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Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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ne, la critique, en alguna forma la redima. En<br />

la faz romántica <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Com-ad se respira<br />

la nostalgia <strong>de</strong> un mundo ya muerto, el <strong>de</strong> la<br />

Polonia <strong>de</strong> los aristócratas y los señores rurales,<br />

el <strong>de</strong> la marina a vela, el <strong>de</strong> las tierras exóticas<br />

invadidas, colonizadas, i<strong>de</strong>alizadas y <strong>de</strong>si<strong>de</strong>alizadas,<br />

y el <strong>de</strong> la aventura y el idilio novelescos;<br />

pero el escritor <strong>de</strong> esas historias trágicas: Lord<br />

Jim, El paria <strong>de</strong> las islas, Victoria, El corazón <strong>de</strong> las<br />

tinieblas, no se engaña: sabe que ese mundo seductor,<br />

coloreado por el exotismo y el heroísmo,<br />

es sólo un fantasma <strong>de</strong> la ilusión, y que aquellos<br />

que preten<strong>de</strong>n vivir un sueño sin ser los capitanes<br />

<strong>de</strong> su alma, sin haber llegado a conocerse<br />

a fondo ellos mismos, pue<strong>de</strong>n, como tuan Jim,<br />

verse con<strong>de</strong>nados a un final trágico, al fracaso o<br />

a un mundo <strong>de</strong> horror, regido por "el corazón <strong>de</strong><br />

las tinieblas".<br />

<strong>Conrad</strong> tuvo una veta visionaria.<br />

Su gran tema unifícador<br />

es la <strong>de</strong>scomposición o la<br />

quiebra <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l hombre<br />

blanco y civilizado ante los<br />

hombres <strong>de</strong> otro color <strong>de</strong> piel<br />

y domados, colonizados, oprimidos<br />

por él: hombres dizque<br />

inferiores. Sus personajes recurrentes<br />

podrian resumirse<br />

simbólicamente en el <strong>de</strong> un<br />

empresario o funcionario colonial,<br />

inglés preferentemente,<br />

que nunca hubiera <strong>de</strong>jado<br />

<strong>de</strong> afeitarse, <strong>de</strong> vestir correctamente<br />

"a la europea", <strong>de</strong><br />

guardar las buenas maneras<br />

continentales, the british way<br />

of living, pero que un día en que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> quitarse<br />

<strong>de</strong>l rostro la "sombra <strong>de</strong> las cinco" (la incipiente<br />

barba), o se permita ir con el cuello <strong>de</strong> la camisa<br />

<strong>de</strong>sabrochado, <strong>de</strong> tomar el five o'clock tea, habrá<br />

empezado a ser corrompido por la sensualidad<br />

selvática, y a <strong>de</strong>scivilizarse bajo la mirada fiírtiva<br />

e irónica <strong>de</strong> los nativos, los seres que él ha consi<strong>de</strong>rado<br />

inferiores. Entonces, como Almayer,<br />

estará en un centro confuso <strong>de</strong> la selva, apoyándose<br />

con ambos codos en el antepecho <strong>de</strong> la veranda<br />

y mirando <strong>de</strong> hito en hito el gran río que<br />

corre, indiferente y rápido, ante sus ojos; estará<br />

preso ya en su <strong>de</strong>gradación, su ruina material<br />

y moral. Esa caída <strong>de</strong>l protagonista blanco, occi<strong>de</strong>ntal,<br />

europeo, ocurre esencialmente bajo la<br />

<strong>Joseph</strong> <strong>Conrad</strong><br />

(lilmTes-Toiiiel<br />

La Pléia<strong>de</strong><br />

bien tramada y trágica materia novelística <strong>de</strong> La<br />

locura <strong>de</strong> Almayer, <strong>de</strong> Un vagabundo <strong>de</strong> las islas, <strong>de</strong><br />

El corazón <strong>de</strong> las tinieblas, etc., o en la lacerante<br />

comedia <strong>de</strong>l cuento "Una avanzada <strong>de</strong> la civi-<br />

Hzación", en el que dos personajes belgas, <strong>de</strong>stacados<br />

en el más perdido punto <strong>de</strong>l África por<br />

una compañía comerciante en marfil, procuran<br />

por un tiempo seguir portándose como hombres<br />

superiores, guardar casi ceremonialmente<br />

las caballerosas buenas maneras y el tono <strong>de</strong> la<br />

amistad, pero terminan persiguiéndose uno al<br />

otro con fusiles en un tenaz altercado por la posesión<br />

<strong>de</strong>l último terrón <strong>de</strong> azúcar que les queda j<br />

para endulzar el café. El tema adquiere una ca-β<br />

Hdad sinfónica en Un vagabundo <strong>de</strong> las islas (que<br />

es continuación <strong>de</strong> La locura <strong>de</strong> Almayer, pero<br />

cuyo argumento antece<strong>de</strong> a ésta). El incipit <strong>de</strong> la<br />

novela es agorero: "Cuando abandonó por primera<br />

vez en su vida la estre­<br />

cha senda <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber..." Y en<br />

cuanto ce<strong>de</strong> a la lujuria, abandonándose<br />

al <strong>de</strong>saseo, a la venalidad<br />

y la errancia, el protagonista,<br />

Willems, empieza a<br />

per<strong>de</strong>r, siempre bajo la mirada<br />

I<br />

<strong>de</strong> los indígenas polinesios, su<br />

formal dignidad <strong>de</strong> hombre<br />

blanco, cristiano, civilizado,<br />

occi<strong>de</strong>ntal. Pero aunque casi<br />

no habrá personaje europeo<br />

que no sea seducido y corrompido<br />

por eso que da título a<br />

otra <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s novelas: El<br />

corazón <strong>de</strong> las tinieblas, pue<strong>de</strong><br />

ocurrir que en alguno <strong>de</strong> esos<br />

protagonistas que han sufiido<br />

una caída moral persista la pequeña, oculta<br />

chispa <strong>de</strong> una dignidad que busca recobrarse.<br />

Asi, cuando el marioio "Lord" Jim ha fallado,<br />

cuando solamente por un instante <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuido<br />

y miedo había visto <strong>de</strong>rruirse aquella rectilínea,<br />

heroica y romántica imagen <strong>de</strong> sí mismo forjada<br />

en sus ensoñaciones <strong>de</strong> aventura, gloria y<br />

honor, cuando mientras intentaba escon<strong>de</strong>rse<br />

<strong>de</strong> "las miradas <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte" ha vivido años<br />

atormentado por esa quiebra que ha tenido ante<br />

los otros, los hombres <strong>de</strong> piel morena, <strong>de</strong> modo .<br />

que <strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong>lante escon<strong>de</strong>rá su vergüenza i<br />

precisamente confundiéndose en medio <strong>de</strong> esos<br />

indígenas y mestizos, pue<strong>de</strong> ser que secretamente,<br />

y acaso inconscientemente, haya estado

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