las obras de jonathan edwards volumen 1 - Iglesia Reformada
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la dieta, ejercicio y método; pero en todos estos puntos, sus hábitos que<br />
habían sido formados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacia mucho tiempo, y que aún permanecían,<br />
con una directa referencia al mejor aprovechamiento <strong>de</strong>l tiempo, y a la<br />
mayor eficiencia <strong>de</strong> sus po<strong>de</strong>res intelectuales. En el comer y el beber, el<br />
era inusualmente abstemio, y constantemente vigilante. El observaba<br />
cuidadosamente los efectos <strong>de</strong> <strong>las</strong> diferentes c<strong>las</strong>es <strong>de</strong> comida, y<br />
seleccionaba aquel<strong>las</strong> que mejor convenían a su constitución y que<br />
aportaran una mejor condición para su trabajo mental. Habiendo también<br />
averiguado la cantidad <strong>de</strong> alimento, la cual, mientras sostenía su fortaleza<br />
corporal, <strong>de</strong>jaba a su mente más <strong>de</strong>spierta y activa, el <strong>de</strong>bía escrupulosa y<br />
exactamente atenerse a los límites prescritos; teniendo como una<br />
vergüenza y un pecado <strong>de</strong>sperdiciar su tiempo, y su fortaleza mental, por<br />
indulgencia animal. A este respecto, el vivía por la regla y constantemente<br />
practicaba una gran auto-negación; como el hizo también, con relación al<br />
tiempo ocupado en dormir. El se acostumbró a levantarse a <strong>las</strong> cuatro, o<br />
entre <strong>las</strong> cuatro y <strong>las</strong> cinco, <strong>de</strong> la mañana y en invierno a pasar varias horas<br />
en estudio, ya que estas horas son comúnmente <strong>de</strong>sperdiciadas en un<br />
adormecimiento. Por <strong>las</strong> tar<strong>de</strong>s, el usualmente se permitía un tiempo <strong>de</strong><br />
relajación, en medio <strong>de</strong> su familia.<br />
Su diversión más usual durante el verano, era montar a caballo y caminar; y<br />
en sus cabalgatas y caminatas solitarias, el había <strong>de</strong>cidido antes <strong>de</strong> salir <strong>de</strong><br />
casa, sobre qué asuntos meditar. El comúnmente solía, si no era distraído<br />
por alguna compañía, cabalgar dos o tres mil<strong>las</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cenar, a una<br />
arboleda, en don<strong>de</strong> el <strong>de</strong>smontaba y caminaba un poco. En tales<br />
ocasiones, el generalmente llevaba su pluma y tinta con él, para anotar<br />
cualquier pensamiento que le fuera sugerido, y que prometiera alguna luz<br />
sobre cualquier asunto importante. En el invierno, el estaba acostumbrado a<br />
casi diariamente, tomar su hacha, y mo<strong>de</strong>radamente, cortar ma<strong>de</strong>ra, por<br />
media hora o más. En sus solitarias cabalgatas <strong>de</strong> una distancia<br />
consi<strong>de</strong>rable, el adoptó una como memoria artificial. Habiendo buscado un<br />
pensamiento con un tema señalado para sus propios resultados, el fijaba un<br />
pedazo <strong>de</strong> papel en un lugar específico <strong>de</strong> su saco, y forzaba a su mente a<br />
asociar el tema y el pedazo <strong>de</strong> papel. El repetiría el mismo procedimiento<br />
con un segundo tema <strong>de</strong> pensamiento, fijando la señal en un diferente<br />
lugar, y <strong>de</strong>spués en un tercero, y un cuarto, tantos como el tiempo<br />
permitiera. De una cabalgata <strong>de</strong> varios días, el podría generalmente traer a<br />
casa un número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> estos recordatorios; y al estudiar los<br />
sacaba uno por uno, en or<strong>de</strong>n, y escribía el curso <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong>l cual<br />
cada uno <strong>de</strong>bía recordarle.<br />
“El no había hecho, observa el Dr. Hopkins, su costumbre el visitar a su<br />
gente en sus propias casas, a menos que fuera enviado a buscar por los<br />
enfermos, o que hubiera oído que ellos estuvieran bajo alguna aflicción<br />
especial. En lugar <strong>de</strong> visitarlos <strong>de</strong> casa en casa, el acostumbraba predicar<br />
frecuentemente en reuniones privadas, en vecindarios particulares; y<br />
frecuentemente invitaba a los jóvenes y niños a su propia casa, para orar<br />
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