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Apuesta por
el clasicismo
A pesar de que toda su tecnología
es acutal -cuenta con
inyección electrónica- mantiene
detalles como la clásica
llave de contacto en el lateral
del faro. Los retrovisores por
debajo de los puños del manillar
son muy atractivos.
Por José Manuel Alonso Fotos: Diego G. Souto
Un guiño al pasado
El movimiento Café Racer surgió hace varias décadas en Reino Unido.
Por entonces, los jóvenes buscaban prestaciones en sus motos de baja
potencia. De ahí que las modificaran, desnudándolas y quitándolas
cualquier aderezo estético que no sirviera para ir más deprisa. Hoy en
día, Triumph hace un guiño a esta cultura con esta Thruxton 900
Una vez abrigados con una chaqueta
McQueen Classic, ideal para la ocasión,
nos instalamos en el duro asiento.
Activamos llave de contacto y
arranca este bicilindrico, con ayuda en
frío del estárter manual, deleitándonos
con un sonido bronco y atractivo
que sale de los escapes. Enseguida nos
damos cuenta que el puesto de conducción
es bueno, a pesar de que las
estriberas están algo retrasadas, lo que
nos crea cierta incomodidad cada vez
que nos detenemos.
Frente a nuestros ojos, dos grandes relojes
analógicos y un cuadro digital
que nos informa del estado de la mecánica.
También llama la atención el
protector de la cadena en cromado y
una pequeña cúpula delantera. Todo
ello rezuma aire vintage.
Una vez en marcha, descubrimos que
no es el vehículo ideal para circular
por las grandes ciudades, ya que la
postura de conducción está pensada
para recorrer distancias largas en carreteras
viradas, lugares donde las suspensiones
y los frenos demuestran su
[nos gusta]
Su estética, terminación y detalles
como la banda dorada que arranca
en la cúpula y pasa por el depósito
[mejorable]
La posición de conducción en
ciudad es incómoda por el amplio
giro y el retraso de las estriberas
valía. A pesar de ello, la dirección
(muy blanda) colabora para hacer más
llevadera la conducción en la urbe, a
pesar de su amplio radio de giro. En su
hábitat idóneo, las carreteras con curvas,
las suspensiones actúan perfectamente
para garantizar una buena relación
entre prestaciones y estabilidad,
ya que la potencia del motor -solamente
69 caballos- permite, a pesar del
corto desarrollo de la caja de cambios
de cinco marchas, circular entre curva
y curva con total garantía y deleite.
El conductor puede disfrutar en estos
recorridos ampliamente, comportándose
esta Thruxton como una auténtica
campeona... precisamente, razón
por la que fue creada en su día.
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