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HANNAH ARENDT - Prisa Revistas

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una vez éstas se hiciesen públicas,<br />

perdería su cátedra.<br />

En el último momento el<br />

problema desapareció. Una dispensa<br />

real, promulgada el 27 de<br />

abril de 1675, libraba para siempre<br />

al ocupante de la cátedra lucasiana<br />

–y por tanto a Newton–<br />

de cualquier requisito colegial de<br />

ordenación (incluso en las fellowships).<br />

No sabemos de quién<br />

partió la iniciativa para lograr esa<br />

dispensa. Tal vez fuese de Barrow,<br />

entonces master del Trinity<br />

College y una persona con influencia<br />

ante el rey.<br />

Un personaje poderoso<br />

Y así pudo finalmente Newton<br />

convertirse en un personaje poderoso.<br />

Sus contribuciones científicas<br />

admiraron a sus compatriotas,<br />

lo que, una vez completados<br />

los Principia, fue utilizado<br />

por Isaac para sus propios fines:<br />

conseguir un puesto más importante<br />

y lucrativo que la cátedra<br />

lucasiana. Ya en enero de 1689<br />

fue elegido miembro del Parlamento<br />

en representación de su<br />

universidad. Pero la gran oportunidad<br />

tardaría todavía siete<br />

años en llegar: en abril de 1696<br />

tomaba posesión del puesto de<br />

Warden del Mint, la Casa de la<br />

Moneda inglesa, lo que implicaba<br />

trasladarse a vivir a Londres y,<br />

por supuesto, magníficas retribuciones.<br />

En febrero de 1700 ascendía<br />

en esta escala oficial, pasando<br />

a ocupar el puesto de<br />

Master del Mint. Finalmente, el<br />

10 de diciembre de 1701 renunciaba<br />

a su cátedra. Su vida, sus<br />

aspiraciones, eran ya otras. Pero<br />

no renunciaba a acumular más<br />

poder: el 30 de noviembre fue<br />

elegido presidente de la Royal<br />

Society. Y a fe que ejerció el poder<br />

que el puesto le confería: que<br />

le preguntasen si no a Flamsteed,<br />

al que presionó con toda la dureza<br />

–y triquiñuelas– de que era<br />

capaz para obtener las tablas astronómicas<br />

que éste había preparado<br />

durante años y que Newton<br />

necesitaba para componer<br />

una teoría de las mareas que añadir<br />

a una nueva edición de los<br />

Principia. Y es que todavía mantuvo<br />

una cierta (pequeña para su<br />

capacidad, enorme para otros)<br />

Nº 92 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

actividad científica. Sus poderes<br />

decayeron, es verdad, pero no<br />

desaparecieron, haciendo bueno<br />

aquello de “quien tuvo retuvo”.<br />

Es ilustrativo en este sentido el<br />

siguiente episodio.<br />

Cuando, el 29 de enero de<br />

1697, Newton –ya sir Isaac– regresó<br />

a su casa desde la Torre de<br />

Londres, la sede del Mint (que<br />

entonces se encontraba en medio<br />

de una reacuñación), le<br />

aguardaba una carta. Su remitente<br />

era Johann Bernoulli,<br />

miembro de una famosa familia<br />

de matemáticos suizos, con el<br />

que Newton tenía algunas cuentas<br />

pendientes, especialmente en<br />

lo que se refería a su controversia<br />

con Leibniz sobre la prioridad<br />

en la invención del cálculo infinitesimal<br />

(Johann defendía a<br />

Leibniz). En el número de junio<br />

de 1696 de la famosa revista Acta<br />

eruditorium, Bernoulli había<br />

desafiado a “los mejores matemáticos<br />

que ahora viven en el<br />

mundo” a resolver el “problema<br />

de cuál sería el camino por el<br />

que un cuerpo pesado descendería<br />

más rápidamente desde un<br />

punto a otro que no estuviera<br />

directamente debajo”. Fijó un<br />

plazo de seis meses para la resolución<br />

del problema. Cuando<br />

pasaron éstos, sólo había recibido<br />

una respuesta: de Leibniz. Pero<br />

éste no incluía la solución, sólo<br />

la afirmación de que había resuelto<br />

la cuestión, junto con el<br />

ruego de que ampliase el plazo<br />

hasta Pascua y que volviese a<br />

anunciar el problema por toda<br />

Europa. ¿Quería, tal vez, disfrutar<br />

más humillando a sus colegas,<br />

incapaces de resolver la cuestión?<br />

Bernoulli aceptó, añadió<br />

un segundo problema y envió<br />

copias de ambos a dos grandes<br />

revistas científicas: las Philosophical<br />

Transactions y el Journal des<br />

Sçavans. Y también a dos científicos<br />

