las obras de jonathan edwards volumen 1 - Iglesia Reformada
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actuar a favor <strong>de</strong> los Presbiterianos en Nueva York, el se dirigió a esa ciudad en<br />
los comienzos <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong> 1722 y predicó ahí con gran aceptación, por cerca <strong>de</strong><br />
ocho meses. Mientras estaba ahí encontró la más feliz estancia en la casa <strong>de</strong> la<br />
Sra. Smith; quién, así como su hijo el Sr. John Smith, el consi<strong>de</strong>raba como<br />
personas <strong>de</strong> una piedad y pureza <strong>de</strong> vida poco común, y con quienes tuvo una<br />
íntima y Cristiana amistad. También ahí encontró un número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong><br />
personas, entre los miembros <strong>de</strong> esa iglesia, manifestando el mismo carácter, con<br />
quienes el disfrutaba en alto grado, todos los placeres y ventajas <strong>de</strong> una relación<br />
Cristiana. Su apego personal hacia ellos se fortaleció; y el interés <strong>de</strong> ellos en él<br />
como un hombre y un predicador fue tal que ellos calurosamente le pidieron que<br />
permaneciera con ellos <strong>de</strong> por vida. El <strong>de</strong>clinar su cándida invitación fue muy<br />
penoso para sus sentimientos, pero por causa <strong>de</strong> la pequeñez <strong>de</strong> esa<br />
congregación y algunas dificulta<strong>de</strong>s peculiares que aten<strong>de</strong>r, el no pensó que era<br />
una perspectiva racional <strong>de</strong> ser utilizado y consolado. Después <strong>de</strong> la más dolorosa<br />
<strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> estos amables amigos, <strong>de</strong> quienes bajo su hospitalario techo había<br />
vivido por tan feliz y largo tiempo , <strong>de</strong>jó la ciudad por barco, el Viernes 26 <strong>de</strong> Abril<br />
y llegó a la casa <strong>de</strong> su padre el Miércoles 1º <strong>de</strong> Mayo. Aquí pasó el verano en<br />
profundo estudio, durante el cual el fue nuevamente ansiosamente solicitado por la<br />
congregación <strong>de</strong> Nueva York para que regresara a esa ciudad y se estableciera en<br />
medio <strong>de</strong> ellos; pero sus primeros puntos <strong>de</strong> vista no fueron alterados, y por lo<br />
tanto, aunque fuertemente inclinado por sus propios sentimientos para<br />
satisfacerlos, no pudo conce<strong>de</strong>r sus <strong>de</strong>seos. Probablemente en ninguna parte <strong>de</strong><br />
su vida tuvo el tan gran<strong>de</strong> ventaja para la contemplación y gozo espiritual , que en<br />
el período primeramente mencionado. El fue a Nueva York en un <strong>de</strong>licioso estado<br />
mental. Encontró ahí un pequeño rebaño <strong>de</strong> Cristo, constreñido por un sentido <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> “habitar juntos en unidad”, y para experimentar en una<br />
forma práctica la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> ellos. Estaba con una familia cuya<br />
influencia diaria le sirvió únicamente para refrescar y santificar. El pudo tener<br />
mucho tiempo para cómodamente <strong>de</strong>dicarse a la lectura <strong>de</strong> libros religiosos,<br />
meditaciones y oración. En estas circunstancias la presencia <strong>de</strong>l Consolador es<br />
manifiesto que había sido una realidad diariamente; la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> lo que el<br />
encontró en esa pureza <strong>de</strong> corazón la cual capacita a quien la posee para ver a<br />
Dios, en la paz que sobrepasa todo entendimiento, y el gozo con el cual un<br />
extraño no pue<strong>de</strong> interferir.<br />
Durante su preparación para el ministerio, su estadía en Nueva York y su siguiente<br />
estancia en la casa <strong>de</strong> su padre, el elaboró una serie <strong>de</strong> resoluciones, tantas<br />
como setenta, con la intención obviamente <strong>de</strong> que fueran solo para él, para<br />
or<strong>de</strong>nar su propio corazón y vida, pero a<strong>de</strong>cuadas también, por su simplicidad<br />
cristiana y entendimiento espiritual, para ser eminentemente por otros. De éstas,<br />
<strong>las</strong> primeras treinta y cuatro, fueron escritas antes <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong> 1722,en<br />
el tiempo en que su Diario, como ahora existe, apenas comenzaba. El tiempo y la<br />
ocasión exacta <strong>de</strong> la elaboración <strong>de</strong> mucho <strong>de</strong> lo restante, se encontrará en<br />
aquella muy interesante narración, en la cual también hay muchas reg<strong>las</strong> y<br />
resoluciones, <strong>de</strong>stinadas para la regulación <strong>de</strong> sus propios afectos, o quizá para<br />
una excelencia igual. Deberá ser recordado que todas el<strong>las</strong> fueron escritas antes<br />
<strong>de</strong> que el tuviera veinte años <strong>de</strong> edad. Ya que era totalmente contrario a toda<br />
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