Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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las disciplinas <strong>de</strong> la comunicación, <strong>de</strong>scubriera el pasado <strong>de</strong> la tía Meche<strong>de</strong>s<br />
quien, por lo <strong>de</strong>más, no lo ocultaba, simplemente lo omitía, pero cedió poco<br />
a poco ante la insistencia <strong>de</strong> su consentido y a mendrugos informativos le<br />
fue confiando una historia banal, previsible, sólo interesante por tratarse <strong>de</strong><br />
un miembro querido <strong>de</strong> su propia familia.<br />
Merce<strong>de</strong>s había sido la más hermosa <strong>de</strong> las Ferro. Un par <strong>de</strong> fotos asepiadas<br />
por el tiempo la mostraban con el cabello ligeramente ondulado y en<br />
total <strong>de</strong>spHegue, a la usanza vieja. Lo tenía ensortijado, <strong>de</strong>cía con restos <strong>de</strong><br />
coqueteria finisecular, y no me da pena <strong>de</strong>cirte, Carlín, que me lo envidiaba<br />
más <strong>de</strong> una muchacha, y entre ellas incluyo a mis propias hermanas, que<br />
fueron todas, quién más, quién menos, lacias. Por esa razón me lo peinaba<br />
mucho, porque así, según <strong>de</strong>cían mis tías, las Maytorena, famosas en Hermosío<br />
por su coquetería fina, se conserva mejor y no pier<strong>de</strong> la quebrazón<br />
natural, que es lo bonito. Y el pecho, exiguo a fuerza <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s y privaciones,<br />
se le abultaba con un suspiro <strong>de</strong> origen indudablemente alfre<strong>de</strong>sco.<br />
Siempre que Carlos chico recordaba las confi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> su tía Meche<strong>de</strong>s<br />
llegaba a la conclusión <strong>de</strong> que las provincianas (toda su familia materna lo<br />
era) no olvidan nunca porque su terruño no les ofrece distracciones sino<br />
encuentros. Allá es más probable volver a ver a quien no se quiere o no se<br />
<strong>de</strong>be y no dudo <strong>de</strong> que Meche<strong>de</strong>s se haya topado muchas veces <strong>de</strong> manos<br />
a boca con el famoso Alfredo ¡que para acabarla <strong>de</strong> fregar se casó con otra<br />
hermosillense y hasta creo que medio parienta nuestra!<br />
Los gran<strong>de</strong>s ojos, la parte más elocuente <strong>de</strong> su rostro, <strong>de</strong>notaban un temperamento<br />
recio confirmado, dirían los charlatanes que entonces se hacían<br />
llamar fisiognomistas, por un mentón rotundo que daba firmeza a la expresión.<br />
No podía Carlín, por mucha curiosidad que le diera, saber si la<br />
tía había tenido buen cuerpo, porque las fotos, cuando no eran <strong>de</strong> la cara,<br />
sólo la mostraban vestida con aquella ropa que apenas insinuaba y jamás<br />
confesaba. Por eso, seguía reflexionando Esquivias junior, muchos matrimonios<br />
se venían abajo -¡pues los maridos se han <strong>de</strong> haber llevado tamaños<br />
<strong>de</strong>scolones! ¡Ay sí que tiene razón el lépero <strong>de</strong> Diego: más vale que nos<br />
enseñen y no que nos prometan sin po<strong>de</strong>r cumplir! Ya me imagino cómo<br />
era antes en la playa, cuando la familia iba a Guaymas y las tías se ponían<br />
una especie <strong>de</strong> camisón bajado hasta el huesito que, para acabarla <strong>de</strong> fregar,<br />
volaba poco pues no sé qué le ponían las mujeres a esos a<strong>de</strong>fesios, que no<br />
se levantaban ni con los vientos marinos más fuertes. Y me late que algunas<br />
<strong>de</strong> las tías han <strong>de</strong> haber estado buenonas, pues terúan fama allá, en la tierra.