Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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Cuna <strong>de</strong>l tráfico marítimo y <strong>de</strong> la guerra naval,<br />
el Mediterráneo, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> tantas<br />
asociaciones, <strong>de</strong> aventuras y <strong>de</strong> gloria que son<br />
el patrimonio común <strong>de</strong> toda la humanidad, no<br />
podía menos <strong>de</strong> ejercer sobre el marinero una<br />
tierna seducción. Es que en esa cuna se meció<br />
la niñez <strong>de</strong> su oficio y el marinero tiene para ella<br />
la mirada que un hombre suele tener por la habitación<br />
<strong>de</strong> niño <strong>de</strong> una muy vieja mansión en la<br />
que innumerables generaciones <strong>de</strong> los suyos dieron<br />
los primeros pasos. Digo los suyos porque en<br />
cierto sentido todos los marinos forman una sola<br />
familia: todos han sahdo <strong>de</strong> ese ancestro audaz<br />
y velludo que, a caballo sobre un leño informe y<br />
remando con una rama curva, realizó la primera<br />
navegación <strong>de</strong> cabotaje en una bahía recoleta<br />
que retumbaba con los clamores <strong>de</strong> la tribu. Es<br />
lamentable que esos hermanos <strong>de</strong> profesión y <strong>de</strong><br />
sentimiento, cuyas generaciones aprendieron en<br />
ese cuarto <strong>de</strong> niño a recorrer el puente <strong>de</strong> un navio,<br />
hayan estado más <strong>de</strong> una vez furiosamente<br />
ocupados en cortarse unos a otros el cuello. Pero<br />
al parecer la vida tiene esas exigencias. Sin esa inclinación<br />
humana al asesinato o a otros géneros<br />
<strong>de</strong> insensatez, el heroísmo histórico no hubiera<br />
existido. Este es un pensamiento consolador Si,<br />
por lo <strong>de</strong>más, se consi<strong>de</strong>ra con cabal imparcialidad<br />
los actos <strong>de</strong> violencia, se percibe que son<br />
<strong>de</strong> pocas consecuencias. De Salamina a Actium,<br />
pasando por Lepanto y Abukir, hasta el <strong>de</strong>sastre<br />
naval <strong>de</strong> Navarin (sin hablar <strong>de</strong> otros encuentros<br />
<strong>de</strong> menor interés), toda la sangre vertida en el<br />
Mediterráneo no ha <strong>de</strong>jado ni un solo rastro púrpura<br />
en el azul sombrío <strong>de</strong> sus aguas clásicas.<br />
Sin duda se pue<strong>de</strong> afirmar que las batallas han<br />
mol<strong>de</strong>ado el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la humanidad, y aún hay<br />
la interrogante <strong>de</strong> si lo mol<strong>de</strong>aron bien o mal,<br />
pero esto ni siquiera vale la pena discutirlo. Es<br />
muy probable que <strong>de</strong> no haberse librado la batalla<br />
<strong>de</strong> Salamina la paz <strong>de</strong>l mundo hubiera permanecido<br />
sensiblemente igual a como la vemos<br />
hoy, formada por la mediocre inspiración y la labor<br />
a corta vista <strong>de</strong> los hombres. Tras una larga y<br />
LA CUNA DEL OFICIO<br />
miserable experiencia <strong>de</strong> sufrimiento, <strong>de</strong> injusticia,<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sdicha y <strong>de</strong> agresiones, las naciones <strong>de</strong><br />
la tierra se ven frecuentemente conducidas por<br />
el miedo: una especie <strong>de</strong> miedo que con un poco<br />
<strong>de</strong> elocuencia vulgar se transforma fácilmente<br />
en rabia, odio y violencia. El inocente e ingenuo<br />
miedo ha sido la causa <strong>de</strong> no pocas guerras. Y<br />
no, a <strong>de</strong>cir verdad, el miedo <strong>de</strong> la guerra misma,<br />
a la cual, en la evolución <strong>de</strong> los sentimientos y<br />
las i<strong>de</strong>as se ha llegado a consi<strong>de</strong>rar como una<br />
ceremonia entre semimística y gloriosa, acompañada<br />
<strong>de</strong> ciertos ritos distinguidos y <strong>de</strong> encantamientos<br />
preliminares en los que ha <strong>de</strong>saparecido<br />
el sentimiento <strong>de</strong> su naturaleza verda<strong>de</strong>ra.<br />
Para captar el aspecto auténtico, la fuerza y la<br />
moralidad <strong>de</strong> la guerra como función natural <strong>de</strong><br />
la humanidad, hay que llevar una pluma en el<br />
pelo y un anillo en la nariz, o, aún mejor, tener<br />
los dientes limados en punta y un tatuaje en el<br />
pecho. Desgraciadamente el retorno a una tan<br />
sencilla ornamentación es imposible. Estamos<br />
atados al carro <strong>de</strong>l progreso, es imposible volver<br />
atrás, y, para mayor infortunio, nuestra civilización,<br />
que tanto trabajó para el confort y el adorno<br />
<strong>de</strong> los cuerpos, por la elevación <strong>de</strong> nuestro<br />
espíritu, ha hecho terriblemente costosa la matanza<br />
legal.<br />
Toda la cuestión <strong>de</strong> la mejora <strong>de</strong> los armamentos<br />
ha sido abordada por los gobiernos <strong>de</strong>l<br />
mundo con un ánimo <strong>de</strong> precipitación nerviosa<br />
e irreflexiva, a pesar <strong>de</strong> que la buena vía se<br />
extendía claramente ante ellos y sólo pedía que<br />
se la siguiera con una serena <strong>de</strong>terminación.<br />
Se <strong>de</strong>bió recompensar con honrosa liberalidad,<br />
como era justo, los <strong>de</strong>svelos y los trabajos <strong>de</strong><br />
cierta clase <strong>de</strong> inventores y <strong>de</strong>spués, usando sus<br />
propios explosivos mejorados y sus armas perfeccionadas,<br />
hacer estallar en añicos los cuerpos<br />
<strong>de</strong> esos inventores, no sin dar al hecho la suficiente<br />
publicidad, como lo dictaba la más elemental<br />
pru<strong>de</strong>ncia. Tal método habria frenado el<br />
entusiasmo <strong>de</strong> las búsquedas en tal dirección sin<br />
perjudicar a los sagrados intereses <strong>de</strong> la ciencia.