Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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don Quijote fue lector <strong>de</strong> las novelas <strong>de</strong> caballería,<br />
se había "lanzado <strong>de</strong> cabeza a un ámbito<br />
imaginario <strong>de</strong> temerarias aspiraciones heroicas"<br />
con toda su ingenuidad casi infantil y todo su romántico<br />
i<strong>de</strong>alismo, pero un día el mar real, el<br />
<strong>de</strong> la dura y riesgosa profesión marinera, más un<br />
azaroso e irreprimible momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>büidad <strong>de</strong><br />
ánimo, le habían quebrado el bello, el noble, el<br />
heroico sueño. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, mientras huye<br />
<strong>de</strong> su propia conciencia vuhierada, mientras va<br />
<strong>de</strong>jando atrás a los hombres <strong>de</strong> su misma raza en<br />
cuyos ojos nunca pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> leer la con<strong>de</strong>na<br />
que a sí mismo se inflige, e intentando reivindicarse<br />
ante sí y los otros, buscará ardorosa, paciente<br />
y silenciosamente la segunda oportunidad<br />
que a todo hombre le ha <strong>de</strong> ser concedida... Y ya<br />
en el transcurso <strong>de</strong> esta triste y hermosa novela<br />
ve el lector cómo y qué alto precio tuan Jim logra<br />
pagar la <strong>de</strong>uda contraída con el sueño <strong>de</strong> juventud<br />
y hacerse digno <strong>de</strong> la soñada imagen superior<br />
<strong>de</strong> sí mismo. Entre seres que no son <strong>de</strong> su raza<br />
ni <strong>de</strong> su civilización, pero son tan "humanos, <strong>de</strong>masiado<br />
humanos" como él y lo adoran como a<br />
su necesario héroe aun si no le perdonan el costo<br />
que también para ellos ha tenido ese heroísmo,<br />
ante esos malayos en cuyas miradas encuentra<br />
el mismo e inevitable requerimiento <strong>de</strong> honor y<br />
responsable valentía, Jim pagará con su vida la<br />
postergada cita con su juventud, con su ensueño,<br />
con su <strong>de</strong>stino. Y sólo así entrará en la leyenda,<br />
en su leyenda.<br />
¿Quién que, aunque no sea más que una sola<br />
vez, haya apostado alto por un sueño no reconocerá<br />
en Lord Jim a "uno <strong>de</strong> los nuestros"?<br />
IV<br />
Si con una escritura tan po<strong>de</strong>rosa como dúctil<br />
<strong>Conrad</strong> ha <strong>de</strong>scrito el mar multiforme (el mar<br />
somiente bajo el sol, el mar iracundo en la tormenta,<br />
el mar <strong>de</strong> los océanos, los golfos, las<br />
playas, las ensenadas, y el <strong>de</strong>l Mediterráneo y<br />
el Oriente y <strong>de</strong> América y <strong>de</strong> los archipiélagos),<br />
sus <strong>de</strong>scripciones, por visuales y dramáticas que<br />
sean, no preten<strong>de</strong>n valer como páginas antologizables,<br />
sino como partes <strong>de</strong>l tejido y la fluencia<br />
<strong>de</strong> la narración, como escenarios activos e influyentes,<br />
a la vez naturales y morales, en los que<br />
viven unos hombres y en relación con los cuales<br />
han <strong>de</strong> manifestarse los caracteres <strong>de</strong> éstos.<br />
Y lo mismo ha hecho con las urbes y con las<br />
poblaciones <strong>de</strong> la selva.<br />
En Lord Jim, novela que, como en el género<br />
policiaco, es una plural investigación<br />
en busca <strong>de</strong>l centro oscuro <strong>de</strong> una historia,<br />
se pone en pie un protagonista que nos<br />
acompañará toda la vida <strong>de</strong> lectores, <strong>de</strong><br />
re-lectores, y, más allá <strong>de</strong> las páginas:<br />
en la memoria.<br />
Así, en la línea entre el siglo XIX y<br />
el siglo XX, el capitán <strong>Conrad</strong> mira hacia<br />
nosotros, en nosotros. Cada hombre es,<br />
en algún modo, el i<strong>de</strong>alista y <strong>de</strong>rrotado pero<br />
nunca <strong>de</strong>l todo vencido Jim: el muchacho que<br />
faUó como autosoñado héroe y pasó el resto <strong>de</strong><br />
su vida buscando una segunda oportunidad para<br />
nuevamente ser digno <strong>de</strong> sí mismo, <strong>de</strong> su heroico<br />
y honroso sueño.