Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
los pecaba <strong>de</strong> lascivo, Julio compensaba ese <strong>de</strong>fecto (si lo es) con una insa<br />
ciable gana <strong>de</strong> agotar todas las bebidas alcohólicas que encontraba. Quienes<br />
lo conocieron contaban que pudo (en estado avanzado <strong>de</strong> ebriedad, para<br />
darse ánimo) dar la bienvenida a un vapor que venia <strong>de</strong>l Japón hablando<br />
un japonés tan perfecto que el capitán nipón tuvo que traducir al lenguaje<br />
cotidiano <strong>de</strong> la marinería, formada por individuos rústicos e ignorantes, las<br />
palabras tan bellas que Gómez Ferro había pronunciado, no sin antes felicitarlo<br />
(en inglés, para que todos entendieran) por su dominio <strong>de</strong> su hermosa<br />
lengua materna y las oportunas citas literarias que hizo.<br />
Estas faculta<strong>de</strong>s, que <strong>de</strong>spertaron envidia y comentarios en el propio Hermosillo<br />
no fueron suficientes para <strong>de</strong>tener el ímpetu alcohólico <strong>de</strong> ese hombre<br />
tan <strong>de</strong>sperdiciado y tan talentoso, que acabó sus días encerrado a piedra<br />
y lodo en su cuarto, pues pa<strong>de</strong>cía alucinaciones persecutorias. Julio, lo mismo<br />
que Jesús Carlos, se aterrorizaba ante el mar y se encontraba en Guaymas<br />
en aquella ocasión porque hasta ese sitio lo había conducido una larga<br />
parranda sin rumbo fijo, tras lo cual regresó apresuradamente a su natal,<br />
sabroso y terrestre Hermosillo... para salir <strong>de</strong> allí, joven todavía, con los pies<br />
para a<strong>de</strong>lante.<br />
Tras las luchas revolucionarias, que tanto conflicto y dolor trajeron a la familia<br />
(al verse forzados a <strong>de</strong>jar Hermosillo, los Ferro y los Ayestarán perdieron<br />
casa, ocupación y relaciones), Meche<strong>de</strong>s, sin <strong>de</strong>jar su nostalgia ni<br />
aceptar que los tiempos cambian y acarrean consigo la transformación <strong>de</strong><br />
las personas y sus costumbres, siguió cumpliendo escrupulosamente sus diarias<br />
observancias, pero <strong>de</strong> manera paulatina se fueron <strong>de</strong>formando hasta<br />
convertirse en manías. Su preocupación por la higiene, en especial la <strong>de</strong> las<br />
manos, se hizo obsesiva, <strong>de</strong> modo que cuando tejía, <strong>de</strong>shilaba y bordaba,<br />
se las lavaba cinco o seis veces cada hora y, tras enjuagárselas, las rociaba<br />
con esencia <strong>de</strong> azahar y les untaba pomada <strong>de</strong> hamamelis o ya, en tiempos<br />
menos remotos, crema Nivea (nunca <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> acentuar con fuerza el esdrújulo)<br />
que tiene buenas propieda<strong>de</strong>s para la piel, añadía, como disculpándose<br />
por esa concesión a lo industrial.<br />
Cuando habló por primera vez <strong>de</strong> sus experiencias con su mundo floral,<br />
Carlín pensó que se trataba <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> moda que el romanticismo<br />
legó tardíamente a México bajo el nombre <strong>de</strong> "el lenguaje <strong>de</strong> las flores", que<br />
no era sino un recetario para enviar obsequios botánicos a novias, amigas,