epoca cismática - Autores Catolicos

ESTUDIOS
Poético: el lobo de Gubio.
La situación de postración de la humanidad se
suele describir como una oscuridad, como una maldad,
como una serpiente que domina la situación, como un
lobo que destroza todo cuando brote y rebrote de
bondad.
El alma sin gracia es como el lobo de Gubio. Pero
a esa alma Francisco, trasunto de Cristo, le habla y le
amansa. Y en la poesía, se deja bien claro, que era
bien peores las gentes que el lobo.
El poeta versificó al lobo de Gubio frente a
Francisco, “Il poverelo”, amante del bien y la paz del
mundo. Es la imagen más exacta del hombre sin gracia –
ese lobo fiero, el alma en desgracia-. Destroza con
maña, con maña y con saña los dones del cielo que
Cristo trajera. El hombre sin gracia,el lobo de Gubio
frente a la belleza de la paz del cielo. La divina paz
que es la meta del camino humano.
Jesús, está cerca, frente a ese lobo fiero –el
alma sin gracia, sin fe y en desgracia-. María está
encinta, el niño invisible nos habla por ella. Ese lobo
humano que es tan inhumano sólo de su mano puede hallar
sentido a su vida errante, tan fiera y arisca, poblada
de daños. Ella es Nueva Eva, amparo y sosiego del
puerto mejor, que es Nuestro Señor.
Nosotros, el lobo. Francisco es un Cristo venido
del cielo para conducir y dar buen sentido a la
humanidad dada al esperpento de adorar al mundo,la vida
terrena,como si Dios fuese.
Dejemos la cosa en que el animal, -dicho sin
perdón “dejó el aire arisco”. Haga nuestra alma lo
mismo debido con la conversión a Dios, su Señor. Deje
el aire arisco de todo pecado y falta de fe, que se
vuelva a Dios, a ser santa ya.
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