilidad de llegar<br />

a tener alguna noticia cierta de<br />

ese mundo exterior hipotético.<br />

En última instancia, está emparentado<br />

con el solipsismo que,<br />

como ya Bertrand Russell pusiera<br />

de manifiesto, es irrefutable<br />

desde el punto de vista lógico<br />

pero inconsistente desde el punto<br />

de vista práctico (en particular,<br />

con la propia práctica de los<br />

solipsistas) 4 . O con un escepti-<br />

4 Bertrand Russell: Fundamentos<br />

de la Filosofía. Editorial G.P., 1966.<br />

cismo radical acerca de la imposibilidad<br />

de conocer nada de ese<br />

mundo exterior, sólo que sin la<br />

claridad y el rigor de la argumentación<br />

de Hume 5 acerca de<br />

la inducción como fuente de conocimiento.<br />

Ese relativismo se apoya en<br />

una serie de confusiones. Una<br />

muy frecuente procede de no<br />

distinguir entre la motivación<br />

de un descubrimiento, generalmente<br />

ligada a factores sociales,<br />

culturales o incluso personales,<br />

y su verificación, que ha<br />

de trascender esas circunstancias.<br />

La mecánica de Newton,<br />

por citar un caso que ha aparecido<br />

en multitud de controversias,<br />

nació en un determinado<br />

contexto político y cultural; y<br />

en su concepción sin duda tuvieron<br />

influencia las creencias,<br />

unas veces racionales y otras<br />

intuitivas o simplemente irracionales,<br />

el orgullo, el temperamento,<br />

las manías o la ambición<br />

de un cierto número de<br />

personas. Y es interesante estudiar<br />

la correlación entre los<br />

factores personales, sociales o<br />

históricos con el planteamiento<br />

y la resolución de este y de<br />

otros problemas científicos. Pero<br />

la validez de la física de<br />

Newton no depende ya del poder<br />

de tal o cual persona, o de<br />

la hegemonía de tal o cual país<br />

o religión; no se ha impuesto<br />

en el mundo por la negociación<br />

de unos cuantos científicos ni<br />

menos aún por los intereses de<br />

la Iglesia anglicana (como oí<br />

decir en un debate en el que yo<br />

mismo participaba), de la Royal<br />

Navy o del comercio trasatlántico.<br />

Se ha impuesto, y sigue<br />

en vigor independientemente<br />

del contexto cultural o<br />

religioso, porque describe y<br />

permite predecir hechos de la<br />

naturaleza, por ejemplo, los<br />

movimientos de planetas y cometas.<br />

Y sus capacidades de explicación<br />

de esos hechos trascienden<br />

ya para siempre las cir-<br />

5 David Hume, Enquiries Concerning<br />

the Human Understanding and concerning<br />

the principles of morals”. Oxford<br />

Univ. Press., 1902.<br />

CAYETANO LÓPEZ<br />

cunstancias en las que nació;<br />

cualquier persona en cualquier<br />

lugar puede verificar sus predicciones<br />

de acuerdo a reglas<br />

objetivas y universales. Justamente,<br />

Bertrand Russell se refería<br />

a esta idea cuando afirmaba<br />

que<br />

“el propósito y el éxito del método<br />

científico era eliminar la subjetividad<br />

de las sensaciones individuales y<br />

sustituirlas por una clase de conocimiento<br />

que pudiera ser el mismo para<br />

todos los sujetos de percepción” 4 .<br />

Otra confusión que se<br />

prodiga con frecuencia es la<br />

que se produce entre hecho y<br />

la creencia en ese hecho. Para<br />

los relativistas epistémicos el<br />

que el Sol girara alrededor de<br />

la Tierra era un hecho que fue<br />

sustituido por otro, que la Tierra<br />

gira alrededor del Sol, en<br />

un momento histórico por razones<br />

sociales o culturales. Al<br />

parecer, el cambio de consenso<br />

entre los científicos es equivalente<br />

al cambio en los hechos<br />

sobre los que discuten esos<br />

científicos. De aceptar sin más<br />

su lógica, sería demasiada<br />

ingenuidad, lindando peligrosamente<br />

con la ignorancia,<br />

pensar que el Sol y la Tierra<br />

tuvieran un movimiento relativo,<br />

derivado de su interacción<br />

gravitatoria, del todo independiente<br />

de los esfuerzos hechos<br />

por los científicos para comprenderlo,<br />

y que la decisión<br />

sobre cuál sea el modo más<br />

aproximado de describir ese<br />

movimiento, existente antes de<br />

que se iniciara el debate, incluso<br />

antes de que existieran posibles<br />

debatidores, deba apoyarse<br />

en la evidencia empírica.<br />

Bruno Latour, en un pasaje<br />

comentado por Sokal y Bricmont<br />

en el libro, ridiculiza la<br />

pretensión de que sea la respuesta<br />

de la naturaleza a los<br />

experimentos, realizados o por<br />

realizar, la que finalmente decida<br />

si el número de neutrinos<br />

que emite el Sol es alguno de<br />

los que hoy por hoy, por razones<br />

teóricas o experimentales,<br />

están sobre el tapete y son incompatibles<br />

entre sí. Frente a<br />

la anticuada idea de que<br />

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