las obras de jonathan edwards volumen 1 - Iglesia Reformada
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gran calma, y no había en ella la disposición <strong>de</strong> pagar mal por mal, sino al<br />
contrario, estaba lista para compa<strong>de</strong>cerse y perdonar a aquellos que se<br />
manifestaban como sus enemigos. “Esta c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> conducta, firmemente<br />
seguida, afirmaba en un grado poco usual, el afecto y confianza <strong>de</strong><br />
aquellos que la conocían.<br />
Ella probó también, ser una invaluable ayuda para el Sr. Edwards, en los<br />
<strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su profesión, no solamente por su excelente ejemplo, sino que<br />
también por sus diligentes esfuerzos en hacer el bien. “Ella era, dice el Dr.<br />
Hopkins, eminente por su piedad y por su experiencia y conocimiento<br />
religioso . Las conversaciones religiosas eran su <strong>de</strong>licia y tanto como el<br />
<strong>de</strong>coro lo permite, ella la promovía en todas <strong>las</strong> ocasiones en que tenía<br />
compañía. Su conversación religiosa mostraba al momento, su clara<br />
comprensión <strong>de</strong> <strong>las</strong> cosas espirituales y divinas, y la profunda impresión<br />
que el<strong>las</strong> habían <strong>de</strong>jado en su mente. No era únicamente una conversación<br />
acerca <strong>de</strong> la religión-----acerca <strong>de</strong> sus verda<strong>de</strong>s, o <strong>de</strong>beres, o su estado<br />
actual—sus doctrinas y sus triunfos- o el carácter y conducta <strong>de</strong> sus<br />
amigos y ministros: era la religión en sí misma; ---era el supremo amor a<br />
Dios, a su reino y su gloria, el cual abundando en su corazón, fluía<br />
espontáneamente, en la conversación diaria y en la vida diaria.<br />
Los amigos <strong>de</strong>l Cristianismo vital, aquellos que se <strong>de</strong>leitan en sus gran<strong>de</strong>s y<br />
esenciales verda<strong>de</strong>s, que muestran su influencia práctica en sus vidas, y<br />
que están muy comprometidos en promover su prosperidad, eran sus<br />
amigos escogidos e íntimos. Con tales personas, ella podía conversar<br />
libremente y también confi<strong>de</strong>ncialmente, contándoles <strong>de</strong> los ejercicios <strong>de</strong><br />
su propio corazón y <strong>de</strong> la felicidad que ella había experimentado en una<br />
vida religiosa por el estímulo que proporcionaba en el camino <strong>de</strong>l cristiano.<br />
Su mente parecía estar constantemente dispuesta a <strong>las</strong> cosas espirituales<br />
y divinas, en todas ocasiones, y en toda condición y asunto <strong>de</strong> la vida. La<br />
oración secreta era su práctica continua, y parecía ser el origen <strong>de</strong> su<br />
regocijo diario. Ella era una constante asistente a <strong>las</strong> reuniones públicas <strong>de</strong><br />
adoración y siempre manifestaba la más profunda solemnidad y reverencia<br />
en la casa <strong>de</strong> Dios. Ella siempre valoraba muy alto el privilegio <strong>de</strong> la<br />
adoración en la comunidad, no solamente con su familia, sino también en<br />
<strong>las</strong> reuniones privadas <strong>de</strong> los Cristianos. Tales reuniones, solo para<br />
mujeres para oración y conversaciones religiosas, habían sido criticadas<br />
tanto en su naturaleza como en sus resultados incompatibles con la<br />
verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su sexo. Su propio juicio que se había formado<br />
<strong>de</strong>liberadamente y que coincidía con el <strong>de</strong> su esposo, estaba a favor <strong>de</strong><br />
estas reuniones, y <strong>de</strong> acuerdo con esto, ella regularmente <strong>las</strong> animaba y<br />
promovía, durante el avivamiento religioso <strong>de</strong>l cual hemos venido hablando,<br />
así como también en otros tiempos; asistiendo ella misma y no <strong>de</strong>clinando<br />
el tomar su <strong>de</strong>bida parte en la realización <strong>de</strong> sus variados <strong>de</strong>beres. De esta<br />
forma ella ejercía una gran influencia entre <strong>las</strong> <strong>de</strong> su propio sexo, y sobre<br />
<strong>las</strong> jóvenes; una influencia siempre saludable en promover la unión, el<br />
fuego, y una mente espiritual pero especialmente po<strong>de</strong>rosa en tiempos <strong>de</strong><br />
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