14.06.2013 Views

Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ajarán mejor. Hay mucho vino <strong>de</strong> palma... y se<br />

está agriando.<br />

Consintió Kayerts y Makola llevó él mismo<br />

las calabazas llenas a la puerta <strong>de</strong> la cabana. Allí<br />

se quedaron hasta la tar<strong>de</strong> y la señora Makola<br />

las fue mirando una por una. Los hombres llegaron<br />

al anochecer. Cuando Kayerts y Carlier<br />

se retiraron, una fogata ardía entre las chozas <strong>de</strong><br />

los hombres. Sus gritos y su tamborileo llegaban<br />

a los oídos <strong>de</strong> los otros. Algunos <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Gobila se habían unido a los braceros <strong>de</strong> la factoría<br />

y la diversión iba en su apogeo.<br />

En mitad <strong>de</strong> la noche Carlier se <strong>de</strong>spertó al<br />

oír el alarido <strong>de</strong> un hombre y luego un disparo.<br />

Salió corriendo y se encontró con Kayerts en la<br />

galería, asustados los dos. Cuando cruzaban el<br />

patio para llamar a Makola, vieron unas sombras<br />

que se movían en la oscuridad. Una <strong>de</strong> ellas<br />

gritó:<br />

-¡No tiren, soy yo. Price!<br />

Y Makola apareció junto a ellos.<br />

-Retírense, retírense, por favor -urgió-. Van<br />

a echar a per<strong>de</strong>r todo.<br />

-Hay gente extraña -dijo Carlier.<br />

-No importa, los conozco -dijo Makola, y<br />

cuchicheó: -Esto va a pedir <strong>de</strong> boca. Traen marfil.<br />

No digan nada. Sé con quien trato.<br />

A regañadientes, los dos blancos se volvieron<br />

a casa, pero no lograron dormir. Oían pa­<br />

The Milwaukee, barco mercante<br />

sos, cuchicheos, gemidos. Les pareció que entraban<br />

hombres, echaban al suelo algo pesado,<br />

disputaban un rato y se iban. Los dos blancos,<br />

tendidos en las camas, pensaban: "Este Makola<br />

no tiene precio". Por la mañana salió Carlier<br />

soñoliento y tiró <strong>de</strong> la cuerda <strong>de</strong> la campana<br />

gran<strong>de</strong>, a cuyo son venían los braceros <strong>de</strong> la<br />

factoría a la diaria faena, y nadie acudió entonces.<br />

Kayerts salía también bostezando. Al otro<br />

lado <strong>de</strong> la cerca vieron a Makola salir <strong>de</strong> su cabana<br />

con una jofaina <strong>de</strong> hojalata llena <strong>de</strong> agua<br />

<strong>de</strong> jabón en la mano. Negro civilizado, Makola<br />

era muy cuidadoso <strong>de</strong> su persona. Echó las jabonaduras<br />

sobre su lastimoso perro amarillo y,<br />

volviendo el rostro hacia la casa <strong>de</strong> los blancos,<br />

gritó <strong>de</strong> lejos:<br />

-¡Todos los hombres se fueron anoche!<br />

Habían oído bien, pero, sorprendidos, exclamaron<br />

a la vez: "¿Cómo?". Luego quedaron mirándose.<br />

-Buena la hemos hecho -refunfuñó Carlier.<br />

-Es increíble -masculló Kayerts.<br />

-Voy a ver en las chozas -dijo Carlier, dando<br />

zancadas.<br />

-No puedo creerlo -<strong>de</strong>cía Kayerts quejumbroso-.<br />

Cuidábamos <strong>de</strong> ellos como a nuestros<br />

hijos.<br />

-Se han ido con los <strong>de</strong> la costa -dijo Makola<br />

tras un momento <strong>de</strong> vacilación.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!