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RS6
AVANT
día siguiente en todos los periódicos... y no por hacer
un ‘hat trick’.
Si en ningún momento me han sudado las manos
ante tanto empuje es porque el RS6 tiene un aplomo
descomunal y la dirección (varía su desmultiplicación
en función de la velocidad) da toda la confianza
del mundo. Lo mismo que los espectaculares
frenos, con discos perforados de 390 mm y pinzas de
seis pistones. Cabe la opción de sustituir los discos
de acero por otros carbocerámicos (¡por 10.880 euros!)
para ofrecer mayor resistencia a la fatiga y me
jugaría mi sueldo de un año (total, más calderilla para
Ronaldo) a que el portugués no dejó pasar la
oportunidad de cogerlos.
Alcanza los 305 km/h
Dejo al fin la autovía; mi recorrido me devuelve al
núcleo urbano. Un grupo de chavales inmortaliza la
silueta del Audi a la puerta de un instituto y un
veinteañero aprovecha un semáforo en rojo para
echarse las manos a la cabeza y preguntarme algunas
cifras: potencia, 560 CV; 0 a 100, 3,9 segundos,
y una velocidad que se queda en 250 km/h, estira su
límite hasta 280 (opcional) o se desmelena para alcanzar
305. Sobra decir que no estaba yo para mirar
el cuentarrevoluciones hacía un rato, cuando aplastaba
por un momento el acelerador (un vistazo al
Head Up Display... y gracias), pero sí me sorprende
lo relajado que puede llegar a funcionar ahora, camino
de la redacción tras dejar atrás la Ciudad
Deportiva del Real Madrid: 1.800 rpm a 120 km/h
24 reportaje
Los frenos carbocerámicos cuestan 10.880 euros y me jugaría mi sueldo del
año (calderilla para Ronaldo) a que el portugués los monta en su coche
en su larguísima octava (sí, su cambio Tiptronic es
de 8 velocidades), 2.200 si voy en séptima y 2.800
si reduzco a sexta por medio de sus rápidas levas. E,
incluso en marchas largas y a bajísimas velocidades,
un pisotón repentino hace que el motor agrave su
bramido y libere al instante los 700 Nm, recordando
que la ‘fiera’ descansa pero sigue alerta.
Lo que he echado en falta en un modelo tan radical
es una gestión electrónica que permita a Ronaldo
llevar a su hijo con suavidad y sin que se despierte,
como podría hacer con un Porsche 911 Turbo. Esto
es algo que sí se ha conseguido en materia de suspensiones,
que en modo ‘Dynamic’ son durísimas y
en ‘Comfort’ resultan confortables (nunca blandas),
pero la entrega de par es incluso en esta configuración
demasiado brusca y cuesta salir de un semáforo
sin que el primer impulso te sacuda el cuello.
Justo cuando aparco me confirma la radio del coche
que la entrega del Balón de Oro será a las ocho de la
tarde. Compruebo entonces que he hecho una media
de 20 litros en ciudad, a lo que añado que me ha
costado un sufrimiento dejarlo en poco más de diez
litros en carretera. Sí, lo sé; ni eso ni los 129.100 euros
que cuesta el coche (‘pelado’ de opciones) supondrán
el menor problema para Cristiano.
De nuevo ante mi escritorio enciendo la televisión,
a la que echo continuos vistazos mientras empiezo
a escribir estas líneas. La ceremonia es lenta (pesada,
incluso), pero al final llega el momento en el que
Pelé abre el sobre, muestra su fácil sonrisa y se dispone
a encumbrar al ganador: “El nombre es...”
Agradecemos al Ayuntamiento de Algete su
colaboración para la realización de este reportaje.