ingleses: Newton y John<br />

Wallis.<br />

Ésta fue la carta que Newton<br />

encontró esperándole el 29<br />

de enero de 1697. Catherine<br />

Barton, sobrina del gran físico y<br />

matemático, que vivía con éste,<br />

dejó escrito que su tío “no durmió<br />

hasta que hubo resuelto el<br />

problema, lo que sucedió hacia<br />

las cuatro de la madrugada”. Por<br />

la mañana, Newton fechó un<br />

carta a Charles Montague, presidente<br />

de la Royal Society, en la<br />

que consignaba las respuestas a<br />

ambos problemas. Indiferente a<br />

los planes y deseos de Bernoulli,<br />

dispuso que su respuesta apareciese<br />

de manera anónima en el<br />

número de febrero de las Philosophical<br />

Transactions. No obstante,<br />

el suizo (que también<br />

recibió una respuesta del matemático<br />

francés marqués de l’Hôpital)<br />

no tuvo dificultad en reconocer<br />

a su autor: “como se<br />

reconoce al león por sus garras”<br />

(“tanquam ex ungue leonem”), dicen<br />

que fueron sus palabras.<br />

Ningún humano, por aparentemente<br />

sobrehumano (e inhumano)<br />

que parezca, escapa de<br />

ese final que es la muerte. Isaac<br />

Newton, el gran Isaac, murió el<br />

20 de marzo de 1727. Era por<br />

entonces un hombre muy rico, y<br />

continuó recibiendo honores: el<br />

4 de abril fue enterrado en la<br />

abadía de Westminster, donde<br />

aún se puede contemplar su<br />

tumba.<br />

Bibliografía<br />

Obras de Newton traducidas al español:<br />

Optica o tratado de las reflexiones, refracciones,<br />

inflexiones y colores de la luz. Alfaguara,<br />

Madrid, 1977. Traducción de<br />

Carlos Solís.<br />

Principios matemáticos de la filosofía natural.<br />

Alianza, Madrid, 1987. Traducción<br />

de Eloy Rada García. Existe también<br />

una versión en Editorial Nacional,<br />

traducida por Antonio Escohotado.<br />

El templo de Salomón. Consejo Superior<br />

de Investigaciones Científicas, Madrid,<br />

1996. Edición de Ciriaca Morano,<br />

con introducción de José Manuel Sánchez<br />

Ron.<br />

Otras referencias:<br />

CHANDRASEKHAR, S.: Newton’s Principia<br />

for the Common Reader. Clarendon<br />

Press, Oxford, 1995. Una traducción<br />

del contenido de los Principia al lenguaje<br />

de la matemática y física moderna.<br />

COHEN, I. Bernard, ed.: Isaac Newton’s<br />

Papers and Letters on Natural Philosophy.<br />

JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON<br />

Harvard University Press, Cambridge,<br />

Mass., 1958.<br />

COHEN, I. Bernard: Introduction to<br />

Newton’s ‘Principia’. Cambridge University<br />

Press, Cambridge, 1971.<br />

DOBBS, B. J. T.: The Foundations of<br />

Newton’s Alchemy, or ‘The Hunting of<br />

the Greene Lyone’. Cambridge University<br />

Press, Cambridge, 1975.<br />

GALE, E. Christianson: Newton, Salvat,<br />

Barcelona, 1986, 2 vols.<br />

GJERTSEN, Derek: The Newton Handbook.<br />

Routledge & Kegan Paul, Londres,<br />

1986. Un instrumento difícilmente<br />

superable para informar sobre<br />

Newton y su mundo.<br />

HALL, A. Rupert: Philosophers at War.<br />

Cambridge University Press, Cambridge,<br />

1980. Sobre la controversia entre<br />

Newton y Leibniz.<br />

––– All Was Light. An Introduction to<br />

Newton’s Opticks. Clarendon Press, Oxford,<br />

1993.<br />

KEYNES, John Maynard: ‘Newton, the<br />

man’, en Essays in Biography, vol. X de<br />

The Collected Writings of John Maynard<br />

Keynes, págs. 363-374. Macmillan/Cambridge<br />

University Press, Cambridge,<br />

1985.<br />

MAMIANI, Maurizio: Introducción a<br />

Newton. Alianza, Madrid, 1995.<br />

MANUEL, Frank E.: A Portrait of Isaac<br />

Newton. The Belknap Press of Harvard<br />

University Press, Cambridge, Mass.,<br />

1968.<br />

WESTFALL, Richard S.: Never at Rest.<br />

Cambridge University Press, Cambridge,<br />

1980.<br />

––– ‘Isaac Newton: Theologian’, en<br />

The Scientific Enterprise, págs. 223-239.<br />

Edna Ullmann-Margalit, ed., Kluwer,<br />

Dordrecht 1992.<br />

––– Isaac Newton: una vida. Cambridge<br />

University Press, Cambridge, 1996.<br />

Un excelente resumen de Never at Rest.<br />

José Manuel Sánchez Ron es catedrático<br />

de Historia de la Ciencia en la<br />

Universidad Autónoma de Madrid.<br />

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