Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
la leche a hacer hervores, <strong>de</strong> los cuales extraía la evanescente espuma que le<br />
robustecía el ánimo y la iba vertiendo en la gigantesca taza <strong>de</strong>l mediodía, su<br />
verda<strong>de</strong>ro sosias vitalicio.<br />
Luego, refugiada en la soledad <strong>de</strong> su recámara (atestada <strong>de</strong> estatuas <strong>de</strong><br />
vírgenes, santos y crucifijos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, tallados por la abuela, hábil santera<br />
<strong>de</strong> pueblo), ha <strong>de</strong> haber regurgitado ese manjar como si probara el fiíito <strong>de</strong>l<br />
Edén o, mejor todavía, el maná, pues le satisfacía cualquier capricho <strong>de</strong>l<br />
apetito a tal punto que no volvía a probar bocado, ni siquiera a tomar un<br />
vaso <strong>de</strong> agua, hasta cumplir su liturgia <strong>de</strong>l mediodía. Y no se pue<strong>de</strong> recordar<br />
alguna ocasión en que se quejara <strong>de</strong> tener hambre. Después <strong>de</strong> la comida, se<br />
instalaba en su atalaya doméstica e iniciaba sus liturgias hilan<strong>de</strong>riles como si<br />
acabara <strong>de</strong> disfrutar un banquete <strong>de</strong> seis o siete platillos pantagruélicos.<br />
Fiel sólo a las misas <strong>de</strong>l padre Cardoso y a las <strong>de</strong> Murñlo, que parecía un<br />
apóstol barroco con su barba nivea bifurcada bajo la barbilla, la tía Meche<strong>de</strong>s<br />
no hizo jamás aspavientos catolicoi<strong>de</strong>s: no gimoteaba, como muchas iglesieras<br />
plañidosas, al compás <strong>de</strong> los histéricos sermones <strong>de</strong> viernes santo (que<br />
Meche<strong>de</strong>s llamaba viernes <strong>de</strong> indulgencia) bramados por el inspirado padre<br />
Vértiz, seguro <strong>de</strong> ser coreado por innumerables beatas y ratas <strong>de</strong> sacristía, ni<br />
comulgaba ostentosamente para mostrar a los vecinos su indomable catolicidad.<br />
Los curas <strong>de</strong> la parroquia <strong>de</strong>l Rayo la respetaban y solían platicar con<br />
ella <strong>de</strong> temas que nadie, ni siquiera su propia familia pudo conocer, aunque<br />
se supuso que Meche<strong>de</strong>s hacía algunos donativos mo<strong>de</strong>stos para obras <strong>de</strong><br />
caridad. No era rica: apenas here<strong>de</strong>ra parcial <strong>de</strong> un escuáhdo legado materno,<br />
manipulado por un administrador lejano que para la familia, en especial<br />
para Leandra, <strong>de</strong>spedía un tufo <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonestidad impune. Y la impunidad<br />
se mantuvo siempre, si la hubo, porque primero la esperanza <strong>de</strong> regresar a<br />
Sonora y <strong>de</strong>spués la distancia hicieron imposible ir a pedirle cuentas.<br />
Nunca gozó <strong>de</strong> su simpatía, ni <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la familia, el presbítero Velazquez,<br />
párroco <strong>de</strong> la iglesia. Siempre altanero y dispHcente, excepto ft-ente<br />
a sus promisorios "sobrinos" <strong>de</strong> pupüas visitadas por el rimel y otros acicalamientos<br />
que ponían <strong>de</strong> relieve las protuberancias corporales, espontáneas<br />
o adquiridas, no tenía tiempo, al parecer, para compartir la bienquerencia<br />
que provocaba Merce<strong>de</strong>s entre los curas, subalternos suyos. Acaso alguna<br />
vez, cuando se dignaba pedir Hmosna los domingos, usando una amanerada<br />
bolsa <strong>de</strong> terciopelo rematada por una campanilla que hacía tañer al recibir