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epoca cismática - Autores Catolicos

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ESTUDIO<br />

Lema.-Gabriel muestra a María con la criatura que salva de los pecados (A) en<br />

un reino sin fin (B) y así la recibe Isabel (C).<br />

Reformismo versus progresismo ingenuo.<br />

Chésterton.<br />

Seny.- Kiko Méndez-Monasterio.<br />

“Primavera, verano, otoño, invierno, y otra vez la primavera. El mundo se<br />

repite porque está todo creado y eso debiera ser suficiente. Ay de aquél que<br />

no se conforme con el ritmo pausado, uniforme, sostenido, de su corazón. se<br />

llenará de angustia cuando se le acabe esa monotonía de los latidos”.<br />

“Abandonar a las cosas es exponerlas al torrente de<br />

las mutaciones. Un poste blanco, abandonado a sí mismo,<br />

no tarda en convertirse en un poste negro. Si queréis a<br />

toda costa que se conserve blanco, no hay más que<br />

blanquearlo constantemente; es decir, no hay más que<br />

estar en perpetua revolución. O sea, que si queréis<br />

conservar el antiguo poste blanco, tendréis que estar<br />

siempre haciendo un nuevo poste blanco. Y lo que se<br />

dice de las cosas inanimadas tiene todavía una<br />

significación más tremenda, aplicado a los negocios<br />

humanos. Los ciudadanos necesitan desarrollar una<br />

vigilancia incalculable, en razón de rapidez con que<br />

envejecen las instituciones humanas. En estilo de<br />

periódico o de mala novela se habla de que los hombres<br />

padecen el peso de las antiguas tiranías. Sin embargo,<br />

lo cierto es que los hombres han padecido más bajo las<br />

nuevas tiranías, bajo aquéllas que comenzaron por ser<br />

libertades públicas unos veinte años antes. Inglaterra<br />

se enloquecía de gozo bajo la monarquía patriótica de<br />

Isabel; y tiempo después, se enfurecía en la tiránica<br />

trampa de Carlos I. En Francia la monarquía llegó a ser<br />

intolerable, no después de haber sido tolerada, sino<br />

tras haber sido literalmente adorada. El hijo de Luís<br />

el bienamado se llamó Luís el guillotinado”. (G. K.<br />

Chésterton: Ortodoxia, c. 7).<br />

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