epoca cismática - Autores Catolicos

ESTUDIO
Don Federico Suárez: El sacerdote y su ministerio.
La finalidad apostólica de toda la vida cristiana
frente al mundo.
“El sacerdote es un profeta, es decir, un portavoz
de Dios, un heraldo de la Divinidad, un homo Dei, un
hombre de Dios. Debe ser un defensor de los derechos de
Dios en el mundo, de sus designios de salvación
manteniendo viva la conciencia entre los hombres de la
fugacidad de la vida temporal, de la vigencia del orden
moral, de la Redención, de las realidades divinas. Como
portavoz de Dios no tiene palabra propia pues debe
hablar a los hombre la palabra de Dios: ”Irás a donde
te envíe Yo y dirás lo que Yo te mande. Mira que pongo
en tu boca mis palabras”,Jr 1.
“El sacerdote es un ministro de Dios. Su fuerza y
su poder le vienen dados por su Señor en cuyo nombre
habla y actúa. No puede torcer el mensaje divino, no
puede cejar en el desempeño de su misión por muchos y
grandes que sean los obstáculos que se opongan, no
puede claudicar ante poderes humanos, ni transigir ante
la falsedad, la mentira, el error o el mal, ni
desvirtuar la doctrina recibida en la Revelación. Su
misión de proponer a los hombres los preceptos y los
dones de Dios debe ser tan continua y permanente como
su intercesión y su penitencia cerca de Dios por esos
mismos hombres. Es portavoz de Dios: ”Hoy te doy sobre
los pueblos y reinos poder de destruir, arrancar,
arruinar y asolar, de levantar, edificar y plantar” (Jr
1).
Esta palabra divina constituye la única divina que
aúna a los hombres. Es la unidad esencial que Dios
quiere porque es la principal de la que todas cobran su
sentido.
Por lo dicho arriba. ”No puede obrar como si
todavía se perteneciera, no tiene derecho a ganar su
vida pues entonces la perdería. Pero si la entrega del
todo sin guardarse nada par así entonces es cuando de
verdad la habrá ganado para siempre aquí y en la
eternidad. Si vive realmente para el cumplimiento de la
272