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epoca cismática - Autores Catolicos

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A San José no nos es posible imaginárnoslo de otro<br />

modo que no sea en completa concordancia con la<br />

presencia tan cercana de Dios Soberano.<br />

Pararse dudoso ante la virginidad perpetua de María<br />

y la de San José supone un alma de cántaro y, una<br />

naturaleza fuertemente bestializada.<br />

En este caso es verdad el refrán “piensa el ladrón<br />

que todos son de su condición”.<br />

San Mateo, informado por los labios de Santa María,<br />

y por la cercanía de los acontecimientos, define<br />

rotundamente a José como un hombre justo. (¿Cómo<br />

reaccionaría un justo ante Dios si uno cualquiera ante<br />

una aparición queda aplastado por tanta grandeza? ¡Que<br />

se callen ya y punto final!).<br />

No nos resulta nada extraño que el santo ángel<br />

Gabriel, al anunciar a Santa María la venida de Jesús,<br />

se lo muestra como “el que librará al pueblo de sus<br />

pecados”. Ahí tenemos la finalidad de la venida de<br />

Jesús. Ya sabemos cómo hemos de adentrarnos en la<br />

Navidad: Sin pecado, arrojándolo lejos de nosotros,<br />

luchando contra él, pues nos domina siempre que no nos<br />

conformamos con la voluntad del Señor.<br />

¿Qué es la justicia?. ¿Cómo se hace uno santo?<br />

La justicia es la gracia que se acepta, que se<br />

recibe. La justicia es la salvación recibida, el perdón<br />

dignamente recibido, la comunión absoluta con El Señor.<br />

La justicia es la gracia santificante aceptada. La<br />

justicia es la santidad.<br />

La justicia de Dios la alcanza quien acepta a<br />

Nuestro Salvador como Dueño y Señor de su vida.<br />

Pero, como nacemos sin el resplandor de Dios, -<br />

aunque es verdad que nacemos con una invitación para<br />

el cielo, y , además somos frágiles y también<br />

desobedientes-, necesitamos aceptar esa invitación de<br />

gracia y de perdón.<br />

Sin Dios en nosotros somos un carbón despreciable,<br />

horroroso.<br />

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