epoca cismática - Autores Catolicos

SOCIEDAD
“¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi
Señor”, dice Isabel y nosotros Lc 1.
¿Es que acaso no son solicitados por Dios todos
los hombres en todas las tareas nobles? ¿Acaso el
maniqueísmo no adolece un dualismo brutal que arroja al
Señor del mundo de su propia propiedad? El mundo y los
hombres no son una presa, son un tesoro de vida eterna.
Las instituciones humanas han de ser vistas o
purificadas para que reflejen lo que deben ser para
estar aquí donde Dios nos puso. El texto –disculpen
ustedes- es de economía donde se ventila un quehacer
terreno que puede ser bueno. Tómenlo al menos como un
cuento chino.
“En 1982 un memorando salía de México rumbo a
Washington con un mensaje sencillo: no podemos seguir
pagando la deuda. Lo que vino después ya se sabe: un
cataclismo financiero. En el escueto párrafo de un
trozo de papel oficial quedó para siempre vengada la
sufrida historia de América Latina. La consecuencia no
fue un castigo medieval para el prestatario que se
declaró incapaz de seguir pagando, sino la crisis
general del sistema financiero mundial. Y esta es otra
de las características del soporífero asunto de la
deuda externa latinoamericana que los países pueden
dejar de pagar cuando les dé la gana sin que ninguna
represalia importante se cierna sobres ellos, salvo
dificultades para nuevos préstamos, nueve estuvieron a
punto de caer en la insolvencia gracias al ucase
mexicano y nadie tomó represalias contra el catalizador
de la crisis”.
¿A mí qué me importa, pudiste haber dicho? Pues a
mí estas cosas en las que está cerca el bien y el mal,
-la verdad palmaria o mentira fresca-....a mí me
interesan, que hay almas que viven o mueren por ellas,
y pueden ser santas y también perversas. Recelo no
tengo por haberlo hecho.
Se trata de una siembra o bien de trigo candeal o
bien de cizaña como siempre pasa. ¡ Lo triste es cuando
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